Como gran parte de la obra de este norteamericano, MERIDIANO DE SANGRE se ambienta en esa especie de Macondo infinito y polvoriento que son las grandes extensiones entre México y Estados Unidos.
En el caso de esta historia, estamos a mediados del siglo XIX. Los blancos intentan hacerse con el control absoluto de la tierra y para ello tienen que eliminar a cualquier precio toda fuerza india. En este estado de violencia animal se crea un ejército -el grupo Glanton- bajo el mando del juez Holden que tras cometer el asesinato de indios acabará aniquilando a mexicanos en los territorios fronterizos. Pues bien, en este universo de ferocidad desmedida un chico de quince años abandona su casa y se lanza a una especie de road-movie iniciática que lo lleva por esa especie de laberinto de Creta que es la condición humana cuando la sangre supone la única manera de pactar con el mundo.
Más que un western apocalíptico, que lo es, MERIDIANO DE SANGRE es una celebración del mal. O mejor, una radiografía objetiva de la maldad. Todos sus personajes están tocados por la violencia en su estadio más primario. La ingenuidad como rasgo humano, sobre todo en un adolescente, es arrancada de la misma manera que se arrancan las cabelleras. La muerte se alza como moneda de cambio y como única manera de comunicación con el medio. No nos sorprende, según esto, que una de las obras favoritas de McCarthy sea "Moby Dick", de Herman Melville.
Para revestir literariamente esa filosofía nihilista, McCarthy pone en marcha todos los mecanismos de su prosa; una prosa que rezuma Faulkner y Whitman; una prosa que hereda de ambos escritores un sentido épico de la literatura y de la vida, aunque el pesimismo del primero acaba imponiéndose al misticismo universal del segundo. Una prosa, la de McCarthy, que por generación debería estar vinculada a la estética beat y que, sin embargo, se aleja de esos derroteros hermosamente adolescentes. En fin, un trabajo, el de McCarthy, que se nutre de la idea de límite, de frontera; pero eso sí, la mirada de nuestro autor trasciende la mera frontera física para ofrecernos esa frontera como un estado del alma donde el hombre está muy cerca del animal.
A estas alturas, un clásico de la literatura contemporánea.
este es el libro
ResponderEliminarLibro difícil de leer, es el típico libro buenísimo.... pero que no hay quien lo acabe
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