viernes, 7 de marzo de 2025

"Cosas nuestras" | Ilu Ros | miércoles 12 marzo | 20 h

 




LA NIETA QUE DEJÓ EL INSTAGRAM 
PARA HABLAR CON SU ABUELA


La abuela está haciendo cosas en la cocina y canturreando sus coplillas, mientras la nieta no quita la mirada del móvil. "Déjate de Instagram y habla con tu abuela", le dice Resurrección a la chica en un momento dado. Así empieza Cosas nuestras, el libro de la ilustradora murciana Ilu Ros, publicado por la editorial Lumen, que establece una conexión entre dos generaciones de mujeres a través de los gustos musicales de ambas. Así, en las páginas de esta cuidada publicación desfilan desde aquellas estrellas de la copla que escuchaba la abuela -Juanita Reina, Miguel de Molina, Concha Piquer o Rocío Jurado- hasta ídolos musicales actuales, como es el caso de Rosalía o Nathy Peluso. Estas estrellas de la canción de distintas épocas se convierten en el nexo de una charla sincera en la que se abordan temas como la inmigración o el feminismo.





Para este primer trabajo que publica en España, la ilustradora -que se encuentra viviendo en Madrid después de una estancia de siete años en Londres- ha acompañado sus imágenes con textos y letras de canciones. "Lo que he querido hacer con este libro es rendir un homenaje a mi abuela y a toda su generación. Y pensé que la música, que es algo que te puede emocionar y evocar recuerdos, era una buena conexión. Cuando mi abuela escuchaba sus canciones se acordaba de su juventud y de otros momentos de su vida. Es una buena manera, además, de explicar el contexto de la España de entonces". 

Esta charla en una cocina que ha plasmado Ilus Ros con sus ilustraciones le ha servido a la artista murciana para acercarse e intentar entender aquel mundo que habitó su abuela. En el caso de la música, dice, "a veces se siente un cierto rechazo por la copla, porque la relacionamos con un momento de España que no nos gusta, que es muy oscuro, como fue la España franquista; pero es un género que estuvo antes y que está después. Y dentro de la copla hubo gente que intentó sortear la censura con las letras de sus canciones". Los temas que le gustaban a la abuela de Ilu solían estar interpretados por mujeres, pero en el libro también aparecen algunos de sus autores, como Federico García Lorca o Rafael de León.

"Venga, abuela, dime otra que te guste", le anima la nieta en una de las páginas del libro. "A ver...". Y saca a relucir a la gran Lola Flores, aquella de la que dijo The New York Times: "No canta ni baila, pero no se la pierdan". Pero, ¿qué pensaría la abuela Resure si escuchara a la revolucionaria Rosalía? "En el libro me imagino esa situación. La nieta le pone algunas de sus canciones y no le gusta tanto como Juanita Reina, pero bueno... además entiende, porque tiene una mentalidad abierta, que tengan gustos diferentes". 





Emigración y feminismo

Pero no sólo de ídolos musicales se habla en Cosas nuestras, porque esta conversación cotidiana y cercana entre los dos personajes da mucho de sí. "Este libro ha sido como una especie de cura de humildad en cuanto a no mirar por encima del hombro las cosas que pasaron antes. Porque, somos lo que somos gracias a los que estuvieron antes que nosotros".

Así, por ejemplo, abuela y nieta hablan de la emigración. "Mi familia emigró a Francia en los años sesenta, como tantos murcianos, y yo, cuando estaba haciendo el libro, estaba en Londres y, por lo tanto, también era emigrante. Me di cuenta de lo que tenía que haber sido para mis abuelos irse con cuatro niños a Francia...". En el libro, la abuela cuenta que trabajaban todos cogiendo verdura y que los niños iban a la escuela, pero los fines de semana también ayudaban. Ella sólo llegó a chapurrear el francés, porque la gente con la que se relacionaban en su mayor parte también eran españoles.

"Al ser abuela y nieta, el condicionante de género está ahí", apunta Ilu Ros, quien destaca que aunque en la época de Resurrección las mujeres estaban privadas de muchas libertades, "y más tratándose de la dictadura franquista", hubo muchas que hicieron grandes cosas por el feminismo, "incluso sin saberlo". Otro de los temas que se aborda en Cosas nuestras "es la maternidad como una parte más de la vida. En el caso de mi abuela, ella tuvo familia numerosa, se le murió un niño...".


Explorando el Madrid confinado

Cuenta Ilu Ros que a los pocos meses de trasladarse a Madrid, ya con Cosas nuestras bajo el brazo, comenzó el confinamiento que le impidió en aquel momento explorar la ciudad a través de sus ilustraciones como ya hiciera en Inglaterra. "Para conocer mejor Londres dibujaba mucho las fachadas que más me llamaban la atención, como las victorianas. Cuando vine a Madrid, a los dos o tres meses nos confinaron y me quedé sin poder descubrir la ciudad, así que me asomaba al barrio o me metía en Google para dibujar fachadas como hice en Londres, pero por la situación todas las imágenes son de gente confinada".

Se trata de una colección que "hice para despejarme un poco del trabajo que estaba realizando en ese momento con otro libro que saldrá el año que viene, también con Lumen", explica; y añade satisfecha que estas ilustraciones del confinamiento "están todas vendidas".

Ilu Ros, hija del escritor muleño Francisco Ros, señala que el acercamiento a la creatividad le viene de alguna manera de su padre, aunque él en la vertiente literaria y ella, a la vista está, en las artes plástica. La joven ilustradora murciana estudió Bellas Artes en la Universidad de Murcia y, más tarde, siguió formándose en Granada con una beca Séneca. 

Su obra, con un estilo muy personal -"eso me lo dicen bastante"- y con una paleta muy amplia de colores ya fue apreciada por las editoriales neoyorquinas Lit Riot Press y Garn Press, con quienes publicó en inglés Hey sky, I’m on my way!, un libro sobre grandes mujeres de la historia.





Una artista impaciente

"Utilizo materiales que me permiten trabajar rápidamente, porque soy un poco impaciente. Al final, utilizo acuarelas de secado rápido, rotulador, lápices... que no me hagan esperar como si fuera un óleo", cuenta Ilu Ros, quien se siente especialmente atraída por el retrato. 

"Me gusta mucho escuchar a las personas y saber sobre lo que hacen y el retrato es una manera de conocer mejor a alguien", asegura esta murciana cuya aspiración "es poder vivir solo de esto, de dibujar, que es bastante difícil; cuando digo vivir quiero decir mantenerme bien, teniendo una vida normal, jajaja".

 
CRISTINA FERNÁNDEZ | 14 AGOSTO 2020
Fuente: https://murciaplaza.com/murciaplaza/noticia11914



ENTREVISTA A ILU ROS 


La ilustradora nacida en Mula habla de sus inicios en el mundo de la ilustración, de su primer libro  'Cosas nuestras' y de 'Federico', un libro ilustrado sobre la vida de Federico García Lorca.







miércoles, 12 de febrero de 2025

"Opiniones de un payaso" | Heinrich Böll | miércoles 19 febrero | 20 h

 



UNA CRÍTICA DESPIADADA A LA EUROPA BURGUESA

Hans Schnier es hijo de una familia burguesa, acomodada y acaudalada, en la República Federal Alemana de mediados del siglo XX. Hace ya más de una década que la IIª Guerra Mundial ha acabado. Los efectos del Plan Marshall y de la intervención capitalista, para evitar la extensión del ideario comunista y socialista por la Europa occidental, han surtido ya plenos efectos. Hasta el punto de que la sociedad europea elitista, separada por una tenue capa de vanidad intelectual y cultural respecto al vulgo, hacinado ahora en barrios de bloques obreros construidos a toda velocidad con afán de control y contención, resurge ahora de sus cenizas. Una reconstrucción socioeconómica y cultural que ha recuperado los viejos vicios de este elitismo y ha incorporado otros nuevos.

Ante esta restauración del antiguo clasismo centroeuropeo en la sociedad alemana, Hans Schnier representa una fuerte reacción, casi podríamos decir que alérgica, a todo lo que esto trae consigo en todos los niveles de su sociedad. Tal es la magnitud de este rechazo que aparece y se expresa ante nosotros de una forma claramente virulenta, también a varios y distintos niveles. En el nivel social, Hans opta por una profesión, la de “payaso”, con la que se hace burla de los valores burgueses y se pone en solfa su pretendido elitismo cultural. En un diálogo de Hans con su familia, cuando le interrogan sobre su futuro, extrañados, le preguntan si quiere ser “actor”, a lo que él responde insistiendo en la elección más denigrante para su clan; actor no, payaso. Será esta mirada del “payaso”, (presuntamente) en el inframundo de la consideración cultural y laboral, la que diseccione a la sociedad alemana de su época.

Con esta decisión, Hans rechaza voluntariamente a sus raíces: reniega de su familia, desprecia el destino que tenían pensado para él y reúsa utilizar el paraguas protector de su condición para aspirar a beneficios o favores. Es más, sus hábitos y costumbres lo han conducido hacia una deriva que, en lo económico, lo ha llevado a ocupar el escalón más bajo de entre los payasos; cobrando por debajo de los treinta marcos alemanes por actuación. Esta quiebra económica aumentará las tensiones con su contorno inmediato que, en lugar de ayudarlo por la simple protección de la vida humana, por el mantenimiento humanitario de su dignidad y subsistencia, se limitan a ponerle trabas en forma de condicionantes, excusas o amenazas de distinto tipo. Otra forma más de mostrar la quiebra moral producida con la llegada del economicismo a las relaciones personales.

En lo personal, Hans parece vivir ante nuestros ojos lectores en una penuria sin posibilidad de remisión. Con todo, no estamos ante un caso de vagancia o de desidia, sino de las decisiones libres de un talento innato para la actuación, cuyas equivocaciones y riesgos (además de las mezquindades ajenas) ha relegado a ser la patética sombra de lo que una vez pudo haber sido y ya no podrá ser. Este descenso libre a las catacumbas se acompaña, siempre y en todo caso, de los empujones de los demás. Activos, cuando contribuyen con sus decisiones a ponérselo cada vez más difícil. Y pasivos, cuando le niegan el auxilio necesario para mejorar sus condiciones de vida o, simplemente, darle una oportunidad de empleo –que Hans no remolonea a la hora de buscar, a pesar de todas las trabas-.

Por si esto fuera poco, este descenso a las cloacas ha acabado por expulsar de su vida no solo a su familia, sino también al amor de su juventud: Marie. Tras varios años de relación, y haber pasado juntos las una y mil peripecias, Marie vuelve al entorno de seguridad del que Hans lo mantenía apartada. Para ella parecen pesar más sus convicciones morales, declaradamente católicas aunque en la práctica muestres una más que notable relajación, que aquella vida de libertad a la que Hans le abría las puertas de par en par. Al explorar la relación de ambos, y asistir a los intentos del payaso de Bonn por recuperar a su amor, nos internamos también en unos principios morales donde el catolicismo de neón campa a sus anchas: mucho más llamativo y espectacular en sus declaraciones de intenciones que en sus voluntades o sus hechos.

Tras esta novela social de arquitectura sólida y discurso crítico sublime que es “Opiniones de un payaso” (Seix Barral, 2017; reeditada a partir de una traducción de 1965 y un texto publicado originalmente en alemán en 1963), está el todavía escasamente reconocido por estas tierras Heinrich Böll (Alemania, 1917-1985), un autor reconocido con el Premio Nobel de Literatura en 1972, por haber sido una de las miradas más independiente y audaz de la Europa de postguerra, y por poseer una pluma excepcional. Capaz de legarnos obras tan sólida como ésta, y que ha alcanzado una de sus cumbres con la que es, en opinión de quién esto escribe, uno de los mejores textos literarios del siglo XX: “El honor perdido de Katharina Blum” (Seix Barral, 2010; originalmente publicada en 1974). Ambas novelas son lectura obligatoria en la comprensión de la Europa de postguerra y, a pesar del tiempo transcurrido, ambas guardan todavía luces y verdades contemporáneas.



Heinrich Böll junto a su casa en Achill (Irlanda)

Aquí está también esa tendencia de Böll, más que demostrada en vida, por ejemplo, con su encendida defensa de Wolf Biermann contra los ataques de la RDA, a defender una sociedad abierta basada en la moral pública, la solidaridad con el Otro o la generosidad. De esta creencia se deriva su suspicacia, y ataque frontal, contra la hipocresía de las religiones (especialmente, de la religión católica), contra la represión o la acción coercitiva generada por los aparatos institucionales del Estado, o contra la capacidad del ser humano para participar amoralmente de los engranajes organizativos del gobierno forzando la máquina de destrucción compasiva hasta el fin mismo de la vida humana (sea por la vía directa, o por la indirecta).

La comunidad lectora española debe aprovechar la oportunidad de acercase a la obra extraordinaria de este nombre fundamental de la literatura universal. Un autor e intelectual brillante cuya mirada crítica asistió, en vivo y en directo, al asentamiento de los cimientos de la sociedad que hoy tenemos. Y que, como otros hicieron en su día, dejó escrito con inteligencia extraordinaria, e incluso podría decirse que con ciertas dotes de adivinación, los vientos y las tempestades que de aquellos cimientos se derivarían.

No es casualidad que en “Opiniones de un payaso” (1963) se nos hable del odio al desfavorecido (hoy conocido por el rimbombante nombre de “aporofobia”), de la demasiada apariencia y poca moral tras los discursos religiosos, del descrédito de la piedad y la compasión como valores fundamentales (y fundadores) de lo humano…. Son elementos actuales hoy, pero derivados de una modernidad que Heinrich Böll vivió y analizó en primera persona. 

Su plena validez aún hoy, hace a su persona más interesante, a su obra más relevante y a su legado más extraordinario con el paso del tiempo. Y esto solo pasa con los más grandes.


FRANCISCO MARTÍNEZ HIDALGO |  8 FEBRERO 2018
https://www.fantasymundo.com/opiniones-payaso-heinrich-boll-una-critica-despiadada-la-europa-burguesa/






HEINRICH BÖLL: EL ESCRITOR, EL HOMBRE por Fernando Aramburu



Un escritor, bien. Un contador de historias, también. Con tales definiciones se mostraba Heinrich Böll conforme; pero ocurre que sus contemporáneos se empeñaron en asignarle apelativos que él repetidamente rechazó.

No le hacía ninguna gracia que lo calificasen de escritor cristiano, por más que durante toda su vida profesara la fe con sostenido convencimiento. Mayor irritación le causaba el ser conceptuado de moralista. Fue, sí, un hombre de su tiempo, atento a las cuestiones sociales. Un hombre que a menudo alzó la voz, que participó en movimientos de protesta y expuso sus opiniones políticas en innumerables entrevistas, artículos, conferencias. Un entrevistador le preguntó en cierta ocasión cómo se explicaba que para un gran número de ciudadanos alemanes él representara algo así como la conciencia moral de Alemania. Respondió sin vacilar: “Porque hay muy poca conciencia.”


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jueves, 9 de enero de 2025

"La piel fría" | Albert Sánchez Piñol | miércoles 15 enero | 20 h

 



Vivimos momentos apasionantes para la ciencia-ficción en nuestro país; seguramente estamos ante la mejor época del género en España. Las claves de este éxito son varias, desde el acercamiento propiciado por Internet hasta la eclosión de una nueva generación de escritores que han encontrado, por otra parte, una motivación decisiva en el gran número de revistas y colecciones con capacidad para publicar sus obras. Pero si hay que señalar la razón más importante de todas, ésta seguramente se encuentra en la apertura de fronteras, el mestizaje con géneros afines y la ampliación de los ya extensos territorios pertenecientes a la ciencia-ficción. Y no es un fenómeno exclusivamente autóctono. Sólo hay que echar un vistazo a las últimas ediciones de los grandes premios en lengua anglosajona y a la procedencia generalista de muchos de los autores actuales. Por un lado, este fenómeno abre un interesante debate sobre identidades perdidas, pero por otro asegura un aumento de calidad literaria que difícilmente habría sido posible desde el enquistamiento y la estasis.

En un proceso lento pero firme, escritores como Somoza, Loriga, del Toro y otros muchos transitan sin miedo por los mismos caminos que otros escritores más cercanos, veteranos y recién llegados, que todos tenemos en mente. Lo cierto es que hasta el momento, la cf española ha dado escasas muestras de grandeza. Muy pocas novelas han atesorado la calidad suficiente como para medirse en igualdad con la competencia anglosajona, y seguramente ninguna ha sido capaz de dar el gran salto y ser tomada en consideración por la crítica de literatura general, siempre vuelta de espaldas a nuestro amado género. Hasta ahora.

Desde una fuerte convicción personal arriesgaré la siguiente afirmación: La piel fría es la mejor novela en la historia de la ciencia-ficción española, un clásico en ciernes. Su autor es Albert Sánchez Piñol (1965), precisamente uno de esos nuevos escritores "de fuera". La pell freda, cuya edición original en catalán vio la luz en 2002, fue traducida al castellano al año siguiente, provocó rápidas adhesiones y corrió de boca en boca por los mentideros de la crítica literaria española. Recibió el Premio Ojo Crítico de Narrativa y despertó el interés de varias editoriales extranjeras, de tal modo que está próxima a convertirse en una de las novelas modernas escritas en catalán traducidas a un mayor número de idiomas.

La piel fría ahonda en profundidades inaccesibles para otros autores, algo constatable desde el primer párrafo. Novela circular de construcción perfecta, su argumento se resume en una sola línea: dos hombres encerrados en un faro se defienden, noche tras noche, del asedio al que lo someten unas criaturas submarinas. Como en las grandes novelas de las que se nutre, su esencia reside en el proceso mental de los personajes, sus relaciones, directas y con el entorno, y su manera de afrontar y entender la realidad de la situación en que están inmersos. En superficie, La piel fría retrotrae a la corriente decimonónica de la novela de aventuras, flirtea con los géneros de misterio y terror y sustenta su desarrollo en uno de los temas recurrentes de la ciencia-ficción, el de la especie inteligente ajena e incomprensible para el hombre. El autor crea a los extraños citauca (no es el único juego nominal) y sus comportamientos desde referentes bien conocidos como Lovecraft y Hodgson, y encuentra la inspiración (en algunos puntos intertextualidad) en la obra maestra de Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas, para configurar un apasionante estudio que indaga en la polisemia de la actitud humana y el relativismo del comportamiento moral.

Piñol maneja una prosa clara, adictiva, universal, rica en metáforas que buscan, junto al texto, la bipolaridad del sentimiento y el hacer humanos. Así, el interior se contrapone al exterior, el presente al pasado y el raciocinio a la pasión en una historia de carácter cíclico en la que se evidencia que por mucho que cambie el hombre a través de las generaciones, siempre seguirá sujeto a las mismas pautas, a los mismos deseos atávicos. Y es que de eso trata en realidad esta apasionante alegoría cuya trama se devora de forma enfermiza y cuyo contenido oculto invita al lector a buscar la condición humana en el otro.

Albert Sánchez Piñol ha declarado su intención de alertar con esta obra sobre el peligro que representa la falsaria costumbre actual de animalizar la imagen del enemigo y presentarlo como una bestia carente de condición humana. Ha utilizado un escaso número de herramientas: una amenaza incomprensible, dos hombres de distinta formación, un tesoro a defender y una isla que permanecerá en el recuerdo del lector para siempre. Con ello ha logrado mucho más que lo pretendido y ha escrito, en mi opinión, la mejor novela española del género, la primera en traspasar fronteras, una obra que el autor anuncia, a pesar de su carácter autoconclusivo, como principio de una trilogía.

Que la espera no sea larga. 


SANTIAGO L. MORENO - BIBLIÓPOLIS
http://www.bibliopolis.org/resenas/rese0326.htm




ENTREVISTA A ALBERT SÁNCHEZ PIÑOL 

"No entiendo todo ese drama de ‘la página en blanco’. Yo trabajo con planos de obra. No creo en la improvisación"

MARZO 2006

Algunos libros no necesitan de excesivo marketing publicitario por parte de las editoriales porque se venden solos. Este es el caso de "La piel fría", del escritor catalán Albert Sánchez Piñol. El boca a boca funcionó porque quienes leíamos el libro lo recomendábamos, y aunque no es justo que sólo algunas obras tengan marketing y otras no, "La piel fría" puede jactarse de haberse vendido solo. Un mérito, por supuesto, de su autor.

Primera parte de una trilogía muy particular, "La piel fría" cuenta una -o varias- historias de hombres y seres aparentemente humanos que conviven en guerra, huyendo de sÍ mismos y luchando por sobrevivir a su manera.

Escrita originalmente en catalán, llegó finalmente a nuestras manos traducida al castellano, pudiendo así llegar a un público más amplio.


Albert, en un principio "La piel fría" se presenta como una novela de terror, fantástico y aventuras, sin embargo el uso de los asesinos marinos no son más que un leit motiv para la verdadera historia ¿no es así?
En efecto. El elemento fantástico es una excusa para hablar de otros temas, como la alteridad y el miedo a la alteridad. Pero entiendo que a esta novela se le apliquen las etiquetas de relato fantástico, de género e incluso de ciencia ficción (?). Esto último es muy discutible. El problema es que La piel fría se sitúa en unas coordenadas narrativas que no permiten clasificarla fácilmente.
 

¿Cómo se te ocurrió la idea de estos "animales" tan especiales y esa forma tan sobrecogedora de atacar?
Bueno, es una vieja historia. En la facultad de antropología teníamos algunos profesores tan horrendamente mediocres que durante sus clases, en lugar de dormir, aprovechaba para inventarme sociedades fantásticas. Más tarde me di cuenta de que los "carasapos" ("granotots" en catalán) podía aprovecharlos de algún modo narrativamente. Y posteriormente vi las posibilidades de convertirlos en un personaje colectivo.
 

Además de escritor eres antropólogo ¿te ha servido la antropología para dar vida a tus criaturas marinas? Incluso diría yo... ¿hasta qué punto te ha dado confianza en hacerlas tan creíbles?
La antropología es un instrumento idóneo para crear mundos literarios. No sólo por la perspectiva que implica, también por la flexibilidad que aporta en las materias narrativas.
 

Personalmente me he quedado con ganas de saber más de ellos... pero esa sería otra historia ¿verdad?
Por mi experiencia con grupos de lectores, ese es un clamor general. Sin embargo, preferí escribir un relato en el que la historia real estuviera fuera del texto. Cada lector construye una visión respecto a los citauca, y cualquier clarificación por mi parte tan solo conseguiría mutilarla.
 

Centrándonos en lo que es y no lo que podía ser... Nuestros hombres sufren un proceso drástico en esa isla que les cambia completamente, pero ¿influye su pasado de alguna forma, sus creencias, sus experiencias vividas, o sólo lo que viven en la isla...?
En el fondo la estancia en esa isla implica un viaje. Un viaje intelectual, pese a las dosis de violencia. Los protagonistas son capaces de ver la realidad que se esconde detrás del horror, pero quizás no son capaces de asumirla.

 
Profundizas, eso he visto yo, en una historia de supervivientes, en sus instintos primitivos, sus necesidades primarias -incluso emocionales-, y lo haces teniendo a dos personajes aparentemente opuestos: Batís Caffó y Kollege…
Exacto. La idea era encerrar en un faro a los tres personajes más antipódicos que pudiera imaginar: un loco, un fugitivo y una "sirena", por llamarla de algún modo. Sin embargo, la historia nos muestra que posiblemente no son tan diferentes.
 

Tu novela en principio son historias casi paralelas: la de las criaturas marinas (los citaucas) y esa batalla continua contra los hombres -o viceversa-, y la de dos desconocidos que tienen que convivir a la fuerza. Conforme lees se ve que ambas historias son una: imprescindibles juntas pero ¿no es necesariamente el contacto más íntimo con alguno/s de estos seres lo más importante para este desarrollo?
Es muy importante. La piel fría no es un ensayo de etnografía fantástica, es una novela. El acercamiento entre el protagonista y los "otros" se produce a partir de la afectividad, por distorsionada que aparezca en esas circunstancias.

 
¿Es también una historia de comprensión-incomprensión?
Absolutamente. Yo aún diría más: de relaciones fracasadas. La primera frase del libro resume toda la historia.

 
¿Podemos decir que nos invita a la reflexión además de hacernos pasar un rato trepidante? Yo al menos lo afirmaría rotundamente.
Una lectura epidérmica, interpretando La piel fría como un libro de aventuras, es muy legítima. Pero quien quiera encontrar otros elementos podrá hacerlo porque están allí.
 

Tus protagonistas ¿de qué huyen en realidad?
De ellos mismos, claro. Pero no lo saben. O no quieren saberlo.
 

Decía Milan Kundera en "La insoportable levedad del ser" algo así como que los personajes no existen, surgen con las circunstancias... Cuando se produce la tregua vemos una de las partes más tiernas, impactantes y curiosas de la novela, pero debo confesarte que yo no sabía que fuera sólo una tregua... llegué a imaginarme que la historia iría por otros derroteros al conocer a estos nuevos "invitados" en la novela. ¿Tuviste claro siempre nudo y desenlace o algunas cosas o personajes fueron cambiando, surgiendo de tu mente conforme avanzabas...?
Yo siempre escribo con un guion muy detallado. De hecho, escribir es el último paso del proceso literario. Aunque el libro tiene una estructura aparentemente simple, la composición me resultó muy y muy difícil de planificar en todos sus detalles. En un "espacio escénico" tan restringido como ese islote, los personajes habían de ser muy potentes para aguantar doscientas páginas.

 
Cualquier lector puede sorprenderse en el inicio de la novela -creo que no destripamos nada importante teniendo en cuenta lo que cuenta la solapa del libro- cuando el hombre que vive en el faro no aprovecha -cuando la tiene- la oportunidad para irse de la isla. Ahora me sonrío porque he leído el libro y conozco los motivos. ¿Ese final tan sorprendente que conocen sólo los lectores surgió cuando ibas terminando la novela o estaba allí desde el inicio?
Insisto en el tema del trabajo previo a la redacción. No entiendo todo ese drama de "la página en blanco". Yo trabajo con planos de obra. No creo en la improvisación. Como máximo, sobre la marcha pueden alterarse alguno detalles, no más.
 

Albert, ¿qué puede dar más miedo que la muerte?
Siempre he pensado que el terror a la muerte es inducido. A veces por nosotros mismos. Me da la impresión de que la gente horrorizada por la idea de la muerte se engaña a ella misma. En general es mucho más cómodo preocuparse por problemas insolubles que atreverse a afrontar aquellos que sí tienen solución si nos esforzáramos por trabajarla.

 
¿No asusta tener ya en tu curriculum críticas tan fascinantes como las que se han dedicado a tu primera novela y a tu calidad literaria? No digo que tengas que ser un anciano para que se te reconozca y perder el miedo, pero estamos hablando de una primera novela de un tipo nacido en el 65 que ha despertado verdaderas pasiones entre los lectores. No has sido un descubrimiento sólo para mí…
Como diría alguien: ¡Me gusta que me haga esta pregunta! Esto de escribir te hace sentir joven. Si eres futbolista, con cuarenta tacos estás para el arrastre. En cambio, un novelista de cuarenta es un chavalote que justo empieza.
 

Una curiosidad final: Originalmente la historia está escrita en tu lengua, catalán, sin embargo el libro se ha traducido al castellano. ¿Por qué motivo no fuiste tú mismo quien la tradujo?
Por pereza. Y por miedo a que se me colaran catalanadas sintácticas. (Espero que no haya muchas en esta entrevista)
 

¿Tanta confianza tenías en que la traducción sería buena o la revisaste antes para dar el visto bueno?
Las dos cosas. A medida que los capítulos me llegaban por internet los revisaba uno a uno, modificándolos y enriqueciéndolos con aportaciones de mi cosecha. El castellano es un idioma demasiado rico como para resistir esa clase de tentaciones.
 
Y la última pregunta que todos los lectores estarán deseando saber (me incluyo) ¿qué es lo próximo que leeremos con tu firma?  
Mi segunda novela: Pandora en el Congo. Aparece este otoño. En La Campana en catalán y en Suma de Letras en castellano. Y un dato al respecto: en alguna ocasión he comentado que La piel fría era la primera parte de una trilogía. Sí, pero no con la continuidad clásica de personajes y argumento. Pandora en el Congo contiene elementos estructurales de La piel fría (el elemento fantástico que se proyecta, personajes encerrados en un claro de la jungla en vez de en una isla, el esquema de un relato de aventuras clásico) pero toca temas muy diferentes.

 



ANIKA LILLO  
https://www.anikaentrelibros.com/entrevista-a-albert-s-nchez-pi-ol-por--la-piel-fr-a-





ADAPTACIÓN CINEMATOGRÁFICA


En una isla perdida en medio del océano, dos hombres se defienden, noche tras noche, resguardados en un faro, del asedio de unas extrañas criaturas marinas. Sometidos a la extrema tensión, sin entender las razones del ataque, tendrán que replantearse cómo enfrentarse a lo desconocido.


Dirigida por Xavier Gens  (España, 2017)











miércoles, 11 de diciembre de 2024

"Malaventura" | Fernando Navarro | miércoles 18 diciembre | 20 h

 



Me ha parecido leer en los quince relatos que componen “Malaventura” una niebla amarilla que los enturbia y los ensucia con la tinta ocre de la fatalidad, de lo que no tiene remedio por mucho que sus protagonistas se revuelvan en el albero y se rebelen inútilmente contra el inevitable destino. Y tiene esa niebla una presencia y un peso tan físicos y contundentes que me ha parecido también como si en cada relato, en cada página, casi en cada frase, su autor, Fernando Navarro, me gritara a la cara que él es un tipo (uno de los buenos) acostumbrado a ver la realidad a través del objetivo de una cámara.


Acueducto de Fernán Pérez (Cabo de Gata)



Desierrto de Tabernas (Almería)


Quizás, por ello, la palabra que más he leído referida a este libro sea Western. De hecho, esta palabra se repite hasta tres veces en la propia faja que abraza al libro —magníficamente editado, por cierto, por Impedimenta—, en unas letras negras sobre un  adecuado fondo color mostaza, donde guionistas y cineastas de la talla de, entre otros, Jon Bilbao, Rodrigo Cortés o los hermanos David y Jonás Trueba, logran seducir con sus elogios al curioso lector. 

Sin embargo, estos relatos no ocurren en el lejano Oeste, sino en un Este muy cercano, muy andaluz y muy murciano. Desde el primero hasta el último me he sentido atrapado en un territorio reconocible a la vez que difuso, que mi imaginación y algunos detalles entre líneas han querido situar, más o menos, entre el desierto de Almería, la Alpujarra granadina, la serranía jienense y la huerta murciana. Allí me ha parecido reconocer una especie de Macondo de paisajes secos, áridos y hostiles, un territorio que mi tocayo Navarro ha convertido en protagonista indiscutible e imprescindible. Y es que las historias de estos relatos podrían ocurrir en cualquier lugar del mundo, pues abordan temas tan universales como el amor y el odio, la venganza, la maternidad o las infancias truncadas y, sin embargo, es en este territorio —¿inventado?— donde adquieren su total y más jondo significado.


Las Negras  (Cabo de Gata, ca. 1970)


Sí, he escrito “jondo”: aunque la rima y la métrica solo estén presentes de modo directo en el relato titulado “Martinete”, sí hay en todas y cada una de las páginas del libro, a raudales, un lirismo muy flamenco y muy gitano, cantado con una musicalidad y un timbre secos, afilados y desgarrados. No en vano, el libro se abre con una cita a una leyenda del cante jondo como es Tía Anica la Piriñaca: “Cuando canto, me sabe la boca a sangre”. No es difícil imaginar a Fernando Navarro relamiendo el sabor a sangre de sus labios al contar estos cuentos. Como tampoco será difícil que algunos de sus pasajes harán morderse la lengua a más de un lector. Así de aterradoras y plásticas son muchas descripciones.

Y que conste, que Malaventura no es un libro de terror. Aunque es cierto que todos los cuentos tienen un halo fantasmagórico, entre gótico y romántico, que consigue inquietar y que, aunque casi siempre sabes lo que va a pasar —porque el lector lo sabe, porque el destino de los personajes, insisto, está escrito, y estos también lo saben—, no puedes parar de leer. Te alcanza una especie de placer doloroso.

¿De qué van los relatos? Yo creo que el tema central es la desesperación. La desesperación por no poder cambiar las cosas. Por no poder estar con la persona a la que se ama. Por tener que matar al otro aunque no se quiera, solo porque así debe ser y está escrito. Por no poder perdonar. Por no poder escapar de un lugar y un tiempo que parecen haberse detenido para siempre.

Aquí debo hacer otra apreciación: estamos ante un libro de cuentos que se lee como una novela. No hay una trama única, un principio-nudo-desenlace, pero sí hay una unidad potente a través de tres elementos: el paisaje, las desgracias de los personajes y un tiempo que, aunque nunca se nos dice cuál es, se nos dan algunas pistas (menciones a Franco, a la furgoneta DKW, a los cigarrillos Bisonte…), que trazan un arco temporal que podría abarcar desde los años del bandolerismo hasta los 70 del siglo XX.


Juan Mingolla Gallardo, alias Pasos Largos
famoso bandolero malagueño


Clint Eastwood, Lee Van Cleef y un guardia civil durante el rodaje de
El bueno, el feo y el malo (Sergio Leone, 1966) en el desierto de Tabernas

Por último, me gustaría hacer una referencia a la manera en que hablan los personajes y, ojo, también el propio narrador. Las expresiones, giros y formas son muy auténticas. Esos diminutivos (“burrico”), esos participios (“enlutao”, “despistá”), esos sustantivos (“pirriaque, zagalas”) trasladan la sensación de que el cuento no es nuevo, sino que Fernando Navarro lo ha recogido de la tradición oral. Como si en realidad fuera una  leyenda ancestral de ese territorio mítico, que el autor se ha limitado a poner por escrito. De hecho, los distintos narradores de los relatos son muchas veces poco fiables. Es un niño, habla de memoria, rumorea, reconoce que se ha equivocado o que, directamente, ha mentido…

Para terminar, diré que Malaventura es un libro corto, ágil, pero no para leer de un tirón. La intensidad de los relatos requiere un descanso entre uno y otro para saborearlos y asimilarlos en profundidad. Y quiero volver a la faja del libro —insisto, maravillosamente editado por Impedimenta, con esa portada con la muy evocadora imagen de una serpiente de dos cabezas reptando entre flores rojas—, en ella se nos anuncia que estamos ante “un híbrido de Cormac McCarthy y Lorca”. ¿Un cruce entre La Carretera y Bodas de Sangre? Lo suscribo plenamente. No hace falta decir, por tanto, que me ha encantado. Muy recomendable. Como un buen trago de bourbon. O un tequilazo, eso sí, nada de sal ni de limón.


FERNANDO REPISO 

https://www.librosyliteratura.es/malaventura.html



MALAVENTURA, GANADOR DEL XIX PREMIO SETENIL AL

 MEJOR LIBRO DE RELATOS PUBLICADO EN ESPAÑA EN

 2022





FERNANDO NAVARRO DEBUTA
CON UN WESTERN ANDALUZ






 

martes, 12 de noviembre de 2024

"La mañana descalza" | Irene Vallejo & Inés Ramón | miércoles 20 nov | 20 h

 


La mitología antigua tiene el don de expresar y contener todo lo que nos afecta, nuestros miedos, nuestras pasiones, nuestros duelos…  los descubrimientos de griegos y romanos nos interpelan desde el pasado.

Irene Vallejo


No es habitual hallar en un mismo libro dos géneros literarios tales son la narrativa y la poesía. Lo prosaico y lo lírico ensamblados en una suerte de mágica comunión, rigor y coherencia, juventud y madurez se citan para redescubrir al lector dos universos tan distintos como armónicos entre sí: el uno descriptivo, donde la leyenda y el mito ocupan un lugar preferente, pero sin perder esa visión actual e innovadora; de otra, la reflexión, lo real imaginado, trascendido al verso, a lo absoluto, desconocido, invisible.  Tampoco es habitual que sean dos las miradas, las voces que se ensamblan, y que sean dos mujeres quienes dan luz a tanta oscuridad. De igual manera no es corriente que una editorial apueste por este tipo de textos, que arriesgue tanto, que sofoque las soflamas de quienes sólo entienden la edición como beneficio comercial únicamente frente a la calidad de los manuscritos. Así este libro es un todo, la fusión de la buena literatura de sus autoras: Irene Vallejo (narradora) e Inés Ramón (poeta), y una edición excepcional: Olifante, al cuidado desde 1979 de Trinidad Ruiz Marcellán. Con todo ello, el resultado no es sino un libro con un contenido y un continente extraordinarios.

Los textos  narrativos y poéticos se alternan en todo su recorrido, de tal manera que se tiene una clara sensación de plenitud. La temática es variada y siempre el relato antecede al texto poético. Irene  Vallejo nos transporta a una realidad que bebe fundamentalmente del mito y la leyenda clásicas, construyendo así un corpus narrativo que sorprende por su viveza léxica y expresiva, por su extraordinaria forma de recuperar  la olvidada voz de la mujer, luz y esencia de la feminidad, un grito que aún hoy nos trae su dramático eco, todos los silencios que claman justicia y libertad: «Lucrecia no fue una heroína, sino una mujer angustiada porque no cumplía los exigentes requisitos de la víctima: había dejado de entrar libremente a su agresor y no podía exhibir heridas. En su época, solo tenía dos opciones: callar o hablar desde la frontera de la muerte, donde ya no quedan motivos para mentir. Hoy nos rebelamos contra la vieja herencia de la sospecha: el miedo que paraliza a todas las Lucrecias no es signo de consentimiento, sino instinto de conservación. Hay que resistirse, sí, pero a los desplazamientos de culpa». Desde el lirismo más puro, la poética de Inés Ramón produce un temblor que nos advierte igualmente del peligro de quedar abrasados a una culpa inexistente, que en realidad no es sino una sumisión de siglos, la continua humillación a la que ha sido sometida la mujer por el solo hecho de serlo, sin más consideraciones, simple y llanamente, por ser víctima siempre, ahora se rebela contra todo tipo de animadversión, de ese odio engendrado de antiguo y que la somete y desnaturaliza: «Mujeres del siglo veintiuno: / nuestra voz palpita en las cuerdas de la historia; / somos palabra en  la palabra de una alondra calcinada en Auschwitz / y repetimos, hoy, con letras de sangre y de saliva: / “Por fin se acabó / el miedo. / Comienza la esperanza».




Nos viene este libro a las manos con un deseo abarcador, renovado en su espíritu de luz y palabra, para acurrucarnos en su pecho de espuma y nube algodonada, para servirnos de guía en el aciago camino que esta vida a veces nos impone, más si cabe, a la mujer cuya olvido y ausencia ha sido una nota discordante a través de los tiempos y que hoy, en la dulce voz de Irene Vallejo e Inés Ramón, dos extraordinarias mujeres escritoras nos reconforta y seduce. Una seducción creciente conforme se avanza en la lectura de “La mañana descalza”, con esa desnudez de la palabra capaz de hacernos vibrar y sentir, conocer y descubrir otra realidad, otras realidades que se nos escapan por la rutinaria forma de vida que llevamos, ajena a los verdaderos valores humanos, a la esencialidad de la existencia. Reinterpretar el pasado tras bucearlo y comprenderlo es, en cierta manera, lo que estas dos autoras pretenden con este libro. Un análisis de lo sucedido a través de todos los tiempos para comprender mejor el presente y reinventarlo, reinventarse a sí mismo cada día, como cada día el sol nace y muere. Un ejercicio poco habitual, y desde este punto de vista, se acierta en el andamiaje del libro, en su sólida estructura, nacida de la observación y comprensión de los mitos y transformar en mensajes actuales sus enseñanzas, siempre útiles y certeras aún a pesar de los siglos transcurridos. “La mañana descalza” es un libro necesario y no puedo sino estar de acuerdo con la prologuista del mismo, Amalia Iglesias Serna, cuando dice: «…Salimos de este libro con la conciencia un poco más iluminada y con la vaga certeza de que tal vez sea necesario descender a esos ínferos para vislumbrar una nueva aurora, como dijera María Zambrano». Tanto Irene Vallejo como Inés Ramón han conseguido en este libro un equilibrio extraordinario, una armonía que tiene su expresión más clara en la palabra que una vez y otra se alza hacia el firmamento como la más diamantina de las estrellas. Descalcémonos todos, hombres y mujeres, y recorramos el camino juntos, con la absoluta creencia de que es posible un mundo donde la igualdad y la justicia nos abrigue a todos los seres humanos. “La mañana descalza”, es sin duda, una realidad que coadyuva a alcanzar esa nueva realidad que con tanto esmero han construido y dejado su singular huella y por igual la narradora Irene Vallejo y la poeta Inés Ramón.

JOSÉ ANTONIO SANTANO

https://republicadelasletras.acescritores.com/2019/09/19/la-manana-descalza-de-irene-vallejo-e-ines-ramon/




La escritora Irene Vallejo y la poeta Inés Ramón 
recitan un texto de su libro "La mañana descalza" 




martes, 8 de octubre de 2024

"La metamorfosis" | Franz Kafka | miércoles 16 oct. | 20 h

 



 1924-2024  

CENTENARIO DE LA MUERTE DE FRANZ KAFKA


La metamorfosis, publicada en 1915, es una de las novelas más analizadas de la literatura moderna, es tal vez la obra más conocida de Franz Kafka y es un relato que permite diversos puntos de vista, interpretaciones psicoanalíticas, marxistas, biográficas, fenomenológicas, sociales, etc. (Cabe preguntarse si en realidad es una novela corta o un cuento; Deleuze y Guattari clasificaron la obra como cuento). Mucho se ha dicho sobre Gregorio Samsa y a muchos, generación tras generación, su fortuita metamorfosis ha sorprendido. El relato no es fantástico, pese a lo obvio. Está más cerca del dadaísmo, el surrealismo y el existencialismo. Es un relato que se ha convertido en un mito contemporáneo. Al mismo tiempo, se sitúa en el origen de la literatura simbolista del siglo XX y explica, como los mitos, qué pasa con aquellos seres humanos que se convierten en “insectos”, en “bichos raros” en esta sociedad global de trabajos y consumos…

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 “Franz Kafka busca siempre decir lo máximo con lo mínimo”

Joan Tarrida



Durante su corta, pero intensa vida, el escritor checo cultivó su pasión por las letras y también por el arte, a través de dibujos que demuestran la esencia de su obra. A un siglo de la muerte del autor, Joan Tarrida, editor español de Los Dibujos, el último libro póstumo de Franz Kafka, comparte con Culto su mirada sobre el "visionario" escritor.


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ADAPTACIONES CINEMATOGRÁFICAS DE 

LA METAMORFOSIS


 Franz Kafka's It's a Wonderful Life (Peter Capaldi, 1993)


A medio camino entre el relato existencialista y la fábula de la incomunicación, es uno de los textos que más juego ha dado en el cine, ya que cuenta con un buen puñado de adaptaciones a la pantalla aunque ninguna demasiado popular.

 

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LA METAMORFOSIS   (novela gráfica)

 (adaptación de Peter Kuper)





AUDIOLIBRO 



 [audiolibro narrado por Jesús Polvorinos]