sábado, 7 de diciembre de 2013

THOMAS MANN






Nuestro autor nació en Lübeck, en 1875, en el seno de una familia de la alta burguesía comercial.  Tras una infancia cómoda, emprende  tímidamente algunos estudios universitarios,  pero dedica sus mejores esfuerzos a su formación intelectual y literaria, mayormente  autodidacta; lee y atesora experiencias: Schopenhauer, Nietzsche, Schiller, estancias en Italia, relaciones literarias e intelectuales con nombres destacados. 

En Munich escribirá su primer relato,  "La caída". De 1898 es su primer libro, los siete relatos que componían "El pequeño señor Friedermann". Mann guardará especial cariño siempre a una de sus primeras obras, "Tonio Kröger", donde aborda la problemática de la sensibilidad artística y que sería inspirada por un compañero de estudios,  su "primer amor", en palabras del mismo Mann.




En 1897, durante su estancia en Roma, comienza a escribir la que será su primera gran novela, "Los Buddenbrook", la saga de tres generaciones de una familia de comerciantes de su ciudad natal.  A pesar del grosor del libro, las ventas de esta obra lo convierten, a sus 26 años, en un autor de éxito. 



Todavía en 1929 el Nobel de literatura distinguía a una obra en especial dentro de la trayectoria de un autor. En el caso de Mann no fue la celebrada "La montaña mágica", publicada seis años antes, sino "Los Buddenbrook". El propio autor siempre intuyó, y así lo dejó escrito en su "Relato de una vida", que su consagración vino antes de manos de "La muerte en Venecia" (1912), su otra gran creación literaria del periodo, y que hemos leído en el Club Dante durante este mes.


Su vida personal en esta época viene determinada por su matrimonio con Katia, hija de una prominente familia de intelectuales y artistas de origen judío –convertidos al protestantismo- cuyo padre, Alfred Pringsheim, era un famoso matemático. Experta wagneriana, con tanto o más dinero que los Mann y de similares inquietudes intelectuales, aporta al escritor estabilidad emocional, una mayor seguridad económica y todas las facilidades para que se consagre a su obra. Se casan en 1905 y en 14 años vienen los seis hijos: Erika, Klaus, Golo, Monika, Lisa y Michael.

El último tercio de su vida lo pasa casi por completo fuera de su país. En 1933 Hitler ganas las elecciones y Mann se traslada a Suiza. Tres años más tarde rompe pública y definitivamente con el III Reich y obtiene la nacionalidad checa. En 1938 se traslada a Princeton y en 1941 a California. De su etapa de exilio cabe destacar dos de sus más importantes obras: la tetralogía "José y sus hermanos" (1933-1943) y "Doktor Faustus" (1947)




 El demonio y su relación con el genio -con el loco, con el artista, con el criminal-, la lucha del bien contra el mal, la tentación, el talento, la libertad; lo alemán, la afirmación del carácter nacional, los judíos, la religión, la moral… son los ingredientes de la novela más intelectual de Thomas Mann, un escritor de novelas de ideas.

Mann concibe la composición narrativa en prosa como un tejido de temas espirituales. En todas sus narraciones subyace un mundo especulativo protagonista que puede dar vueltas a los problemas de la creación artística, o a la fascinación por la belleza, o a las relaciones entre enfermedad y espíritu, por señalar algunos temas recurrentes.

Dos años después de concluir la II Guerra Mundial vuelve a Europa y vive en Zürich los últimos cuatro de su vida. Allí muere el 12 de agosto de 1955.




Thomas Mann nos dejó cuatro novelas-río que rondan las mil páginas cada una: "Los Buddenbrook", "La montaña mágica", "José y sus hermanos" y "Doktor Faustus";  cuatro novelas de tamaño normal: "Alteza real", "Carlota en Weimar", "El elegido" y "Confesiones del estafador Félix Krull"; cinco novelas cortas: "La muerte en Venecia", "Señor y perro", "Mario y el mago", "Las cabezas trocadas" y "La engañada"; unos 30 relatos -entre los que destacan los títulos de "Tonio Kröger" y "Tristan"-,  y una obra de teatro, "Fiorenza". 

A esto hay que añadir su extensa producción no libresca y plasmada en incontables artículos, conferencias, diarios, correspondencia, ensayos, discursos, alocuciones radiofónicas y mensajes, donde se da cuenta de asuntos biográficos, literarios y político-sociales.

Thomas Mann, el denominado por algunos "príncipe de los escritores burgueses", el hombre-enciclopedia lleno de ideas y con un extraordinario dominio de la lengua alemana, postuló desde sus primeros trabajos la responsabilidad crítica, moral y didáctica de la literatura, y a este propósito se atuvo.







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