domingo, 13 de diciembre de 2020

"Mundo extraño" (José Ovejero) | miércoles 16 de diciembre | 20 h

 

CLUB DE LECTURA VIRTUAL



Quizá porque considera que un mundo "sin máscaras sería invivible", el escritor José Ovejero ha echado mano del relato corto para descubrirnos su "Mundo extraño" a través de un conjunto de historias de amor y dolor con personajes que disparan honestidad a bocajarro.

"Un mundo en el que no tuviéramos ningún tipo de máscara, de disfraz, de ocultación, sería un mundo invivible. La honestidad en la vida real debe ser limitada; la honestidad tiene que ser absoluta en la literatura, pero no en el mundo real porque creo que nos haríamos un daño innecesario", cuenta a Efe Ovejero sobre este libro (Páginas de Espuma).

Y por eso, porque sería "aterrador" que se conocieran todos los pensamientos, el escritor y poeta madrileño (1958) ha vuelto al relato corto diez años después para ofrecernos 14 historias y cinco microrrelatos con protagonistas que encontrarán comprensión o perplejidad "según el lector" que abra el libro.

"Unos lectores verán en estos relatos un mundo aterrador, oscuro, pero es un mundo que está ahí. Lo extraño es darse cuenta -reflexiona- de que para el exterior somos una cosa y por debajo somos otra que a menudo queremos ocultar".

Por eso Ovejero propone situaciones que parecerían pensamientos restringidos al territorio de lo inconfesable: qué pensaríamos de una mujer que reconoce querer empujar a su marido al vacío, pese a amarlo, solo por el hecho de querer sentirse libre por un momento, o qué diríamos de alguien que en el dolor ve belleza y amor.

Planteamientos "crueles" porque "ahí" es donde quiere "buscar" a sus personajes, es decir, "cuando son lo que son sin ningún tipo de convención ni buenas maneras".

Pero también reconoce que en estas páginas hay crueldad porque "confronta" al lector con aspectos de sí mismo que "tiende a negar o a no ver del todo". "Es como iluminar zonas de sombra en las que a lo mejor preferiríamos no adentrarnos demasiado", añade.

Lo que sucede es que Ovejero ha construido mundos en los que esa crueldad es "perfectamente soportable", afirma. Primero porque es un libro, "y no la vida real"; y segundo, porque todas las situaciones, narradas en una directa primera persona, van cargadas de humor y "de una cierta distancia irónica".

El autor de novelas como "Los ángeles feroces" o "La invención del amor" (Premio Alfaguara 2013) ofrece también en "Mundo extraño" una buena dosis de dolor como "parte fundamental de la experiencia", porque de no existir este sentimiento nos "empobreceríamos".

"El dolor es una respuesta a cosas que suceden en el mundo que son dañinas, es un aprendizaje. La memoria guarda mucho mejor el dolor que la felicidad, porque nos permite sobrevivir. Si no supiésemos lo que nos hace daño, no sobreviviríamos; no quiero que me lo quiten. Además, me parece que lleva a la reflexión, al autoconocimiento, al conocimiento de los otros", expresa.

Según recomienda Ovejero, estas historias deberían de ser leídas en orden, porque se trata de un libro que concibió como un todo, después de estar diez años sin acercarse a este género.

Y no lo hizo porque durante este tiempo pensó que "no sabía" hacer relatos cortos que no fueran una "confirmación" de los que ya había hecho hace años.

Porque Ovejero no está en el mundo de la literatura "por la fama", sino para poder expresar en la ficción lo que no puede en la vida real. "Para mí, la literatura es aprendizaje", concluye.
Fuente:  https://www.eldiario.es/cultura/jose-ovejero-mundo-honestidad-absoluta_1_2805925.html





Nací en Madrid en 1958. Buena parte de mi vida adulta la he pasado en el extranjero (Bonn y Bruselas) y hoy vivo en Madrid. Mi primera publicación fue un libro de poemas narrativos sobre Henry Morton Stanley. Luego vienen un ensayo sobre Bruselas, un libro de cuentos y una novela. Esas cuatro publicaciones marcan lo que va a ser un rasgo de mi trabajo: la exploración de los distintos géneros.

Desde entonces he publicado novelas, libros de cuentos, poesía, teatro, libros de viajes y ensayos, por los que he recibido algunos premios,  muchas alegrías y alguna frustración.
Mis libros han recibido diversos premios, y quizá los mejores años en este sentido hayan sido el 2012 y el 2013. Mi ensayo La ética de la crueldad obtuvo en esos años el Premio Anagrama, el Premio Bento Spinoza y el premio Estado Crítico; y mi novela La invención del amor recibió en 2013 el Premio Alfaguara. En 2017 he recibido el premio Juan Gil-Albert de poesía por mi libro Mujer lenta.

Mis artículos y relatos se publican en diferentes periódicos, revistas y antologías, tanto en España como en el extranjero. En la actualidad coordino la sección de cultura de la revista La Marea.

He dado conferencias en universidades e instituciones culturales en España, Italia, Estados Unidos, Bélgica, Francia, Canadá, Australia, Argentina, Ecuador, México y otros países. También imparto regularmente talleres de escritura creativa en diversos centros y universidades españoles y extranjeros.

En 2017 he realizado junto con Edurne Portela el documental Vida y ficción.



He traducido ocho obras de teatro de Agota Kristof, la novela Los motivos de Aurora, de Erich Hackl, y el ensayo Fanáticos insulsos, de Pankaj Mishra.

Mi última obra publicada es Insurrección, Galaxia Gutenberg 2019.

Fuente: https://joseovejero.com/

Poesía
1994 - Biografía del explorador
2002 - El estado de la nación
2012 - Nueva guía del Museo del Prado
2018 - Mujer lenta (Premio Juan Gil-Albert 2018)

Literatura de viajes
1996 - Bruselas
1998 - China para hipocondríacos

Teatro
2008 - Los políticos
2008 - La plaga

Cuento
1996 - Cuentos para salvarnos todos
2000 - Qué raros son los hombres
2004 - Mujeres que viajan solas
2008 - El príncipe es un sapo. Y viceversa
2017 - Mundo extraño (Páginas de Espuma). ​ Premio Setenil (2018)

Novela
1997 - Añoranza del héroe
1999 - Huir de Palermo
2003 - Un mal año para Miki
2005 - Las vidas ajenas
2007 - Nunca pasa nada
2009 - La comedia salvaje
2013 - La invención del amor (Premio Alfaguara 2013)
2015 - Los ángeles feroces (Galaxia Gutenberg)
2017 - La seducción (Galaxia Gutenberg)
2019 - Insurrección (Galaxia Gutenberg)

Ensayo
2011 - Escritores delincuentes
2012 - La ética de la crueldad (Premio Anagrama de Ensayo)
Premios y reconocimientos
Premio Ciudad de Irún de Poesía 1993 por Biografía del explorador
Premio Grandes Viajeros 1998 por China para hipocondríacos
Premio Primavera de novela por Las vidas ajenas
Premio Anagrama de Ensayo 2012 con La ética de la crueldad
Premio Alfaguara de Novela 2013 por La invención del amor, sobre el poder del afecto para reinventarse en la vida.
Premio Bento Spinoza de Ensayo 2014 por La ética de la crueldad, la crueldad como lo contrario a la falta de optimismo.
Premio Setenil al mejor libro de cuentos por Mundo extraño. El premio estuvo dotado con 10.000 euros. 




martes, 10 de noviembre de 2020

"Leer Lolita en Teherán" (Azar Nafisi) | miércoles 11 de noviembre | 20 h

                                         

                                       CLUB DE LECTURA VIRTUAL




PASAPORTE SIN FRONTERAS. Antonio Elorza

La lectura como espacio ideal para llenarse de valentía, para comprender mejor el entorno e ir más allá del viaje lineal al que invita un libro. La autora Azar Nafisi lo supo y enseñó en Teherán a un grupo de mujeres a querer la literatura y a aprender de ella los mecanismos para mejorar la vida. ¿Leyendo a quién? A Nabokov, a James, a Austen y a Fitzgerald.

Azar Nafisi tiene muchas cosas en común con Shirin Ebadi. Como ella confía inicialmente en la revolución islámica, experimenta muy pronto el desengaño y la desesperación, y como ella también cree que la suerte de la mujer constituye un eje en torno al cual ha de girar el futuro de la sociedad y de la política iraníes. A diferencia de Ebadi, el punto de partida y el de llegada se sitúan fuera de Irán, en esas mismas universidades norteamericanas donde Azar fue una contestataria hasta regresar en 1979 al país natal y a las que vuelve en 1997. No sólo para enseñar literatura, sino para dar a conocer su experiencia personal. A partir de la misma se propone mostrar tanto el papel central de la subordinación femenina en un régimen opresivo como la imposibilidad de lograr una reforma del mismo sin una ruptura con el poder clerical. Azar Nafisi piensa que en Occidente hay una comprensión muy insuficiente de lo que ocurre en Irán, por la cortina que impone el propio régimen y por el predominio de una voluntad exterior de ver cambios reales donde sólo hay retoques, a veces grotescos. Ejemplo, la proyección de Mary Poppins, citada como prueba de apertura por la CNN, cuando bailes y canciones, 45 minutos en la cinta, son sustituidos sin imágenes por la voz de un locutor. O como el libro de arte sobre Degas en que las bailarinas han sido borradas.




Los 18 años de estancia en Teherán fueron para Azar Nafisi una prolongada inmersión en el vacío. En un ambiente de vigilancia generalizada y de represión cada vez más intensa, sólo alcanza la supervivencia mediante una sucesión de repliegues. Los únicos espacios de libertad pueden construirse en el interior de un reducido círculo de relaciones personales y adquirir consistencia gracias a la literatura. Es lo que intenta con un reducido seminario femenino después de perder su empleo en una universidad por negarse a llevar velo, primero, y de abandonar otra por su ambiente irrespirable. En esa antesala de la partida, la elección de Nabokov como referente, y no sólo por su Lolita, se justifica precisamente por la capacidad del escritor ruso para mantener la actitud creativa en plena tormenta revolucionaria. La lectura y el comentario la proporcionan el único medio de constituir una esfera de libertad. El ejercicio de la razón aísla frente a la agresión de los monstruos exteriores y además permite su reconocimiento. Cada libro o conjunto de libros se convierte en un espejo desde el cual la autora y sus discípulos nos hacen llegar las imágenes de una sociedad convulsa y violenta, así como de su incidencia sobre quienes participan, ante todo mujeres, en el intercambio intelectual. Son dos niveles, el literario y el político, que generan discursos diferenciados y al mismo tiempo se entrecruzan una y otra vez. Eso sí, con una eficacia narrativa desigual. 

En Lolita, y también en Invitado a una decapitación, Nabokov proporciona una inmejorable sucesión de metáforas aplicables a las variantes de dominio de un poder irracional. Otro tanto sucede con El gran Gatsby, soporte para el magnífico episodio del juicio promovido por los estudiantes islámicos del curso. La tensión se mantiene con Henry James pero se disuelve al llegar a Jane Austen, enlazando con las últimas humillaciones, la desconfianza rotunda ante Jatami y la decisión de dejar Irán. El desenlace recuerda a esos hermosos ríos iraníes que terminan su recorrido en el desierto, sin alcanzar el mar. Quedan atrás el espléndido testimonio y el ejemplo de la literatura como último reducto de la libertad humana.

https://elpais.com/diario/2004/02/07/babelia/1076115028_850215.html





Azar Nafisi (1 de diciembre de 1955) ​ es una académica iraní y autora de éxito; residente en Estados Unidos desde 1997, año en que emigró de Irán. Es especialista en literatura en lengua inglesa. Su libro Reading Lolita in Tehran: A Memoir in Books, publicado en 2003, fue traducido a 32 lenguas y estuvo 117 semanas en la lista de superventas del New York Times (New York Times Bestseller list) y obtuvo numerosos premios literarios, entre ellos el Non-fiction Book of the Year Award (2004) de Book Sense, y el europeo Persian Golden Lioness Award de literatura. En 2008 publicó una autobiografía, Things I've been silent about: memories of a prodigal daughter, en torno al impacto que han tenido sobre toda su vida las relaciones con sus padres (una madre fría y malhumorada, un padre cariñoso y amigable) y las décadas de agitación política en Irán, incluida la encarcelación del padre durante el reinado del Sha bajo falsas acusaciones de irregularidades financieras.

Nafisi ha ostentado el cargo de profesora invitada y conferenciante en el Foreign Policy Institute de la School of Advanced International Studies (SAIS), de la Johns Hopkins University,​ y ha sido miembro de la Junta Directiva de Freedom House.

Azar Nafisi es hija de Ahmad Nafisi, que fue el alcalde más joven de Teherán (1961–1963).

En 1979 Nafisi regresó a Irán, donde enseñó Literatura inglesa durante un breve período en la Universidad de Teherán.​ Después de la revolución iraní de 1979 y el posterior ascenso al poder del Ayatollah Jomeini, Nafisi se impacientó rápidamente a causa de las restrictivas normas impuestas a las mujeres por los nuevos dirigentes de su país. Habló entonces de la libertad que consideraba que las mujeres de algunos países dan por sentadas, y que ahora las mujeres de Irán habían perdido, puesto que las autoridades jomeinistas habían promulgado leyes que coartaban los derechos de la mujer. En 1995 declaró que ya no podía enseñar Literatura inglesa adecuadamente sin atraer el escrutinio de las autoridades académicas, de modo que dejó su puesto en la universidad e invitó a siete de sus alumnas mujeres a asistir a reuniones periódicas en su casa, cada jueves por la mañana. Allí estudiaban obras literarias, incluidas algunas consideradas polémicas por la sociedad iraní postrevolucionaria, como Lolita y Madame Bovary. También les hablaba de novelas de F. Scott Fitzgerald, Henry James y Jane Austen, intentando entenderlas e interpretarlas desde un punto de vista iraní moderno.5​Cuando en 2003 un periodista le preguntó si «alguna vez, cuando vivía usted en Irán, pensó que le hubiera gustado la idea de un cambio de régimen implementado por fuerzas extranjeras», Nafisi afirmó: «Algunos iraníes estaban tan desesperados que hubieran deseado la entrada de poderes extranjeros, pero/ yo no pensaba así [...] en Irán, no creo que necesitáramos la intervención extranjera en ningún momento.»


Imagen de 1981: despedida de Azar Nafisi de la facultad, donde le prohibieron dar clases por negarse a la censura de su programa y por no querer usar el velo (Martín Rosenzveig)

Nafisi abandonó Irán el 24 de junio de 1997 y se fue a vivir a Estados Unidos, donde escribió Reading Lolita in Tehran: A Memoir in Books, un libro en el que describe sus experiencias como mujer laica que vive y trabaja en la República Islámica de Irán. 

En el libro declara: «Me marché de Irán, pero Irán no me ha abandonado.» 

Nafisi ha ostentado el cargo de profesora invitada y conferenciante en el Foreign Policy Institute de la School of Advanced International Studies (SAIS) de la Johns Hopkins University, en Washington, DC y ha formado parte de la Junta Directiva de Freedom House, una organización no gubernamental (ONG) de Estados Unidos que realiza estudios y actividades en defensa de la democracia.


Algunas publicaciones

"Images of Women in Classical Persian Literature and the Contemporary Iranian Novel." En The Eye of the Storm: Women in Post-Revolutionary Iran. Ed. Mahnaz Afkhami y Erika Friedl. Nueva York: Syracuse University Press, 1994. 115-130.

"Anti-Terra: A Critical Study of Vladimir Nabokov’s Novels" (1994).

"Imagination as Subversion: Narrative as a Tool of Civic Awareness." En Muslim Women and the Politics of Participation. Ed. Mahnaz Afkhami y Erika Friedl. Nueva York: Syracuse University Press, 1997. 58-71.

"Tales of Subversion: Women Challenging Fundamentalism in the Islamic Republic of Iran." En Religious Fundamentalisms and the Human Rights of Women (1999).

"Reading Lolita in Teheran" (2003). Publicado en español como Leer Lolita en Teherán (El Aleph, 2008)

"Things I've been silent about". Random House Trade Paperbacks (2008). Publicado en español como Cosas que he callado (Duomo, 2010)

https://en.wikipedia.org/wiki/Azar_Nafisi




MAGNUM PHOTOS

La revolución iraní


jueves, 8 de octubre de 2020

"Stoner" (John Williams) | miércoles 14 de octubre | 20 h

 CLUB DE LECTURA VIRTUAL





OBRA MAESTRA IGNORADA. Enrique Vila-Matas

La semana pasada, en plena Via Po de Turín, Colum McCann, plantado literalmente en medio de la calle, me habló de una novela que había regalado ya unas 100 veces. ¡Unas cien veces! La novela, dijo, era Stoner, de John Williams. Como, además de gran escritor, McCann siempre ha sido un lector que tiene un gusto ajeno al tedio de lo comúnmente aceptado en novela, me dije que en cuanto llegara a Barcelona trataría de buscar ese libro.

En el avión de vuelta, hojeando distraídamente una revista francesa, encontré con la lógica sorpresa una reseña de Bernard Quiriny sobre Stoner, de John Williams: la novela había sido escrita en 1965 e ignorada durante décadas, pero de pronto reavivada por la canonizante editorial de la New York Review of Books y publicada después en París en la editorial Le Dilettante. Leyendo aquella nota de Quiriny, creí recordar una reseña muy elogiosa de Rodrigo Fresán sobre el libro y pensé que ojalá no me equivocara porque esto significaría que el libro de Williams había sido traducido al castellano. Lo estaba, lo confirmé en Internet en cuanto llegué a casa. Stoner no había sido percibida por ninguna de las casas editoriales importantes de este país y con buena vista la había publicado la editorial tinerfeña Baile del Sol, con una excelente traducción de Antonio Díez Fernández.

La novela cuenta la historia de William Stoner, hijo de unos campesinos de Misuri, nacido a finales del XIX y enviado con gran esfuerzo por sus padres a la universidad para que estudie en la Facultad de Agricultura, donde un día, un profesor que está iniciando a sus alumnos en las virtudes de la literatura, se dirige directamente a él en clase para decirle: "El señor Shakespeare le habla a través de 300 años, señor Stoner, ¿le escucha?".


Yann Kebbi

La luz, nos dice el autor, penetraba en aquel momento por las ventanas del aula y se posaba sobre los rostros de los compañeros de clase, de manera que la iluminación parecía venir de dentro de ellos mismos para salir hacia la oscuridad. Para el rústico joven Stoner, ese instante fue una iluminación, una gran revelación que, con el tiempo, incluso le llevaría a renunciar a la granja de sus padres y a convertirse en profesor de la universidad de Misuri, donde llevaría una vida sin alicientes, equivocándose en todo. Una vida laboriosa al servicio de la literatura, con multitud de errores sentimentales. La biografía de alguien que vistió siempre un traje equivocado. Y una vida condensada en una novela extraordinaria, que cuenta cómo "a alguien se le concedió la sabiduría y al cabo de los años encontró ignorancia".

¿Cómo olvidar cuando el discreto profesor, consciente de haber perdido el tiempo en su obstinado trabajo sin luces, se refugia al final en la imperturbabilidad que heredó de sus padres rurales, impasibles trabajadores de la tierra, constantes dibujantes de "surcos como oraciones en el papel"? Impresiona el modo de contar de John Williams, su fuerza inusitada para los dramas minúsculos y para el recuento cotidiano de nuestras resignaciones y decepciones, y sorprende que Stoner, siendo la obra maestra que es, haya podido ser ignorada durante tanto tiempo. Quizás despistó a más de uno por su aparente sencillez. Y es que, como dijera el actor Tom Hanks: "Se trata simplemente de una novela sobre un tipo que va a la universidad y se convierte en un maestro. Pero es una de las cosas más fascinantes que jamás he encontrado".


Yann Kebbi

Creo que es fascinante también que sea en el fondo un elogio tanto de la rectitud moral como de la cultura del esfuerzo y del amor por la vieja literatura, con el patetismo que encierra todo eso. Y porque, a fin de cuentas, en plena crisis mundial, sorprende leer una oda tan intensa a los viejos valores morales heredados de una infancia hundida en las raíces agrícolas del Misuri más profundo y miserable, el más conmovedor también, porque es el que dice mejor la verdad sobre la vida.

https://elpais.com/diario/2011/10/18/cultura/1318888806_850215.html




John Williams (Clarksville, Texas, 29 de agosto de 1922 - Fayetteville, Arkansas, 3 de marzo de 1994) fue un escritor estadounidense principalmente conocido por sus novelas Stoner y El hijo de César, aunque también se dedicó a la poesía.

Nació en la pequeña localidad tejana de Clarksville, cerca del río Rojo. Después de desempeñar varios empleos en periódicos y emisoras de radio, Williams se enroló en el ejército en 1942, durante dos años y medio como sargento en la India y Birmania. Varios años después de la Segunda Guerra Mundial fue a la Universidad de Denver, donde obtuvo su título bachelor en 1949, y el master en 1950.

 


Durante este periodo publicó su primera novela, Nothing But the Night (1948), y su primera colección de poemas, The Broken Landscape (1949). En otoño de 1950 Williams fue a la Universidad de Misuri, donde ejerció como profesor y obtuvo el doctorado en 1954. En 1955 pasó a dirigir el programa de escritura creativa de la Universidad de Denver.



La segunda novela en publicarse fue Butcher's Crossing (1960), seguida de English Renaissance Poetry (1963), una antología de poesía en inglés en la que Williams escribió la introducción. Su segundo libro de poemas, The Necessary Lie se publicó en 1965, año en el que se convirtió en editor de la revista literaria University of Denver Quarterly, hasta 1970. 




En 1965 también se publicó su tercera novela, Stoner, que fue reeditada por The New York Review of Books en los años 2000 y trata sobre la vida y la vocación de un profesor de literatura, por lo que contiene elementos autobiográficos. La más conocida de sus obras es su cuarta novela, Augustus, traducida al español como El hijo de César, ganadora del National Book Award de ficción en 1973.

Tras jubilarse de la Universidad de Denver en 1986, Williams se trasladó con su mujer a Fayetteville, Arkansas, hasta que murió de un fallo respiratorio el 3 de marzo de 1994. Una quinta novela, The Sleep Of Reason, quedó inacabada en el momento de su fallecimiento.


viernes, 11 de septiembre de 2020

"El olvido que seremos" (Héctor Abad) | miércoles 16 de septiembre | 20 h

 CLUB DE LECTURA VIRTUAL


     



Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres, y que no veremos.

Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el término. La caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los triunfos de la muerte, y las endechas.

No soy el insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre.
Pienso con esperanza en aquel hombre

que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo,
esta meditación es un consuelo.

                                                     Jorge Luis Borges 


De Agamenón para acá, padre es el que hace la guerra, el orden frente al caos, la autoridad frente a la desobediencia. Y si no es el mismo Dios, pues es el que negocia con los dioses. El ateniense sacrifica a Ifigenia para que el viento inflame las velas; el patriarca propone y dispone, el padre es la ley y la patria su territorio. Y sin embargo hasta el orden simbólico sufre sus cimbronazos.

Matar al padre, predestinó el psicoanálisis. Y Alexander Mitscherlich, de la Escuela de Frankfurt, exploró la ausencia de la paternidad en la sociedad alemana de posguerra. Genio sin imagen, a la deriva de una teoría que lo recupere y lo salve, el relato del padre en Occidente intenta reflejar su complejidad desde la tragedia, aún antes de la escritura. Por la carga ideológica en torno a esta figura, a menudo densa y en estrecha relación con el rol autoritario de los patriarcas –léase dictadores– latinoamericanos, cualquier versión en contrario no sólo llama la atención, también es bienvenida, porque la paternidad suele brillar por su ausencia, según las estadísticas, en el fragor cotidiano de la vida familiar.



En ese sentido, El olvido que seremos de Héctor Abad Faciolince (Medellín, 1958) es un libro “padre” como dirían en México –que es así como la lengua popular define todo aquello más que bueno–, por su calidad narrativa y sobre todo porque el protagonista de la historia es el doctor Héctor Abad (1921-1987), un progenitor diferente: “Cristiano en religión, marxista en economía y liberal en política”.

El médico Héctor Abad, en efecto, era un convencido de la necesidad del compromiso social de la medicina en países devastados por la pobreza como Colombia. Durante toda su vida batalló por la paz, la tolerancia y la justicia, se encerraba en su estudio a oír a Bach y Beethoven para sanar su pena y su rabia, y confiaba en el amor a rajatabla, el amor por la vida, por los hijos, por el arte y por la justicia. Lo amenazaron muchas veces pero él no quiso exiliarse ni tampoco calló, en sus audiciones radiales y en sus escritos siguió denunciando a los ejecutores de la violencia que desgarraba a su país, a sus cómplices y a sus mentores. Hasta el 25 de agosto de 1987 en que dos sicarios vaciaron los cargadores sobre su cuerpo frente al Sindicato de Maestros de Medellín. Tenía 65 años, vestía saco y corbata, y en el bolsillo de su pantalón llevaba un soneto de Borges, “Epitafio”, acaso un apócrifo, y cuyo primer verso reza: “Ya somos el olvido que seremos...”

La mano, la memoria, el alma del escritor necesitaron cincelarse durante dos décadas para abordar la escritura de esta pérdida. “Me saco de adentro estos recuerdos como se tiene un parto, como uno se saca un tumor”, cuenta Héctor Abad Faciolince, quien escribió entre otras las novelas Basura (2000, Premio Narrativa Innovadora Casa de América) y Angosta (2003). Y no hay duda que el tiempo ayudó no sólo a madurar el trazo sino también a encontrar el tono adecuado en una tradición literaria donde prevalecen el padre autoritario, el tirano y el patriarca. Mientras la figura del padre de Kafka se impone sobre su labor y sobre su existencia, y Joseph Roth confiesa: “Yo no tuve padre, en el sentido que nunca conocí al mío...”, el narrador colombiano en cambio escribe: “Amaba a mi padre por sobre todas las cosas... Amaba a mi papá con un amor animal. Me gustaba su olor, y también el recuerdo de su olor... Me gustaba su voz, me gustaban sus manos, la pulcritud de su ropa y la meticulosa limpieza de su cuerpo”.

Por eso quizá el relato El olvido que seremos cobra grandeza a partir de la extrañeza. ¿Es posible este padre amoroso? Se carcajea más que sus hijos, llora a mares cuando está triste, canta tangos y escribe poemas. Tampoco es el sostén económico de la familia –al igual que en la antigua Grecia, en el gineceo de la familia Abad, del dinero y el presupuesto familiar se encargó la madre por vocación, en una división de roles totalmente atípica. O por lo menos a contramano de la estadística, que si bien incorpora la jefatura de familia en la mujer en los hogares con ausencia del padre, éste no era el caso del médico Abad. Esta madre entiende además su función de proveedora como un acto más de amor hacia su esposo y a su prole, convencida que de esa forma el médico puede dedicar más tiempo a sus ideales. Por si fuera poco el doctor Abad educa a su prole a fuerza de abrazos, con amor protege y rodea esa familia en una caricia permanente, como un útero placentero y seguro en medio de una sociedad atravesada por la violencia intrafamiliar, política, institucional e histórica.

“La idea más insportable de mi infancia era imaginar que mi papá se pudiera morir, y por eso yo había resuelto tirarme al río Medellín si él llegaba a morirse”. Hay que imaginar al escritor, adulto, “nunca tanta sangre” en sus manos como la que brotó aquel día del cuerpo inánime de su padre. Imaginarlo durante años escribiendo otras novelas, hasta que un día decide ya no tirarse al río Medellín y en cambio relatar la vida de ese hombre amado hasta poner orden en los cajones, cicatrizando la herida desde la memoria. Un poco como quería Nietzche escribir “para sobreponerse a la realidad”. El resultado es la historia verídica del médico Héctor Abad contada con los recursos de la novela y que a la vez es carta, testimonio, documento, ensayo y biografía; cuarenta y dos capítulos que son la saga de la familia del escritor, iluminando la historia de Colombia de las últimas décadas desde el lugar del amor y la justicia, aunque sin poder evitar la pregunta con la que comienza y termina el libro. El por qué de la muerte.  

La vida es una herida absurda, dice el tango, ése que tanto le gustaba cantar al doctor Abad. Pero la vida no tiene cura. Ya lo dijo Artaud. 

Esther Andradi 

https://www.letraslibres.com/mexico-espana/libros/el-olvido-que-seremos-hector-abad-faciolince

 


DOCUMENTAL "CARTA A UNA SOMBRA" (tráiler)


 







Escritor, traductor y periodista, Héctor Abad Faciolince nació en Medellín en 1958. Es hijo de Cecilia Faciolince y Héctor Abad Gómez, un destacado médico, profesor universitario y defensor de los Derechos Humanos, quien además fue el fundador de la Escuela Nacional de Salud Pública.

En 1977 realizó estudios de filosofía en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, y de Medicina en la Universidad Javeriana de Bogotá. En 1978 viajó a México y estudió talleres de poesía y narrativa en La Casa del Lago, el primer campus cultural de la Universidad Autónoma de México. En 1979 regresó a Medellín y comenzó a estudiar Periodismo en la UPB. De esta carrera fue expulsado en 1981 por escribir un artículo irreverente contra del Papa. En 1982 hace estudios de inglés en Nueva York y más tarde se va a Italia en donde estudia Lenguas y Literaturas Modernas en la Universidad de Turín. Regresa a Colombia en 1987, después de graduarse “cum laude” en Turín. En Agosto de ese año su padre es asesinado por paramilitares y debido a las amenazas que recibe se exilia primero en España (diciembre de 1987) y luego en Italia, en 1988, en donde trabaja como “lector de español” de la Universidad de Verona hasta 1992. 

Desde sus años de estudiante había empezado a traducir al castellano diverso autores italianos: Umberto Eco, Leonardo Sciascia, Italo Calvino, Tomasi di Lampedusa, Gesualdo Bufalino, Primo Levi y Natalia Ginzburg, entre otros. Estas traducciones se publicaron en libros y en suplementos literarios mexicanos.

En 1992 regresó a Colombia y desempeñó distintos oficios. Dirigió durante tres años la Revista de la Universidad de Antioquia y fue también director del Fondo Editorial de la Universidad EAFIT. Trabajó también como periodista y columnista para distintos medios colombianos: El Espectador, Cromos, El Colombiano, y las revistas Cambio y Semana.

En 1998 fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría columna de opinión; recibió ese mismo premio en el año 2006. En 1999 fue corresponsal de la revista Cambio en Estados Unidos, con sede en Boston. En 2000, su novela Basura recibió el Primer Premio Casa de América de Narrativa Innovadora; en 2004, su novela Angosta fue premiada en China como la Mejor Novela Extranjera del Año; en 2006 recibió una beca del DAAD y vivió un año en Berlín.

En noviembre del año 2006, publicó su libro más celebrado, El olvido que seremos, en donde revive la historia de su padre, el doctor Héctor Abad Gómez, y las circunstancias de su asesinato. Por este libro ha recibido premios en Lisboa y en Washington.

Actualmente es columnista y asesor editorial del diario El Espectador. Colabora también con El País de Madrid, el NZZ de Zurich y otras publicaciones nacionales e internacionales. Sus novelas han sido traducidas a distintas lenguas, entre ellas inglés, portugués, italiano, chino, francés y alemán.

Bibliografía
Malos Pensamientos (1991)
Asuntos de un Hidalgo Disoluto (1994)
Tratado de Culinaria para Mujeres Tristes (1996)
Fragmentos de Amor Furtivo (1998)
Basura (2000)
Oriente Empieza en El Cairo (2001)
Palabras Sueltas (2002)
Angosta (2003)
El Olvido que Seremos (2006)
Las Formas de la Pereza (2007)
El Amanecer de un Marido (2008)
Traiciones de la Memoria (2009)
Testamento involuntario (2011)
La Oculta (2014)
Lo que fue presente (2019)

https://www.hectorabad.com/biografia/











lunes, 22 de junio de 2020

"La utilidad de lo inútil" (Nuccio Ordine) | miércoles 24 de junio | 20 h



                                            CLUB DE LECTURA VIRTUAL 





¡ES LA INUTILIDAD, ESTÚPIDO!


Por­que no solo de pan vive el hom­bre, Con­fu­cio, cuando le pre­gun­ta­ron por qué com­praba arroz y flo­res, con­tes­taba que lo uno para vivir y lo otro para tener algo por lo que vivir. Las flo­res no sir­ven para nada, pero de nada sirve una exis­ten­cia movida en exclu­siva por fina­li­da­des prác­ti­cas, aun­que en este ejem­plo se trate de una nece­si­dad básica. Lo que el filó­sofo y pro­fe­sor de lite­ra­tura ita­liana de la Uni­ver­si­dad de Cala­bria Nuc­cio Ordine denun­cia en su esplén­dido mani­fiesto La uti­li­dad de lo inú­til (Acan­ti­lado) es esta reduc­ción de la cul­tura, en su con­cepto más amplio, a la esfera uti­li­ta­rista, a la con­se­cu­ción del bene­fi­cio mate­rial o eco­nó­mico. En nues­tro mundo business-as-usual, en el que arroz y demás cerea­les tam­bién se han con­ver­tido en un objeto más del juego finan­ciero, haciendo del ham­bre un lucra­tivo nego­cio, un libro como este invita a pen­sar en Ordine como uno de esos «hom­bres libro» de Fah­ren­heit 451, los aca­dé­mi­cos de la novela de Ray Brad­bury que iban por los bos­ques trans­mi­tiendo oral­mente los libros (que esta­ban prohibidos).

No obs­tante, como bien decía Brad­bury, no hace falta que­mar libros si el mundo empieza a lle­narse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe… En esen­cia viene a ser lo mismo. Ordine lo sabe y echa mano de los pró­ce­res de la cul­tura occi­den­tal para expo­ner­nos con cla­ri­dad y hon­dura las cau­sas un calen­ta­miento glo­bal de la cul­tura que nos está lle­vando a un mundo en el que “un mar­ti­llo vale más que una sin­fo­nía, un cuchi­llo más que una poe­sía, una llave inglesa más que un cua­dro: por­que es fácil hacerse cargo de la efi­ca­cia de un uten­si­lio mien­tras que resulta cada vez más difí­cil para qué pue­den ser­vir la música, la lite­ra­tura o el arte”.

El ensayo está estruc­tu­rado en tres par­tes: la útil inuti­li­dad de la lite­ra­tura, los efec­tos desas­tro­sos pro­du­ci­dos por la lógica del bene­fi­cio en el campo de la ense­ñanza, la inves­ti­ga­ción y las acti­vi­da­des cul­tu­ra­les en gene­ral, y una ter­cera parte, que lleva por título "Poseer mata.  Dig­ni­tas homine, Amor, ver­dad", en el que el autor echa mano de los clá­si­cos para demos­trar­nos que amar para poseer mata el amor y poseer la ver­dad mata la ver­dad. El mani­fiesto se com­pleta con un breve ensayo de 1937 que firma Abraham Flex­ner, fun­da­dor del Ins­ti­tute for Advan­ced Study de Prin­ce­ton, “un cen­tro nacido con el obje­tivo expreso de pro­po­ner una quête libre de cual­quier ata­dura uti­li­ta­rista e ins­pi­rada exclu­si­va­mente por la curio­si­tas de sus ilus­tres miem­bros”. Fara­day, Eins­tein o Pas­teur son algu­nos de los cien­tí­fi­cos que el peda­gogo esta­dou­ni­dense uti­liza para mos­trar cómo inves­ti­ga­cio­nes sur­gi­das sin un fin en con­creto han desem­bo­cado en des­cu­bri­mien­tos que a la pos­tre han resul­tado de lo más úti­les para dis­tin­tos fines prácticos.

Cada una de las par­tes incluye bre­ves pará­bo­las y ejem­plos de escri­to­res y filó­so­fos, un mues­tra­rio de ense­ñan­zas mora­les con­cen­tra­das en ape­nas cien pági­nas. Es como si el pen­sa­miento del autor al escri­bir el libro se pro­yec­tara a un hipo­té­tico mundo post-apocalíptico en el que ape­nas que­da­ran unos habi­tan­tes que nece­si­ta­sen de una brú­jula para recons­truir los cimien­tos de la cul­tura universal.

No todo está per­dido, aún esta­mos a tiempo de rever­tir la situa­ción, pero en su grito deses­pe­rado Ordine se lamenta de que de nada parece haber ser­vido el sublime verso final de un poema de Höl­der­lin, en el que se recuerda el papel fun­da­dor de la figura del poeta: “Pero lo que per­ma­nece lo fun­dan los poe­tas” (“Was blei­bet aber, stif­ten die Dich­ter”).

“El deber de los escri­to­res, nos decía Gabo, no es con­ser­var el len­guaje, sino abrirle camino en la his­to­ria”. Al res­pecto de la “fecunda inuti­li­dad de la lite­ra­tura”, el huma­nista ita­liano recuerda el pasaje de Cien años de sole­dad de los inú­ti­les pes­ca­di­tos de oro que el coro­nel Buen­día fabri­caba y ven­día para fun­dir las ganan­cias y repe­tir el pro­ceso de la pes­ca­di­lla que se muerde la cola. El arte por el arte: “Sus úni­cos ins­tan­tes feli­ces, desde la tarde remota en que su padre lo llevó a cono­cer el hielo, habían trans­cu­rrido en el taller de pla­te­ría, donde se le iba el tiempo armando pes­ca­di­tos de oro. Había tenido que pro­mo­ver treinta y dos gue­rras, y había tenido que vio­lar todos sus pac­tos con la muerte y revol­carse como un cerdo en el mula­dar de la glo­ria, para des­cu­brir con casi cua­renta años de retraso los pri­vi­le­gios de la sim­pli­ci­dad”. Ordine observa en estas pala­bras una prueba de que la ver­da­dera lite­ra­tura se basa en esa sim­pli­ci­dad, en un gozo desin­te­re­sado que con­siste en darse sin espe­rar nada a cambio.

“El niño no nace para la socie­dad, aun­que la socie­dad se apo­dere de él, nace para nacer. La obra de arte nace igual­mente para nacer, se impone a su autor, exige sin tener en cuenta sin pre­gun­tarse si es reque­rida o no por la socie­dad. Si no se com­prende la uti­li­dad de lo inú­til, la inuti­li­dad de lo útil, no se com­prende el arte”, recuerda Ordine a Ionesco y se pre­gunta cuán­tos bie­nes de con­sumo inne­ce­sa­rios se nos ven­den como úti­les e indis­pen­sa­bles. 

Por la misma razón Picasso afir­maba que apren­der a pin­tar como los pin­to­res del Rena­ci­miento le había lle­vado unos años, pero apren­der a pin­tar como los niños le llevó toda la vida. En ese rea­lismo mágico de la mirada de los niños está con­te­nida la espe­ranza de la dig­ni­tas homi­nis, la ver­dad y el amor. La ver­dad como bús­queda insa­cia­ble y el amor libre de la jaula de la posesión.

“¡Es la eco­no­mía, estú­pido!» es la céle­bre y manida frase de James Car­vi­lle, el ase­sor de la exi­tosa cam­paña que en 1992 aupara a Bill Clin­ton hasta el Des­pa­cho Oval de la Casa Blanca. La estul­ti­cia y cor­te­dad de miras del neo­li­be­ra­lismo se parece a la fábula del burro per­si­guiendo la zanaho­ria. El sueño pro­me­teico del capi­ta­lismo (“El burro grande, ande o no ande”) lo está arra­sando todo a su paso. Démo­nos el lujo nece­sa­rio de la feli­ci­dad sen­ci­lla, del fin en sí mismo. Italo Cal­vino: “La cul­tura, como el amor, no posee la capa­ci­dad de exi­gir –observa con razón Rob Rie­men–. No ofrece garan­tías. Y, sin embargo, la única opor­tu­ni­dad para con­quis­tar y pro­te­ger nues­tra dig­ni­dad humana nos la ofrece la cul­tura, la edu­ca­ción libe­ral”. La eco­no­mía, pues, al ser­vi­cio de la cul­tura y no al revés. 

Nuc­cio Ordine, caba­llero de la Legión de Honor fran­cesa desde 2012, sabe lo mucho que está en juego, y lo expresa con la deli­ca­deza pro­pia de un excelso espí­ritu huma­nista: “La mirada fija en el obje­tivo a alcan­zar no per­mite ya enten­der la ale­gría de los peque­ños ges­tos coti­dia­nos ni des­cu­brir la ale­gría que pal­pita en nues­tras vidas: en una puesta de sol, un cielo estre­llado, la ter­nura de un beso, la eclo­sión de una flor, el vuelo de una mari­posa, la son­risa de un niño. Por­que a menudo, la gran­deza se per­cibe mejor en las cosas más sim­ples”. La lec­ción de La uti­li­dad de lo inú­til –léanlo, por favor– es que si per­de­mos las cosas más sim­ples, aque­llas que (sólo) en apa­rien­cia no valen para nada, lo per­de­re­mos todo. Con lo inú­til no se juega.  

http://revistaleer.com/2014/06/es-la-inutilidad-estupido/
ALBERTO SÁNCHEZ MEDINA


















Nuccio Ordine (Diamante, Calabria, 18 de julio de 1958) es profesor, filósofo y uno de los mayores conocedores del Renacimiento y del pensamiento de Giordano Bruno.

En la actualidad, es profesor de Literatura italiana en la Universidad de la Calabria en Cosenza (Italia). Fellow del Harvard University Center for Italian Renaissance Studies y del Alexander von Humboldt Stiftung, ha sido invitado por diferentes Universidades norteamericanas (Yale, New York University) y europeas (EHESS, École Normale Supérieure Paris, Paris-IV Sorbonne, Paris-III Sorbonne-Nouvelle, CESR of Tours, Institut Universitaire de France, Paris-VIII, Warburg Institute, Eichstätt University). En 2011 la Universidade Federal do Rio Grande do Sul le otorga su primera Licenciatura honoris causa y los días 4 y 5 de septiembre de 2017 la Universidade Federal de Ciências de Saúde de Porto Alegre y la Universidade de Caxias do Sul le conceden sendas Licenciaturas Honoris Causa "por su inestimable contribución en el campo de los estudios humanísticos". 






Sus libros han sido traducidos a numerosos idiomas. Ha dirigido una nueva edición de las obras de Bruno y, junto a Yves Hersant y Alain Segonds, ha editado tres colecciones de clásicos  para la editorial parisina Les Belles Lettres. En Italia es el director de las colecciones “Sileni” (Nápoles, Liguori), “Classici del pensiero europeo” (Torino, Nino Aragno) y “Classici della letteratura europea” (Milán, Bompiani). Escribe para el "Corriere della Sera".