sábado, 2 de abril de 2011

LECTURA DEL MES: "El barón rampante", de Italo Calvino

Publicada en 1957, la primera novela de la trilogía de "Nuestros antepasados" es la más celebre de todas. Como sucede en la mayor parte de la novelística de Calvino, la sencillez aparente enmascara una profundidad alegórica compleja. Sin embargo, al contrario que "El vizconde demadiado" y "El caballero inexistente", "El barón rampante" es mucho menos conceptual, urdiendo una narración tradicional con la que el lector está más familiarizado. Pese a tener menos rasgos fantásticos que las otras, no por ello deja de tratarse de un relato extraordinario, el de Cosimo Piovasco de Rondó, Barón de Ombrosa. Siendo sólo un niño, Cosimo rechazó comer el plato de caracoles que su familia le imponía, y escapó subiéndose a los frondosos árboles que cubrían su región. Su padre, por entonces el Barón, le advirtió de un severo castigo cuando bajase, a lo que Cosimo contestó que no bajaría más. Y mantuvo su promesa.

Es la historia de un hombre que, sin jamás bajar de las copas de los árboles, conocería aventuras, amores y guerras, se cartearía con los sabios de su tiempo, participaría en movimientos revolucionarios, fundaría sociedades secretas y llegaría a conocer a Napoleón. Todo esto nos lo cuenta su hermano pequeño Biagio, quién llevó una vida conformista a la sombra de Cosimo desde el día en el que a él le falló la voluntad y comió los caracoles. Toda la novela tiene por premisa la figura del Barón rampante y su precaria existencia entre dos mundos; el primero, entre los ramajes del bosque, y el segundo, terrenal entre los hombres. No nos sorprende está temática tratándose de uno de "Nuestros antepasados", seres a caballo entre dos realidades paralelas. Pero encontramos aquí un apego a la verosimilitud, al “realismo” que Calvino no ha mostrado antes con sus hombres partidos por la mitad que se encuentran perfectamente y armaduras vacías dotadas de razón. Hay una preocupación detallista en "El barón rampante" por explicarlo todo: cómo Cosimo se las ingenia para acomodarse en los árboles, cómo hace para desplazarse, cómo sobrevive, incluso cómo satisface sus necesidades higiénicas, fisiológicas (en el torrente convenientemente llamado Merdazio) y sexuales cuando le llega la edad. Pero más que hacer una de aventuras, parece que Calvino ha querido homenajear al gran siglo de las novelas, el XVIII, cogiendo un poco de todos los géneros. La estrafalaria familia del barón y su entorno le sirve para enlazar elementos de novela bizantina con piratas turcos, tesoros e hijas perdidas; novela sentimental en la tradicion de "Las amistades peligrosas", al relatar los tormentosos amores entre Cosimo y su vecina la marquesa Viola; e incluso notas de novela gótica al convertirlo en un franco-masón que desbarata complots jesuíticos. Pero por ser la más realista, y por ambientarse en un período de referencias tan claras como el de la Revolución Francesa, se ha visto en esta la obra más política de la trilogía.


Puede verse en Cosimo la figura del intelectual crítico, inconformista, que elige el ostracismo en un mundo que rechaza, pero que intenta cambiar contribuyendo desde su atalaya privilegiada. El sentido de fracaso en Cosimo podría ser interpretado como un reflejo del propio desencanto de Calvino por su militancia ideológica. Sin desmentir esta interpretación, no hay que soslayar el valor poético de esta obra. Igualmente poéticos son los dos otros libros de la trilogía, con su simbolismo de la división, la ruptura y la mezcolanza. En "El barón rampante" lo que hay es la poesía y el mito de una elevación mediante la voluntad por encima de la grávida existencia humana. Sin hacer partícipe a la religión, Italo Calvino nos habla de un hombre que vivió sobre los demás y terminó subiendo al cielo.



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