miércoles, 31 de marzo de 2010

Marguerite Yourcenar sobre Cavafis


Poemas eróticos, poemas gnómicos sobre un tema de erotismo, ya lo vemos, más que poemas de amor. A la primera ojeada hasta puede uno preguntarse si el amor por algún ser particular figura en esa obra: o bien Kavafis lo sintió pocas veces o bien se calló discretamente. Mirándola de cerca, sin embargo, nada falta: encuentro y separación, deseo insaciado o satisfecho, ternura o saciedad, ¿no es lo que queda de cualquier vida amorosa, después de pasar por el crisol del recuerdo?


No es menos verdad que la nitidez de la mirada, el negarse a forzar las cosas y, por tanto, la cordura, pero no menos quizá las diferencias de condición y de edad, y probablemente la venalidad de ciertas experiencias, contribuyen aquí a prestar al amante una suerte de desprendimiento retrospectivo durante la más cálida de las prosecuciones o goces carnales (…).

Nos encontramos aquí en lo opuesto a la fogosidad, al arrebato, estamos en el terreno de la concentración más egocéntrica y del atesoramiento más avaro.
De suerte que el gesto del poeta y del amante que maneja sus recuerdos no es tan diferente del coleccionista de objetos preciados y frágiles, caracolas o gemas, o también del aficionado a las medallas que se inclina sobre unos cuantos perfiles puros, acompañados de un número o de una fecha, números y fechas por las que el arte de Kavafis da muestras de una predilección casi supersticiosa. Objetos amados.

[Fragmento de “Presentación crítica de Konstandinos Kavafis”. . Forma parte del libro “A beneficio de inventario”]

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