miércoles, 31 de marzo de 2010

Marguerite Yourcenar sobre Cavafis


Poemas eróticos, poemas gnómicos sobre un tema de erotismo, ya lo vemos, más que poemas de amor. A la primera ojeada hasta puede uno preguntarse si el amor por algún ser particular figura en esa obra: o bien Kavafis lo sintió pocas veces o bien se calló discretamente. Mirándola de cerca, sin embargo, nada falta: encuentro y separación, deseo insaciado o satisfecho, ternura o saciedad, ¿no es lo que queda de cualquier vida amorosa, después de pasar por el crisol del recuerdo?


No es menos verdad que la nitidez de la mirada, el negarse a forzar las cosas y, por tanto, la cordura, pero no menos quizá las diferencias de condición y de edad, y probablemente la venalidad de ciertas experiencias, contribuyen aquí a prestar al amante una suerte de desprendimiento retrospectivo durante la más cálida de las prosecuciones o goces carnales (…).

Nos encontramos aquí en lo opuesto a la fogosidad, al arrebato, estamos en el terreno de la concentración más egocéntrica y del atesoramiento más avaro.
De suerte que el gesto del poeta y del amante que maneja sus recuerdos no es tan diferente del coleccionista de objetos preciados y frágiles, caracolas o gemas, o también del aficionado a las medallas que se inclina sobre unos cuantos perfiles puros, acompañados de un número o de una fecha, números y fechas por las que el arte de Kavafis da muestras de una predilección casi supersticiosa. Objetos amados.

[Fragmento de “Presentación crítica de Konstandinos Kavafis”. . Forma parte del libro “A beneficio de inventario”]

lunes, 15 de marzo de 2010

MIGUEL DELIBES

Miguel Delibes,viñetista en su juventud de El Norte de Castilla



Admiremos al hombre auténtico de veras,
Que sabe organizar su vivir y sus libros,
Muy al tanto de todo, sin inclinarse a nada,
Porque son tan ajenas
Al manantial continuo de gran inspiración;
Auténtico vivir cuajado en escritura
Límpida, magistral, y así tan convincente,
Un arte narrativo que recrea
Campo y Ciudad, sus luces y sus ideas,
Profundos los paisajes minuciosos,
Vegetaciones, hombres, animales,
En medio el cazador.


Jorge Guillén; citado por Manuel Alvar, “El mundo novelesco de Miguel Delibes”, Madrid, Ed. Gredos, 1987, p. 114)


Los participantes del Club de Lectura Dante recordamos hoy al escritor Miguel Delibes, autor del que hemos tratado, hasta la fecha, tres de sus más de medio centenar de obras: “El hereje”, “Cartas de un sexagenario voluptuoso”, y “Señora de rojo sobre fondo gris”.



En diez palabras


De entre todas sus entrevistas y artículos publicados en EL PAÍS, extraemos su opinión sobre diez grandes conceptos (alguno de ellos, muy cercanos, como la caza) que ayudan a entender el pensamiento de Miguel Delibes.


Felicidad

“El estado de felicidad no existe en el hombre. Existen atisbos, instantes, aproximaciones, pero la felicidad termina en el momento en que empieza a manifestarse. Nunca llega a ser una situación continuada. Cuando no tienes nada, necesitas; cuando tienes algo, temes. Siempre es así. Total, que nunca se consigue”Extraído de la entrevista publicada el 09/12/2007 »


Caza

“Cazar y amar a los animales son cosas compatibles. Cazar no es matar, sino derribar piezas difíciles tras dura competencia. Uno regresa más satisfecho con dos perdices abatidas contra pronóstico que una docena a huevo”.Reportaje Un maestro del cuento (10/05/2003) »
“Lo que hay que preguntarse no es si la caza es cruel o no lo es, sino qué procedimientos de caza son admisibles y qué otros no lo son.”
Artículo La caza: mi punto de vista (17/10/1982) »


España

“La actitud española de caminar por el filo de la navaja y no reaccionar hasta que se produzca la hecatombe ha sido la norma de conducta seguida hasta el día.”
Artículo Doñana y Europa (06/09/1990) »


Soledad

“No hay que confundir la soledad con la falta de compañía. La primera la padezco como viudo fiel que he sido, pero no la segunda. Mi familia y mis amigos se desviven por atenderme. ¿Puedo quejarme yo de soledad?
publicada el 09/12/2007 »


Literatura

“Los mayores de 30 todavía leen, siempre están leyendo algo. Los pequeños sólo leen aquello que les pueda ser útil para su trabajo o su carrera.”Entrevista concedida a Francisco Umbral el 07/05/1984.
“Hoy, aparte de muchos premios, hay editores que leen y descubren”
Entrevista publicada el 06/05/2004 »


Sexo

“El sexo debe ser misterio y descubrimiento personal”Entrevista publicada el 04/11/1990.

Dios

“A veces, Dios ayuda. Ayuda a mucha gente que lo reconoce así. Los evangelios de Cristo son estimulantes a este respecto. Cuando murió mi mujer, Dios me ayudó, sin duda. Tuve esta sensación durante varios años, hasta que logré salir del pozo”Entrevista publicada el 09/12/2007 »

Periodismo

“El periodismo es un borrador de la literatura... Y la literatura es el periodismo sin el apremio del cierre”
Entrevista publicada el 02/08/1990 »
“Cada vez hay columnistas más brillantes, aunque tal vez se trata menos que antaño el fondo de los problemas”
Entrevista publicada el 22/10/2002 »

Premio Cervantes

“Este premio es un privilegio de la edad. Sólo se da de los 70 para arriba. La verdad es que soy un pollo entre todos los premiados hasta ahora.”Entrevista publicada el 24/04/1994 »

Cambio climático
“Estamos tan bien instalados en la abundancia que no es fácil convencer al vecino de que se sacrifique seriamente para impedir el calentamiento del planeta y hacerlo invisible para millones de personas”Entrevista publicada el 09/12/2007

viernes, 26 de febrero de 2010

FELICITAMOS A LA SIERPE Y EL LAÚD



Muchos de los miembros de este club de lectura recordamos el nacimiento de La Sierpe y El Laúd.

Fue en la misma esquina del Callejón de los Frailes que hoy ocupa la Biblioteca Padre Salmerón, y donde antaño estuvo la centralita de telefónica (la de la Anica, aquella voz entrañable que aparejaba en sus clavijas las conversaciones de los vecinos de esta Villa, allá por los sesenta), en ésta esquina, frente a Los Valencianos, comenzó hace 30 años lo que hoy se nos muestra como una gran empresa literaria: La Sierpe y EL Laúd.

Hace ya tres décadas que apenas media docena de veinteañeros se reunían aquí para buscar otro modo de diálogo con el otro. Un diálogo a través de la sensibilidad, de la creatividad y de la poesía. Y ahora, cuando en el aniversario de su fundación caemos en la cuenta de que son 30 años los que han trascurrido desde entonces, no podemos por menos que sorprendernos y preguntarnos cómo lo han conseguido.
Los admiramos, y también tratamos de descubrir cuál es el secreto de su permanencia como grupo dentro de la cultura ciezana: decenas de publicaciones, recitales, certámenes literarios, trabajos con escolares, poemarios de algunos de nuestros más entrañables poetas (Aurelio Guirao, María Pilar López, etc.), encuentros de escritores en nuestro pueblo… etc.

La actividad desplegada en estos años ha logrado transmitir y sembrar profundamente en nuevas generaciones de ciezanos el inmenso amor a los libros y en particular a la poesía. Todo de la mano de un Grupo de Literatura, siempre renovado a través de los años, referente imprescindible e indiscutible de la actividad literaria en nuestra Región.

Sabemos que al común de los mortales les trae al pairo las excentricidades de una gente que, con la de cosas productivas que hay que hacer en esta vida y que dan una buena pasta, se dedican a cultivar el espíritu... Ahí está la cuestión de vuestra permanencia, no habéis perdido la esencia, eso que todos tenemos cuando despertamos a la vida adulta, y que conocemos con distintos nombres: sueños, ilusiones, inocencia, honestidad, amistad, justicia, coraje. Eso que con el paso de los años y los envites de la vida se va perdiendo hasta convertirnos en hombres y mujeres útiles para nuestra sociedad... Vuestra utilidad está precisamente en seguir soñando y tener sueños hermosos de los que nos hagáis partícipes.

Por esta razón, la Biblioteca Padre Salmerón y el Club de lectura Dante os damos nuestra más sincera enhorabuena, sois un ejemplo y os felicitamos sabiendo que la Sierpe y el Laúd no se rinde.

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Yo no soy periodista porque carezco de la disciplina del cronista. Soy escritor y tengo la indisciplina del narrador, y ésta fue la clave que me permitió entender ciertas cosas. (…) Yo iba a los lugares, más que para ver las cosas, para que ellas me miraran.”






Roberto Saviano nació en Nápoles en 1979. Por medio del periodismo y la literatura cuenta la realidad económica y territorial de la Camorra y la criminalidad organizada.


Saviano, que estudió Filosofía Moderna en la Universidad de Nápoles, habitual colaborador de L’Espresso y La Repubblica, saltó a la fama en 2006 con la publicación de “Gomorra”, una novela-reportaje en la que describe los negocios que la Camorra mantiene tanto en Italia como en el extranjero, y que abarca diversos sectores: turismo, comercio, construcción, transportes, bancos, drogas, tráfico de armas, etc. La gran repercusión del libro -con más de dos millones de ejemplares vendidos, y editado en más de cuarenta países- provocó la reapertura del debate sobre la criminalidad organizada en Italia.


Decidió abandonar su país después de que la prensa desvelará el 14 de octubre del 2006 que el clan de los Casarelli tenía previsto asesinarle a él y a su escolta. Desde entonces el Ministerio del Interior italiano proporciona al escritor una escolta permanente.

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Después de “Gomorra”, Roberto Saviano ha publicado dos relatos: “El anillo” –sobre el asesinato de dos inocentes en Nápoles-, y “Lo contrario de la muerte”, la historia de una joven viuda de guerra.


Matteo Garrone (Roma, 1968) ha llevado a la gran pantalla “Gomorra”, película que obtuvo el Gran Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Cannes, en 2008.

NUNCA DEBAJO DE UNA MUJER


ROBERTO SAVIANO. EL PAÍS - Cultura - 15-07-2009
Con frecuencia reflexiono sobre cómo se educa en territorio mafioso: en esos lugares, una gran parte de la formación del hombre y la mujer pasa a través de la sexualidad. Quizás nada explique mejor el código sexual que rige en esas tierras que la imposibilidad de que ningún ámbito se sustraiga a la lógica férrea de pertenencia, jerarquía, poder, control territorial. Reglas complejas, ritos rigurosos, vínculos inquebrantables. Una sintaxis inflexible y eternamente idéntica regula desde la adolescencia el comportamiento sexual de los mafiosos.

"Nunca debajo de una mujer" es el imperativo con el que se educa. Si mientras haces el amor, decides estar debajo, estás eligiendo someterte incluso en la vida de todos los días. "Nunca sexo oral". Recibirlo es lícito, hacérselo a una mujer es de "perros". A este viejo código se atiene todavía gran parte de las nuevas generaciones de adeptos, obsesionados no sólo por su virilidad, sino también por cómo ejercerla. Hacerlo de acuerdo con esas rígidas reglas se convierte en un rito con el que reafirman su poder. Unas normas claras e indelebles que están vigentes en casi todas las zonas de la N'drangheta, Camorra, Mafia y Sacra Corona Unida y que significan algo más que el simple espejo de una cultura machista.

Para las mujeres todo es mucho más complejo. Es un mantenerse en precario equilibrio entre modernidad y tradición, entre jaula moralista y total libertad para afrontar asuntos de negocios. Pueden ordenar una muerte pero no pueden permitirse tener un amante o abandonar a un hombre. Pueden decidir invertir en un sector del mercado pero no maquillarse cuando su hombre está en la cárcel. Vestirse con elegancia, maquillarse mientras su marido está encarcelado quiere decir que lo hacen para otros. Teñirse el cabello equivale a una silenciosa confesión de traición. La mujer existe sólo con relación al hombre. Sin él, es como un ser inanimado. Un ser demediado. Durante los juicios, no es raro ver a mujeres en los espacios reservados al público mandar besos o simples saludos a los acusados que están en las peceras blindadas. Son sus mujeres, aunque muchas veces parecen sus madres. Si, cuando te cruzas con ellas por la calle, van bien vestidas, cuidadas, maquilladas, significa que su hombre está cerca, está libre y manda. Y al mandar refleja su poder sobre su mujer. Sin embargo, las mujeres de los jefes encarcelados, desaliñadas hasta volverse invisibles, son las que muchas veces, de forma vicaria, mandan más.

En tierra criminal, todas las historias de las mujeres se parecen, tanto si tienen un destino trágico como si logran sobrevivir en la normalidad. En general, marido y mujer se conocen desde adolescentes y contraen matrimonio a los veinte o a los veinticinco años. Casarse con la chica que se conoce desde pequeña es fundamental, siempre que sea virgen. Es imposible sustraerse a esta praxis. Y quien crea que puede librarse de ella, está equivocado. Incluso cortejar es marcar territorio. Acercarse a una mujer significa correr el riesgo de invadir territorio ajeno.

En 1994, Antonio Magliulo de Casal di Principe intentó cortejar a una chica, pariente de un hombre del clan de los Casalesi y que estaba prometida a otro miembro del clan. Magliulo le hacía muchos regalos e, intuyendo que quizás la chica no estaba muy contenta con su boda, insistía. Estaba enamorado de esta mujer mucho más joven que él y la cortejaba como es habitual en su tierra: bombones Baci Perugina por San Valentín, un cuello de piel de zorro en Navidad y, siempre, postegge, es decir, como un poste esperándola a la puerta del trabajo. Un día, en pleno verano, un grupo de afiliados del clan de Schiavone le citó en la playa de Castelvolturno para aclarar ciertas cosas. Ni siquiera le dejaron hablar. Mauricio Lavoro, Giuseppe Cecoro y Guido Emilio le dieron un golpe en la cabeza con un palo con clavos, le ataron y le metieron arena en la boca y en la nariz. Cuanta más arena tragaba para respirar, más le metían. Murió ahogado por una pasta de arena y saliva que se le había solidificado en la garganta. Fue condenado a muerte por cortejar a una mujer más joven, consanguínea de un importante afiliado, y prometida. Cortejar, pedir una cita, pasar una noche juntos es compromiso, riesgo, responsabilidad.

Cuando ante el tribunal, los arrepentidos contaron estos y otros asuntos semejantes tratando de vencer la incredulidad de los jueces, dieron una explicación que es una síntesis inigualable: "Señor juez, aquí follar es peor que matar. Es mejor que mates a la mujer de un jefe; a lo mejor te perdonan. Pero si follas con ella, estás muerto". Amar, decidir hacer el amor, besar, hacer un regalo, sonreír, tocar una mano, intentar seducir a una mujer o ser seducido puede ser un gesto fatal. El más peligroso. El último. En un lugar donde todo es ley implacable, los sentimientos y las pasiones que no conocen reglas son, más que cualquier otro factor vital, una condena a muerte.

miércoles, 10 de febrero de 2010

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jueves, 28 de enero de 2010

Auschwitz

León Felipe
A todos los judíos del mundo,mis amigos, mis hermanos


Estos poetas infernales,
Dante, Blake, Rimbaud
que hablen más bajo...
que toquen más bajo...
¡Que se callen!
Hoy
cualquier habitante de la tierra
sabe mucho más del infierno
que esos tres poetas juntos.
Ya sé que Dante toca muy bien el violín...
¡Oh, el gran virtuoso!
Pero que no pretenda ahora
con sus tercetos maravillosos
y sus endecasílabos perfectos
asustar a ese niño judío
que está ahí, desgajado de sus padres...
Y solo.
¡Solo!
aguardando su turno
en los hornos crematorios de Auschwitz.
Dante... tú bajaste a los infiernos
con Virgilio de la mano
(Virgilio, «gran cicerone»)
y aquello vuestro de la Divina Comedia
fue una aventura divertida
de música y turismo.
Esto es otra cosa... otra cosa...
¿Cómo te explicaré?
¡Si no tienes imaginación!
Tú... no tienes imaginación,
Acuérdate que en tu «Infierno»
no hay un niño siquiera...
Y ese que ves ahí...
está solo
¡Solo!Sin cicerone...
esperando que se abran las puertas de un infierno que tú,
¡pobre florentino!,
no pudiste siquiera imaginar.
Esto es otra cosa... ¿cómo te diré?
¡Mira! Éste es un lugar donde no se puede tocar el violín.
Aquí se rompen las cuerdas de todos los violines del
mundo.
¿Me habéis entendido poetas infernales?
Virgilio, Dante, Blake, Rimbaud...
¡Hablad más bajo!
¡Tocad más bajo! ¡Chist!
¡¡Callaos!!
Yo también soy un gran violinista...
y he tocado en el infierno muchas veces...
Pero ahora, aquí...
rompo mi violín... y me callo.

viernes, 22 de enero de 2010

PRIMO LEVI



Novelista, ensayista y científico italiano, superviviente del campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau.

Levi nació en Turín el 31 de julio de 1919 y estudió química en la universidad de aquella ciudad entre 1939 y 1941. Se encontraba trabajando en el terreno de la investigación, en Milán, cuando la intervención alemana en el norte de Italia, ocurrida en el año 1943, le empujó a unirse a un grupo judío de la Resistencia. Fue detenido y deportado al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, en el cual sobrevivió desempeñando trabajos de laboratorio para los nazis.
Retomó su carrera como químico industrial en 1946 y, al jubilarse en 1974, pudo dedicarse con más intensidad a la literatura.


Entre los muchos libros que Levi escribió a lo largo de su vida destacan “Si esto es un hombre” (1947), que contiene su visión particular de lo inhumano de Auschwitz,” La tregua “(1958), en el cual describe su largo viaje de retorno a Italia a través de Polonia y Rusia, después de ser liberado, “El sistema periódico “(1975), un grupo de narraciones cortas en las que utiliza los elementos químicos como metáforas para caracterizar a distintos tipos de personas, y ”Si no ahora, ¿cuándo?”(1982), una obra en la que describe el grupo de la Resistencia al que perteneció, y mediante la cual intenta refutar la idea de la pasividad de los judíos frente al nazismo.

Levi se suicidó el 11 de abril de 1987, arrojándose al vacío, por el hueco de la escalera de su casa.





Incógnitas
Por Juan Gelman

Dos libros de Primo Levi – "Si esto es un hombre "(1947) y " Los hundidos y los salvados" (1986)– lo han convertido en referencia obligada de todo estudio sobre la Shoá. En efecto, en ellos relata su experiencia como prisionero en Auschwitz, adonde fuera deportado por los nazis en 1944cuando él buscaba contacto con los partigiani. Tenía 28 de edad cuando se publicó el primero y quién sabe si hay otro escritor sobreviviente de los campos de la muerte que haya narrado lo inenarrable con tanta lucidez, economía de medios y agudeza sostenidas a lo largo de 40años. Siempre se ha exaltado su visión del infierno concentracionario por exenta de insultos, lamentos y repeticiones del agravio, y vertida en un estilo analítico, meticuloso, clarificador, como guiado por la técnica brechtiana del distanciamiento. Desconfiaba de quienes practican la profecía y de quienes levantan el dedo en posición de víctima. "No soy nada de eso", dijo alguna vez.

Esta aparente objetividad es atribuida a su formación científica: Primo Levi era químico y en 1961 se desempeñaba en Turín como gerente general de una fábrica de pinturas, esmaltes y resinas sintéticas. Investigaba, sí, pero al ser humano, ese "centauro, laberinto de carne y de mente, de aliento divino y de polvo". Le gustaba sorprende conversaciones más que participar en ellas, "espiar por un agujerito más que observar panoramas vastos y solemnes... hacer girar entre mis dedos una sola pieza del mosaico más que mirar el mosaico entero". Es puro esquema considerarlo un mero sobreviviente del nazismo que testimonió con talento: su obra completa, publicada por Einaudi en 1998, muestra a un grande y diverso escritor.

Es curioso que se trate de la misma empresa que rechazó el manuscrito de “Si esto es un hombre”. El libro apareció en una editorial pequeña y no tuvo mayor resonancia. Sólo un joven escritor de entonces lo elogió con entusiasmo. Se llamaba Italo Calvino. Cuando Einaudi lo reedita en 1958 se convierte en un éxito de proporciones y Primo Levi gana respeto como hombre de letras, aunque ciertos colegas lo califican de menor. Pero su obra –poemas, relatos históricos y de ciencia ficción, ensayos, cuentos— desborda la etiqueta "crónica" que la acompañó mucho tiempo, es más contradictoria y menos sosegada de lo que se solía suponer. Por lo demás, revela la intensa labor de traducción de Primo Levi –Heine, Kafka, Lévi-Strauss, entre otros– y su empeño en la difusión de autores como Katzenelson, Poliakov y Bruck que padecieron la Shoá.

Primo Levi escribía y reescribía sin pausa, por lo general textos cortos –"agujeritos"– que intercalaba a veces en otros posteriores concretando libros incluso décadas después de su primera concepción. “Si esto es un hombre “resultó una criatura en la que trabajó de manera constante, revisó la reedición de Einaudi, supervisó su traducción al inglés y especialmente al alemán (1961), la adaptación radial (1964) y la teatral (1966), le agregó notas para la edición de lectura obligatoria en los colegios (1974) y un apéndice motivado por las preguntas más frecuentes de los estudiantes (1976) que fue además materia de muchas páginas de “ Los hundidos y los salvados”.
El crítico Alberto Cavaglion juzgó que todo lo escrito por Primo Levi es una glosa de” Si esto es un hombre”. En semejante apretujón no entraría, por ejemplo, “El sistema periódico “(1975), 20 capítulos con el nombre de sendos elementos de la tabla de Mendeleiev en que lo autobiográfico se mezcla con lo científico y lo científico construye analogías de índole moral. Sostenida por un flujo de invención que no decae, la escritura de Primo Levi no es la de un aficionado –como lo definían algunos y él se definía–, sino la de un escritor original cuya penetración sintáctica y emotiva parece dimanar de una oscura ansiedad del pensamiento. Primo Levi no fue sólo el cronista del Infierno moderno: también indagó los meandros del yo y del ser. En el prefacio de su libro más "infernal" –Si esto es un hombre– advierte que lo escribió a fin de "proporcionar documentos para un estudio desapasionado del alma humana".
Cuarenta años después la despasión se disipa en Los hundidos y los salvados: en vez de distancia y ausencia de odio, hay furia. "Nadie –dice– podrá jamás establecer con precisión cuántos del aparato nazi no podían no saber de las atrocidades espantosas que se estaban cometiendo; cuántos sabían algo, pero fingían ignorancia; cuántos tuvieron la posibilidad de saber todo, pero eligieron el camino más prudente de tener ojos y oídos (y sobre todo la boca) bien cerrados." Y por vez primera pasa del adjetivo "nazi" al gentilicio "alemán":"... la falta de difusión de la verdad sobre los campos de concentración es una de las mayores culpas colectivas del pueblo alemán, es la demostración más manifiesta de la cobardía a la que lo había reducido el terror hitleriano".
Nunca se sabrá qué produjo esta implosión en Primo Levi. ¿Una rabia latente que se quita la máscara? ¿El deseo de saber que choca contra la imposibilidad de responderse preguntas terribles sobre la condición humana?

miércoles, 23 de diciembre de 2009

TOM SPANBAUER


Escritor estadounidense, nación en Pacatello, Idaho, en 1946.

Criado en una familia católica de granjeros de origen alemán, inició sus estudios en la universidad de Aido, trasladándose más tarde a la universidad de Columbia (Nueva York). Antes de trasladarse a la costa Este, pasó tres años en Kenia. En Nueva York se casó, se divorció y sobrevivió con pequeños trabajos que compaginó con su primera novela ”Lugares Remotos”.

Tras el éxito de su segunda novela, “El Hombre que se enamoró de la Luna” se instaló en Portland, Oregón, donde imparte clases de literatura y sigue escribiendo.
Su tercera novela fue “La ciudad de los cazadores tímidos”, que al parecer recoge su propia experiencia como inmigrante del lejano Oeste en la Gran Manzana.



En 2006 publicó “Ahora es el momento”, que gira en torno a la huida de un adolescente de finales de los 60, desde su ciudad natal hacia California.


Spanbauer ha definido su aproximación a la literatura como escritura peligrosa y la enseña en su propio taller de escritura de Portland. Esta escritura usa ciertas técnicas literarias que enfatizan el minimalismo, tratando temas que causan miedo o vergüenza en el escritor, y buscando una expresión lo más sincera posible. Las obras que siguen esta técnica están narradas en primera persona y tratan determinados temas como pueden ser los tabúes culturales.

lunes, 21 de diciembre de 2009

EL HOMBRE QUE SE ENAMORÓ DE LA LUNA. Tom Spanbauer, 1991.


“La ficción hace la verdad más verdadera. Si voy a la no ficción me enredo en los detalles, mientras que con la ficción siento que tengo licencia para mentir. Encuentro la verdad mintiendo sobre ella”.

Tom Spanbauer


Dangerous writing. El estilo literario propuesto por Spanbauer traza el fantástico itinerario que va guiando al lector por ese peculiar Far West: un lejano Oeste habitado por indios y negros enfrentados a las convenciones impuestas por el hombre blanco; prostitutas soñadoras y enamoradas de hombres solitarios; mormones inquisidores; tipos duros y no tan duros que se aman bajo todas las luces. Violencia y amor, Naturaleza y pólvora, palabras-tabú, regueros de whisky, sexo… y Cobertizo, el protagonista adolescente que es, a su vez, la voz que narra para mostrarnos las fronteras y demostrarnos su artificio: las razas, los orígenes, la sexualidad revolotean sin ataduras a lo largo y ancho de esta novela, de este viaje de iniciación y búsqueda donde los márgenes se diluyen como una mirada en la oscuridad.


“El hombre que se enamoró de la luna” nos cuenta una historia repleta de hermosas mentiras que arrojan luz sobre distintas verdades: la verdad del aprendizaje, la lucidez de la libertad consciente, la certeza de la poesía.



Carlos Gironés.



































miércoles, 2 de diciembre de 2009

ARTHUR MILLER

En la ENCICLOPEDIA ENCARTA de MICROSOFT encuentro la siguiente reseña del dramaturgo estadounidense Arthur Miller, que figura entre los principales autores teatrales del siglo XX.

Nació en Nueva York el 17 de Octubre de 1915, hijo de un fabricante de abrigos que se arruinó durante la Gran Depresión. En 1938, mientras estudiaba en la universidad de Michigan, recibió varios premios por su comedia "Todavía crece la hierba". De regreso a Nueva York comenzó a escribir seriales radiofónicos. En 1944, obtuvo su primer premio literario con "Un hombre con mucha suerte", obra que sin embargo no tuvo éxito comercial. Su novela "Focus" (1945), un ataque contra el antisemitismo, resultó un gran éxito y "Todos eran mis hijos" fue elegida por el Círculo de Críticos de Teatro de Nueva York como la mejor obra teatral de 1947. Este estudio sobre los efectos del oportunismo en las relaciones familiares influyó en la mayoría de sus obras posteriores.

El mayor logro de Miller fue "Muerte de un viajante" (1949), que obtuvo los premios Pulitzer de Teatro y del Círculo de Críticos de Teatro de Nueva York, y a menudo se cita entre las mejores obras del teatro contemporáneo. En un estilo casi poético, narra la trágica historia de un hombre normal, muy parecido a su padre. "Las brujas de Salem" (1953), una obra que describe los juicios por brujería realizados en Salem, es en realidad una denuncia contra la investigación del Congreso de Estados Unidos sobre las actividades subversivas llevada a cabo por el senador Joseph McCarthy. El propio Miller compareció ante el Comité de Actividades Antiamericanas en 1956. Fue condenado por desacato pero, apelada la sentencia, quedó finalmente absuelto.

Otras obras dignas de mención son "Panorama sobre el Puente" (1955), "Después de la caída" (1963),"Incidente en Vichy"(1964),"El precio"(1968)y"El arzobispo" (1977), basada en la persecución de los escritores disidentes soviéticos. Destacan asimismo el guión cinematográfico "Vidas rebeldes" (1960), escrito para su segunda esposa, la actriz Marilyn Monroe; "El reloj americano" (1980), una serie de viñetas dramáticas basada en "tiempos duros" (1970), un estudio sobre la depresión del escritor estadounidense Studs Terkel; una colección de relatos, "Ya no te necesito" (1967), y "Ensayos teatrales de Arthur Miller" (1978).


Los principales responsables de Vidas Rebeldes: Frank Taylor (productor), Arthur Miller (guionista), Eli Wallach, John Huston (director), Montgomery Clift, Marilyn Monroe, y Clark Gable alias "El Rey".


Las obras de Miller se interesan especialmente por la responsabilidad del individuo hacia los demás, el conocimiento de uno mismo y la realización personal. Escritas en un estilo sencillo y coloquial, tienen su origen en la conciencia social del autor y su compasión hacia los que son vulnerables y se dejan arrastrar hacia el mal camino por los falsos valores que impone la sociedad.


El 8 de Mayo último le concedieron el Premio PRINCIPE DE ASTURIAS DE LAS LETRAS y al día siguiente apareció en el periódico "TRIBUNA de Salamanca" el artículo de Aníbal Lozano que a continuación se transcribe íntegra y literalmente.

"¡Hay que estirar el cuello para ver una estrella!", dice Willy Loman en un momento transcendente de "Muerte de un viajante", exactamente cuando la naturaleza de la vida le obsesiona con el fracaso en un paraíso de falsos ganadores.

El teatro de Arthur Miller - desde ayer Premio PRINCIPE DE ASTURIAS DE LAS LETRAS - es el del realismo que penetra en la piel hasta llegar a los tuétanos. Heredero del gran teatro norteamericano que renovó universalmente la figura de Eugene O'neill, hijo adoptivo para el teatro de la generación que marcó la presencia de Tennesse Williams, Miller sabe como pocos dibujar al personaje y darle la transcendencia de la lucha de la vida. Si no fuera por el fuego de las falsas imágenes diríamos que él es un "barojiano" comprometido y que no se queda ante el escaparate de pintar la vida tal como es, sino para darle forma para que el fondo del compromiso precisamente no se pierda.

Así es el personaje, por ejemplo, de Willy Loman, que pide un gran actor para que lo lleve a escena y al que el otro regalará el premio de la memoria. Si en España lo interpretaron Carlos Lemos (que siempre recuerdo junto a Enrique Clemente) y Rodero, entre otros grandes, ahora por Willy, José Sacristán ha recibido el premio "Mayte" de Teatro. Y qué decir de Eddie Carbone, al que siempre recurro para escribir sobre una parábola entre el teatro y la vida. He ahí a Helio Pedregal dirigido por Narros a quién pudimos ver tan recientemente en la espléndida "Panorama desde el puente".

El de Miller es un teatro sin fisuras, un espacio donde la vida provoca salir a escena desde lo cotidiano y la dureza de cuánto gravita en la lucha diaria por la supervivencia... y la dignidad.

A Buero le gustaba hablar de su teatro aunque él creía - y su naturaleza dramática lo atestigua - que en el fondo su ojo estaba clavado en O'neil, quizás porque se sentía generacional del mismo Arthur Miller y si uno en España creaba el teatro desde la historia misma, ya fuera entre Velázquez, Goya o Larra, aun sin desprenderse de los personajes cotidianos de la crudeza en que vivían, el otro tiraba de un viajante, un desesperado combatiente o un emigrante amenazado para preguntar sobre la naturaleza de su honestidad. Ese gran teatro de Miller no es otro que el de la profunda química humana.

En el Teatro Campoamor de Oviedo, el universal dramaturgo recibió ayer, Viernes 25, el Premio PRINCIPE DE ASTURIAS DE LAS LETRAS, en su edición del presente año.

Arthur Miller no se ha dejado "arrastrar hacia el mal camino por los falsos valores que impone la sociedad". Y nunca le llaman despectivamente gringo, yanqui o cosa parecida. Al contrario, en él se dan los auténticos valores del pueblo norteamericano, ejemplarizador de sus clases dirigentes; ese buen pueblo del que puede surgir un mañana donde el más poderoso sea también el más justo.


Este artículo fue publicado por Juan José Abellán, componente de nuestro club de lectura,en el Mirador de Cieza el 26/10/2002.



lunes, 30 de noviembre de 2009

LA CONCIENCIA DEL SUEÑO AMERICANO


MANUEL VICENT


Bajo cualquier forma de derrotismo siempre hay una posibilidad de victoria: este principio se le quedó grabado al adolescente Arthur Miller a los 14 años, cuando la Gran Depresión del 29 se llevó por delante la fábrica de ropa interior femenina de su padre, un judío polaco, emigrado a Norteamérica antes de la I Guerra Mundial. Aunque era un negocio boyante, en esos años se ganaba mucho más especulando en Bolsa. El crack de Wall Street lo dejó desplumado y la empresa familiar se fue por el sumidero. En lugar de alquilar una suite del último piso del Waldorf Astoria para arrojarse al vacío como hicieron otros, el señor Miller se trasladó a Brooklyn; pasó un tiempo en un sillón con el puño en la mandíbula y la mirada fija en la pared de enfrente, pero un día se puso en pie y se hizo viajante. Ya no llegó a nada, aunque tampoco tuvo necesidad de estrellarse con su Studebaker contra un árbol para que su hijo cobrara el seguro y pudiera seguir los estudios. Su hijo lo había conseguido por sus propios medios empleándose en un almacén de repuestos de automóviles, un trabajo que le permitió ir a la universidad.


Nada funciona, pero hay que levantarse cada mañana con el ánimo de que las cosas pueden cambiar: éste era el espíritu del viejo sueño americano. Ése era también el espíritu de Arthur Miller. Alto, fibroso, adusto, irónico, este judío antisionista pertenecía también a esa otra raza de los que, en cualquier parte del mundo, nunca bajan los brazos ante la injusticia y la combaten más allá de la desesperación. No creo que su ánimo hubiera variado en el caso de haber sido estibador en el puerto de Nueva York. La adversidad de la Gran Depresión hizo que, en lugar de ser un acaudalado fabricante de paños, heredero del negocio familiar, se convirtiera en el primer dramaturgo de Estados Unidos. En el fondo el pesimismo es siempre una forma de moral, por eso nunca hay que doblegarse.



Photo by W. Eugene Smith. Actors Arthur Kennedy (L) & Lee J. Cobb in scene from Arthur Miller play "Death of a Salesman", New York, NY, 1949.

De esta derrota extrajo Miller la primera victoria. La muerte de un viajante, inspirada en la experiencia de su padre, fue la obra que lo llevó a la fama. Cuando todo parecía sonreírle le llegó otro golpe bajo. Sucedió en 1956. Miller tenía 41 años y su éxito estuvo a punto de ser arruinado. Hay que imaginarlo entrando en la sala abarrotada del Congreso para declarar ante el comité de actividades anti-norteamericanas, requerido por el senador Joe McCarthy. En una ocasión semejante el director John Ford, de pie ante el estrado, miró el reloj y se dirigió a los miembros de la comisión con estas palabras:
-Tienen ustedes media hora para preguntar lo que quieran. A las diez empiezo el rodaje.

Arthur Miller fue aún más escueto y allí donde algunos actores, directores y productores famosos, que sólo eran héroes en la pantalla, se achantaron hasta convertirse en delatores de sus colegas, él se acogió a la cláusula del silencio, más cerca del desprecio que de la cólera. No trató de lucirse con una frase para la historia, pero tampoco bajó los brazos esta vez. Normalmente la vida sólo te concede una oportunidad para dar la talla ante ti mismo y ser coherente con lo que haces o escribes, de forma que puedas afeitarse sin rubor ante el espejo cada mañana. Miller la aprovechó y, pese a su entereza moral, al abandonar la sala, dijo:

-No me siento tan inocente como para maldecir a otros que no han sabido ser fuertes.

Cosas así sólo pueden decirse después de haber leído mucho a Isaías. Arthur Miller no era un moralista porque sabía que la inseguridad es el único principio válido en la vida y de la sensación de que todo puede derruirse en una fracción de segundo sacó su inspiración. Ésa era también la cara oculta del sueño americano. Este percance le inspiró Las brujas de Salem, una gran carga contra el fanatismo.
















Photo by Inge Morath, Marilyn Monroe and Arthur Miller in their suite in Reno´s Mapes Hotel after a day´s shooting, 1960.

Y un día este hombre duro y reservado, de ojos incisivos detrás de sus gafas de carey, saltó a los grandes titulares de todos los periódicos al ser descubierto en brazos de Marilyn Monroe, el mito erótico de Norteamérica. De pronto Arthur Miller se vio arrastrado por un vendaval que lo convirtió en una parte de gran spot publicitario, en el cual la inteligencia y el sexo formaban una misma oscura amalgama, que comenzó a alimentar también el fondo lúbrico del sueño americano. A Marilyn se la veía colgada de aquel intelectual. Lo miraba desde abajo con ojos quemados de admiración y él le devolvía desde arriba una sonrisa complaciente, pero sorprendida, la misma con que se expresa la atracción ante una obra de arte a un punto de la destrucción. Miller aguantó la furia de aquel viento. Cuando todo el mundo esperaba verlo derribado, esta vez por el oleaje de curvas de Marilyn, el intelectual se doblaba como el junco pensante de Pascal y volvía a recobrar la vertical de su eje de acero, aunque no pudo resistir mucho tiempo. No sé qué más necesitan en Broodway para convertir el choque de amor de esta pareja en un musical.

Muerta ya Marilyn por propia mano o por otra distinta, de este nuevo fracaso Miller se recuperó escribiendo Después de la caída, pero ya no hubo ninguna entrevista en que el periodista no le preguntara por ella.

-¿La recuerda a menudo?

-¡Cómo podría evitarlo! Por todas partes hay retratos suyos. La publicidad permanente era un gran problema para nuestra relación personal. La recuerdo con compasión. Era como ese payaso que quiere que oigan sus versos en una esquina pero todos esperaban que se desnudara.

Roto aquel sueño americano que nos fascinaba cuando éramos jóvenes, el desembarco en Normandía, los marines en Nápoles, el cigarrillo de Bogart, Gene Kelly cantando bajo la lluvia en París, el glamour de la propia Marilyn, el espejismo de los Kennedy, la Norteamérica que despidió a Miller en la tumba era ya un país con un capitalismo grasiento, desbancado el comunismo de la Unión Soviética, pero en medio de una sociedad de hormigas sin seso, arrastradas por la fiebre de fusiones y dentelladas de tiburones que se devoran entre sí, a millones de viajantes, como Willy Loman, sólo les quedaba la conciencia crítica de este dramaturgo. Mientras uno lucha no está muerto. El 80% de los norteamericanos cree que irá al cielo, pero también la mayoría piensa que allí no encontrará a nadie conocido.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

LAS DELICADAS FRONTERAS

LUIS LANDERO
EL PAÍS -
Cultura - 02-12-1993


Mis relaciones con Miguel Delibes, como supongo que les habrá ocurrido a otros lectores y escritores de mi generación, fueron durante un tiempo conflictivas. Y supongo también que se trató de un malentendido propiciado por una época en que comenzaban a difundirse, y a cuajar, en España las técnicas y modos narrativos de los grandes autores europeos y norteamericanos de entreguerras, y cuando de pronto, con una actitud tan animosa como atolondrada, el realismo menesteroso de los años cincuenta, y de paso cualquier otro tipo de realismo, fue declarado de una vez por todas vergonzante e inepto. Este país, que siempre tiene alguna cuenta pendiente con la historia, como no suele inventar sus propias cosas, ni en consecuencia sus propios matices, se limita casi siempre a tomar partido a favor o en contra de las ajenas. Yo había leído ya, con esa fervorosa y sabia inocencia con que se acostumbra a devorar las novelas del siglo XIX, La sombra del ciprés es alargada y, sobre todo, El camino, El diario de un cazador y La hoja roja. Y supongo que hubiera seguido leyendo a Delibes si no llega a ser porque, por entonces, me llegó la hora de tomar partido, y ante la disyuntiva, me decidí por ser indiscutiblemente moderno. Tardé en comprender dos cosas: una, que la moda en el arte es la modernidad hecha ya manierismo; otra, que Miguel Delibes es un autor moderno por la razón sencilla de que es intemporal. Ahora, que dicen que está volviendo el gusto de que la novela sea ante todo novelesca, y de que cuente mucho y de que se permita todas las trampas posibles con tal de que entretenga, se vienen a utilizar contra un Juan Benet, o un Juan Goytisolo, por ejemplo, los mismos argumentos excluyentes que en otro tiempo se usaron contra Miguel Delibes. Y es que hay que tomar partido, y afirmar un término conlleva condenar el contrario. A veces uno piensa que la intolerancia es más feroz en la estética que en la política. Pero es difícil entender estas cosas: del mismo modo que la política ha de inspirarse en la razón, las pasiones son potestativas del arte, y por eso el arte ha de asumir ciertas contradicciones que, fuera de él, son signo de barbarie. Uno tarda en entender, como nos enseña Truman Capote, la diferencia entre escribir bien y escribir mal (y Delibes escribe, por cierto, con esa rara perfección renacentista que se consigue cuando se acierta a unir indisolublemente la lengua hablada y la lengua escrita), pero aún tardará más en distinguir esa frontera delicada y brutal que media entre escribir bien y hacer una obra de arte. Y quizá por eso, Delibes es un hallazgo propicio para la juventud y para la madurez.
A mí con Delibes me reconciliaron mis alumnos de Bachillerato. Una de las ventajas de ser profesor son las lecciones que uno recibe si se es razonablemente humilde para recibirlas. A los jóvenes, instintivamente, les gusta Delibes. Como decía Ortega de Baroja, Delibes es de esos novelistas que, en la primera página, te cortan la retirada, y ya no hay más remedio que seguir adelante. "Un novelista para jóvenes", piensa uno entonces, no sin cierto desdén. "Un novelista meramente gracioso", es seguro que dijeron durante más de un siglo muchos de los lectores de El Quijote. Uno tarda en reconocer la sabiduría cuando viene disfrazada en el difícil arte de la sencillez. Delibes ha ahondado en la vida hasta una profundidad que sólo el tiempo acertará a medir con precisión.
De El Quijote, dijo Vosller que es como una lagunilla que cualquier niño puede bordear sin peligro, pero donde el sabio más sabio se ahogaría si intentase cruzarla a nado. Y esto es lo que también puede decirse de Delibes: que tiene ese doble y endiablado encanto del arte que, en su discreción, lo está diciendo todo.
De adolescente bordeé a Delibes; de adulto, sigo cultivando el placer de bordearlo y, a veces, de cruzarlo a nado. Tal es, en definitiva, el privilegio de los clásicos.

MIGUEL DELIBES

Miguel Delibes (Valladolid, 17 de octubre de 1920).


Miguel Delibes nació en Valladolid en 1920. Al acabar la Guerra Civil comenzó a estudiar Comercio -obtendría la cátedra en 1945- y se licenció en Derecho. Trabajó como redactor en el Norte de Castilla y llegó a alcanzar el puesto de director en 1958, aunque cinco años después dimitiría a raíz de varios enfrentamientos con Manuel Fraga, entonces ministro de Información y Turismo.
Con sólo 28 años, Delibes obtuvo el Premio Nadal por “La sombra del ciprés es alargada”. A esta obra le sucedieron títulos como “El camino”, “Mi idolatrado hijo Sisí” o “La partida”, su primer libro de relatos. En 1955 publicó “Diario de un cazador”, obra que fue galardonada con el Premio Nacional de Literatura. Siete años después recibió el Premio de la Crítica por “Las ratas”.

Autor de “El disputado voto del señor Cayo” o “Los santos inocentes”, Delibes, amante de la naturaleza y siempre atento a sus peligros, ha escrito numerosas páginas dedicadas al medio ambiente y a su afición por la caza y la pesca.
Adaptadas al cine y al teatro, muchas de las obras del escritor vallisoletano han gozado de reconocimiento y admiración de crítica y público, y le han reportado insignes galardones como el Príncipe de Asturias de las Letras, en 1982, o el Premio Cervantes, en 1993.

Desde 1975 ocupa el sillón “e” de la Real Academia Española. Su última gran obra, “El hereje” –que dedica a Valladolid-, se publicó en 1998, recibiendo el Premio Nacional de Narrativa.

Hace unos años se creó la Cátedra Miguel Delibes, con sede en las universidades de Nueva York y Valladolid, cuyo objetivo es el estudio de la Literatura española contemporánea.

Los versos que le dedicara Jorge Guillén dan cuenta de la admiración que sentía el poeta de la generación del 27 por nuestro escritor:

Admiremos al hombre auténtico de veras,
Que sabe organizar su vivir y sus libros,
Muy al tanto de todo, sin inclinarse a nada,
Porque son tan ajenas
Al manantial continuo de gran inspiración;
Auténtico vivir cuajado en escritura
Límpida, magistral, y así tan convincente,
Un arte narrativo que recrea
Campo y Ciudad, sus luces y sus ideas,
Profundos los paisajes minuciosos,
Vegetaciones, hombres, animales,
En medio el cazador.

martes, 29 de septiembre de 2009

LOS PERSONAJES SOLITARIOS DE MURIEL BARBERY


La escritora francesa arremete contra la burguesía en
'La elegancia del erizo' AURORA INTXAUSTI - Madrid - 05/10/2007



Un libro que cae de una estantería, un gato que sitúa sus patas sobre el nombre de una mujer y la imaginación de Muriel Barbery (Bayeux, Francia,1969) han posibilitado que los lectores puedan tener entre sus manos La elegancia del erizo (Seix Barral), una oda a la belleza de las personas que nos rodean y una crítica mordaz a la burguesía francesa. La escritora habla en su literatura de la soledad, de la inteligencia del individuo y de la solidaridad. La elegancia del erizo descubre a mujeres y hombres que viven juntos pero en mundos diferentes, separados por la cultura y las condiciones sociales. Cuenta una historia que emerge del número 7 de la calle Grenelle, un inmueble burgués de París, en el que nada es lo que parece. Dos de sus habitantes esconden un secreto. Renée, la portera, lleva mucho tiempo fingiendo ser una mujer común. Paloma tiene 12 años y oculta una inteligencia extraordinaria. Ambas llevan una vida solitaria, mientras se esfuerzan por vencer la desesperanza.

El personaje de la portera aparece fugazmente en La golosina, el anterior libro de la escritora, profesora de Filosofía en Bayeux, trabajo que abandonará durante un tiempo tras el éxito editorial logrado en su país. "Deseé crear un personaje en el que cupiese el desarraigo y la soledad más absoluta y que al mismo tiempo tuviese la capacidad de tener un amplio conocimiento de la vida y fuese una sabia". Muriel Barbery ha llegado a la conclusión de que "la inteligencia es algo transversal a todos los estratos sociales" y, por ello, tanto Renée como Paloma pueden compartir las mismas inquietudes intelectuales. A pesar de tener un físico muy poco agraciado, Renée es, en realidad, una experta en gramática, sensible con las naturalezas muertas holandesas, que lee a Tolstói, escucha a Mozart y al rapero Eminem, y le encanta el cine japonés de Ozu -una pasión que comparte también la escritora, que se trasladará un año a Villa Kujoyama en Japón para escribir su próxima novela-. "Si hubiera una intención en el libro sería la de mostrar a unos personajes solitarios", subraya Barbery, quien explica que la aparición de Paloma, que escribe un diario doble, se produjo cuando llevaba escrito el 80% del libro y tuvo que volver a empezar para darle un protagonismo mayor.
En La elegancia del erizo, la escritora alude a las dificultades de algunos seres humanos para entablar relaciones. "Es algo que a mí me resulta muy difícil. La mayor parte de mi vida la he pasado en un círculo muy restringido por el temor a lo desconocido". Habla Barbery de su crítica a la burguesía en el libro. "En mi país hay una gran fractura entre las clases sociales y un elitismo cultural muy fuerte. El fenómeno de la integración de la inmigración ha sido un absoluto fracaso".
La escritora se ruboriza ante una sesión fotográfica y huye de las cámaras de televisión, una timidez que le llevó a pensar en sus inicios que su obra jamás iba a ser publicada. "Cuando escribes te metes en un mundo impenetrable, tan íntimo que me resulta chocante que se vaya a publicar o salir a la luz lo que imagina mi mente y se va reflejando en el ordenador. Admiro a los escritores que tienen un plan o una estructura, pero yo me siento por la mañana y no sé hacia dónde voy a tirar. Además, si lo sé, malo, porque seguro que luego no vale para nada. Hay momentos en los que tengo la impresión de estar como en trance". Su peculiar forma de escribir se condensa en capítulos muy cortos que dejan al lector expectante ante los acontecimientos que va descubriendo en La elegancia del erizo
.

viernes, 11 de septiembre de 2009

EL TAMBOR DE HOJALATA (1959-2009)

Los otros laberintos de Günter Grass.

"Siempre estoy dibujando aunque no estoy dibujando realmente, porque estoy escribiendo o concentrándome en no hacer nada. También al escribir las frases empezadas en un papel, siguen dibujándose en otro".



Günter Grass

Además de sus conocidos trabajos dentro de la novela, la biografía y el ensayo, el autor de “El tambor de hojalata”, cuya publicación cumple este año medio siglo, se ha internado por otros laberintos, plásticos y librescos: dibujo, acuarela, escultura y poesía. Es larga la lista de escritores que se expresaron, también, con ayuda del pincel, el lápiz o el cincel: García Lorca, Víctor Hugo, Pérez Galdós, Bruno Schulz, William Blake, etc.




Günter Grass trabajó como aprendiz de marmolista en 1947. Al año siguiente estudió pintura y escultura en la Escuela de Bellas Artes de Düsseldorf, y, algunos años después, en Berlín. En 1955, antes de publicar “El tambor de hojalata”, presentó su primera exposición de escultura.



Günter Grass:“Rücken an Rücken”2002


"La obra gráfica corre paralela a la prosa. Son mundos artísticos distintos que responden a criterios estéticos. En algunos casos, mis dibujos reflejan acontecimientos de la vida. Por ejemplo, durante los seis meses que pasé en Calcuta, sólo pude pintar. No podía expresarme de otra manera: los hombres viviendo de la basura, en la basura de la sociedad, convertidos ellos mismos en basura. Pero la mayoría surge de un universo de imaginación y fantasía".






En 2009 ha sido publicado su último libro de poesía, “Payaso de Agosto”, ilustrado con dibujos del autor, una costumbre que se remonta a 1972, cuando vio la luz su “Diario de un caraco






Su primer premio literario lo alcanzaría en un concurso de poesía, logrando el tercer premio en el concurso de poesía de la emisora de radio Süddeutscher Rundfunk, en 1955. De entre sus primeros trabajos hemos rescatado el siguiente poema:



Glück (Felicidad)


Un autobús vacío
se precipita en la noche cuajada de estrellas.
Tal vez cante su conductor
sintiéndose feliz.


jueves, 10 de septiembre de 2009

GÜNTER GRASS















Günter Wilhelm Grass nació en Ciudad libre de Dánzig, el 16 de octubre de1927. Hijo de Willy Grass, un cristiano protestante alemán, y de Helene Grass ,una cristiana católica de origen polaco. Grass creció como católico.
En su novela A paso de cangrejo ( 2002), recuerda el destino de millones de alemanes que fueron víctimas de la Segunda guerra mundial. La pieza central del libro es el hundimiento del barco Wilhelm Gustloff, el 30 de enero de 1945, con miles de refugiados de la Prusia Oriental a bordo; muchos de ellos, niños. Como en Alemania es un tema monopolizado por las poderosas asociaciones de refugiados de Prusia Oriental, de corte conservador, Grass corría el riesgo de verse adscrito a una ideología que no era la suya. Por eso en su novela va contraponiendo el tema de la muerte de miles de refugiados alemanes con el destino fatal de un joven de la ultraderecha. Causó decepción, principalmente en la izquierda, su confesión al diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung según la cual en su juventud perteneció a las Waffen-SS Hasta antes de esta confesión, se conocía que en 1944 ingresó en el ejército como auxiliar de artillería y después sirvió como soldado. Grass asegura que su ingreso a las Waffen-SS no fue voluntario ya que fue destinado,a los 17 años, a Dresden, donde sirvió en la 10ª División Panzer SS Frundsberg en ese grupo de choque nazi. Detalles de su vida aparecen en la autobiografía Pelando la cebolla, en la que relata su infancia, su vida como soldado, sus inicios como escritor y su relación con el Papa Benedicto XVI, quién también fue prisionero de guerra en Bad Aibling, Baviera. Ante estas revelaciones, Grass ha recibido fuertes críticas, por lo que ha sido defendido entre muchos otros por Volker Schlöndorff, por Salman Rushdie y Mario Vargas Llosa. Fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1999 y el Premio Nobel de Literatura en el mismo año. Son múltiples sus compromisos en el campos del arte, la cultura, la política y los derechos humanos



EL TAMBOR DE HOJALATA Obra de la que nos ocuparemos en la primera reunión de nuestro club de lectura en esta nueva temporada. Se trata de una novela estructurada en tres libros; que a su vez está dividida en episodios. y fue llevada al cine por el director alemán Volkor Schlöndorff El tambor de hojalata fue considerado de difícil lectura cuando se publicó en 1959. EL tiempo le ha otorgado la facilidad de las obras maestras, la indiscutible afirmación de su propio genio, la talla enorme de su desmesurada inventiva, la clara penetración de su crítica cruel, casi masoquista -de alemán sobre Alemania-. La historia de Oscar, el pequeño que no quería crecer, es uno de los símbolos literarios más entrañables de nuestro tiempo. Rica en lo que se refiere a todos los sentimientos humanos. Entre los símbolos que el autor maneja dentro de su obra, “el tambor” es el más obvio e importante de todos. El tambor se convierte en un elemento de poder y de defensa sobre y contra quienes atacan este mundo que debe ser inviolable. Pero todo y cada uno de los elementos que se plantean dentro de la obra son recursos sobre los cuales se ha aplicado una gran dosis de creatividad. Es un libro que está escrito en primera persona del singular y maneja un tiempo rotativo entre presente y pasado. Sin lugar a duda es una de las piezas literarias más ricas de la literatura y de la narrativa del siglo XX .
Relación de otras de sus obras:

Biograficas
Cinco decenios
Pelando la cebolla
La caja

Novelas
Faltan diez minutos para Buffalo
El tambor de hojalata
El gato y el ratón
Años de perro

Ensayo
Alemania: una unificación insensata
Malos presagios
Discurso de la pérdida. Sobre el declinar de la cultura en la Alemania unida

lunes, 8 de junio de 2009

LA CONJURA DE LOS NECIOS



CUARENTA ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE J. K. Toole 1969-2009



IX. Cuando un verdadero genio aparece en el mundo podréis reconocerlo por esta señal: todos los necios se unirán contra él.

XVIII. La ambición con frecuencia empuja a los hombres a hacer las acciones más ruines. Así, trepar se hace en la misma postura que arrastrarse.

XXXV. La mayoría de las diversiones de los hombres, los niños y los animales son una imitación de la lucha.

Puntos de vista sobre diversas cuestiones, Jonathan Swift.


Un Chevrolet Chevelle color blanco del año 67 fue el espacio elegido por nuestro autor
para despedirse de todo y de todos: con un trozo de manguera de jardín conectó el tubo de escape
con el interior del vehículo y así fueron encontrado, auto y dueño junto a una carretera vecinal, muy cerca de Biloxi, Mississippi, dos meses después de abandonar su hogar o, lo que es lo mismo, dejar atrás a la dominante Telma Toole, su madre, en compañía de un hombre camino de la demencia, su padre. Regresaba John Kennedy Toole de un viaje que le había llevado a muchos sitios y a California, donde parece que llegó a visitar el castillo de William R. Hearst, aquel magnate retratado por Orson Welles en “Ciudadano Kane”. Así finalizaba la otra conjura contra el creador del personaje Ignatius Reilly: la de la depresión y el alcohol; este final “hermanaría” al escritor nacido en Louisiana con otro “ilustre” suicida: Thomas Chatterton, quien ciento noventa y nueve años antes había decidido, con ayuda del arsénico, apearse de este mundo que tanto le incomprendía.

Escapar, escapar. Fue así, escapando a través de la escritura como Toole escribió su primera novela, “La biblia de neón”, con dieciséis años. En sus páginas pulula sobre suelos de arcillas y cenizas David, un niño de esa misma edad que sufre la realidad en un pueblo perdido del Sur estadounidense...

La maestra se llamaba señora Watkins. También conocía a su marido, que era diácono de la iglesia. No sé cómo se ganaba la vida, pero su nombre salía continuamente en el periódico, porque intentaba eliminar la bebida del condado, impedir que la gente de color votara, procurar que retiraran “Lo que el viento se llevó” de la biblioteca, porque lo leía mucha gente y él sabía que era ´licencioso´."


Algunos años después escaparía de nuevo nuestro escritor -esta vez poniendo tierra de por medio- para trabajar como asistente del Departamento de Inglés en Lafayette (Louisiana). Pero antes había vivido en Nueva York, donde finalizó su posgrado en la Universidad de Columbia y donde, quizá, vivió sus momentos más felices tras conocer a una estudiante, la mujer que resultaría su amor platónico y cuya relación inspiraría la que Ignatius Reilly y Myrna Minkoff mantienen a lo largo del libro que estamos leyendo este mes. Es sabido que Toole siempre quiso volver a Nueva York y reencontrarse con aquella chica.

Sin embargo, una vez más, la realidad no tuvo un final tan feliz como la ficción: Ruth Kathmann no volvió, John Kennedy Toole no se salvó.




miércoles, 13 de mayo de 2009

ALBERT CAMUS


“No hay espectáculo más hermoso para un hombre sin anteojeras que el de la inteligencia enfrentada a una realidad que la supera”.

(“El mito de Sísifo”, Albert Camus”).


extranjero, ra.(Del fr. ant. estrangier).

1. adj. Que es o viene de país de otra soberanía.

2. adj. Natural de una nación con respecto a los naturales de cualquier otra. U. m. c. s.

3. m. Toda nación que no es la propia.

En su intento de arrojar luz sobre el insondable paisaje del alma humana, Albert Camus (1913-1960) se sirvió del ensayo, de la narrativa, del teatro y del periodismo. En 1942 aparecieron, casi simultáneamente, dos importantes obras de este autor de origen argelino: el ensayo “El mito de Sísifo” y “El extranjero”, novela que nos ocupa estos días. La lectura de ese ensayo nos ayuda a desentrañar la “anomalía” que rige el alma del protagonista, Mersault: lo que imaginamos mientras vamos pasando páginas de “El extranjero”... nos lo explicamos al leer “El mito de Sísifo”:

“Los dioses condenaron a Sísifo a empujar eternamente una roca hasta lo alto de una montaña, desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Pensaron, con cierta razón, que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza. Si damos crédito a Homero, Sísifo era el más sabio y más prudente de los mortales. No obstante, según otra tradición, propendía al oficio de bandido. No veo contradicción en ello.

(...) Se habrá comprendido ya que Sísifo es el héroe absurdo. Lo es tanto por sus pasiones como por su tormento.

(...) Lo trágico de este mito estriba en que su héroe es consciente”.

(...)

“Vivir, naturalmente, jamás es fácil. Seguimos haciendo los gestos que la existencia pide por muchas razones, la primera de las cuales es la costumbre. Morir voluntariamente supone que hemos reconocido, aunque sea instintivamente, el carácter del ridículo de esta costumbre, la ausencia de toda razón profunda para vivir, el carácter insensato de esa agitación cotidiana y la inutilidad del sufrimiento.

¿Cuál es, pues, ese incalculable sentimiento que priva al espíritu del sueño necesario para su vida? Un mundo que podemos explicar, aunque sea con malas razones, es un mundo familiar. Pero en un universo privado desprovisto de ilusiones y de luces, el hombre se siente extranjero. Es un destierro sin remedio, pues está privado de los recuerdos de una patria perdida o de la esperanza de una tierra prometida. Ese divorcio entre el hombre y su vida, el actor y su decorado, es propiamente el sentido de lo absurdo”.

(...)

“A partir del momento en que es reconocido, lo absurdo es una pasión, la más desgarradora de todas. Todo estriba en saber si se puede vivir con pasiones, en saber si se puede aceptar su ley profunda, que es quemar el corazón que al mismo tiempo exaltan”.



martes, 14 de abril de 2009

CLUB DE LECTURA

EL DÍA DOS DE ABRIL CELEBRAMOS LA PRIMERA REUNIÓN,DE NUESTRO HABITUAL CLUB DE LECTURA, EN LA NUEVA BIBLIOTECA.