Dulce
Chacón, autora de Algún amor que no mate:
Escribo desde el vértigo que me
produce el desasosiego.
La autora manchega apunta que en su novela Algún amor que
no mate asimiló la desdicha y el dolor de algunas mujeres para luego convertir
esos testimonios en ficción. La escritora Dulce Chacón se incorporó en 1995 con Algún
amor que no mate al panorama de la narrativa española de los noventa.
El
penetrante retrato del desmoronamiento vital de Prudencia, una mujer que había
cifrado todo en el amor y que finalmente se quedó sin él; que luchó contra el
desamor y salió derrotada, se convierte en la materia de una historia cuya
versión teatral, dirigida por Eduardo Vasco, se estrena, con carácter absoluto,
sobre el escenario del Teatro Cuyás. Algún amor que no mate aborda el tema de los malos
tratos, la represión de la mujer, la incomunicación dentro del ámbito doméstico
y el drama de la dependencia matrimonial, asuntos que a la novelista manchega
siempre han inquietado como recurso literario.
Prudencia opta por reducir su
mundo propio hasta hacerlo desaparecer. Sin horizontes en su vida es incapaz de
reaccionar y de reconocer que se encuentra sometida a su marido.
Dulce Chacón
opina que la educación en España ha sido machista y sexista. Los malos tratos
se siguen produciendo y alarmantemente, en vez de reducirse, se siguen
produciendo como un estigma social que ya se extiende a las generaciones de
españoles más jóvenes. Hay que lograr una ley integral contra la violencia de
género, asegura la escritora, para quien la mujer en la historia de la
educación española ha cumplido un papel de ángel del hogar, siempre supeditado
al hombre. Esa remora que mostramos desde nuestros ancestros sigue marcando la historia
de nuestra sociedad. El amor no tiene nada que ver con la dependencia ni con la
sumisión. Algunos hombres deben mirarse al espejo y descubrir al enemigo que
tienen dentro para luego combatirlo.
Prudencia reacciona tarde y mal, explica
Chacón al referirse a la protagonista de su obra, una mujer que pensaba los
menús del día siguiente mientras hacía el amor con su marido. La obra termina
con la idea de que hay que reaccionar y saber decir no a tiempo. La tradición
judeo-cristiana ha impuesto que el amor debe existir hasta que la muerte
separe, cuando en realidad sería más apropiado admitir un hasta que el amor
muera.
La novelista, que acaba de publicar La voz dormida, en la que cuenta la
historia de las mujeres del bando vencido en las prisiones de la posguerra
española, habló con muchas mujeres antes de escribir Algún amor que no mate, y
muchas, desoladas, fueron las que le dijeron tras la publicación de la novela:
yo soy Prudencia y no lo quiero ser; gracias por habérmelo hecho descubrir. Ese
contacto oral ha permitido a Chacón asimilar el dolor y la desdicha desde su
nervio más íntimo y sincero para luego convertirlo en ficción.
Yo necesito
situarme frente al abismo para escribir, frente a la orfandad, frente a lo que
me inquieta... la literatura me sirve para hacerme preguntas, más que para
encontrar respuestas. Así me conozco a mí misma y al mundo que me rodea.
Escribo desde el vértigo que me produce el desasosiego, como César Vallejo.
Esas sensaciones a lo mejor no tienen respuestas, pero sí nos hacen plantearnos
muchas preguntas que nos pueden ayudar a ser mejores personas, concluye Dulce
Chacón.

Dulce Chacón
Gutiérrez (Zafra; Badajoz, 3 de junio de 1954 - Brunete; Madrid, 3 de diciembre
de 2003) fue una escritora y poeta española. El tema central de su obra es la
represión franquista, y de manera especial la situación de las mujeres.
Comprometida socialmente, entre otras perteneció a la Asociación de Mujeres
contra la Violencia de Género, y a la Asociación de Mujeres Contra la Guerra, y
a la Plataforma de Cultura contra la Guerra, ambas con relación a la Invasión
de Irak en 2003. Diversos colegios e institutos, así como premios literarios,
llevan su nombre como homenaje a su figura. Era hermana gemela de la también
escritora Inma Chacón.
Nació en el
seno de una familia pudiente y conservadora de Zafra, "aristócrata, de
derechas y del bando nacional" en sus propias palabras. Su padre, Antonio
Chacón, fue alcalde de Zafra durante la dictadura de Franco y también persona
ilustrada con inquietudes literarias, puesto que escribía (con el seudónimo
"Hache") y leía poesía a su familia, lo que despertó la vocación
literaria de la joven Dulce Chacón.
Cuando contaba
solo 11 años de edad, su padre murió. Un año más tarde, su madre, María
Gutiérrez, se fue a vivir con toda la familia a Madrid, donde viviría desde
entonces. Dulce e Inma, su hermana gemela, fueron a estudiar a un internado.
Fue allí donde Chacón comenzó a escribir poesía, en un esfuerzo por evadirse de
las difíciles circunstancias personales que estaba viviendo. De las lecturas de
su adolescencia, fueron los poetas Celan, Rilke, César Vallejo y José Ángel
Valente los que dejaron mayor huella en su estilo poético. Otras influencias
posteriores fueron Félix Grande, en la poesía, y Julio Llamazares, Luis Landero
y José Saramago en la narrativa7 (a estos dos últimos, así como a la mujer de
Saramago, Pilar del Río, le unía una gran amistad).
Aunque comenzó
a escribir muy pronto, no publicó su primer libro, el poemario Querrán ponerle
nombre, hasta 1992. Le seguirían otras dos obras poéticas, Las palabras de la
piedra (1993) y Contra el desprestigio de la altura (1995). Por esta última
ganó su primer premio, el Ciudad de Irún. A continuación se adentró en el
terreno de la novela.
En 1996 publicó Algún amor que no mate, sobre una mujer
maltratada por su marido. José Saramago la calificó de "dura pero
necesaria". Un año después publicó su segunda novela, Blanca vuela mañana.
1998 fue un año de mucha intensidad: publicó Matadora, una biografía de Cristina
Sánchez, la primera mujer torero española; estrenó su primera obra teatral,
Segunda mano; y publicó su tercera novela, Háblame, musa, de aquel varón. En
esta, retoma alguno de los temas de Algún amor que no mate, como es la
violencia doméstica, abordando también otras formas de intolerancia, como la
xenofobia. Con Háblame, Chacón cerraba una trilogía sobre la incomunicación en
la pareja.
A continuación vino un nuevo poemario, Matar al ángel (1999) y ese
mismo año Cielos de barro, una novela coral ambientada en la Extremadura de la
posguerra que Chacón presentó a la edición de 2000 del premio Azorín bajo el
seudónimo "Hache". La novela, que obtuvo el galardón, estaba dedicada
a Antonio Chacón, el padre de Dulce. El título fue un "regalo" del escritor
Julio Llamazares.
Su siguiente novela fue La voz
dormida, publicada en 2002. Chacón tardó cuatro años en completarla, habiendo
comenzado a reunir material incluso antes de la publicación de Matar al ángel y
Cielos de barro. En ella, Dulce Chacón continuó abordando los difíciles años de
la posguerra, novelando los testimonios, recogidos en entrevistas por toda
España, de mujeres víctimas de la represión franquista durante los años
cuarenta. La novela obtuvo el premio Libro del Año 2003, otorgado por el Gremio
de Libreros de Madrid.
En 2002 se estrenó la
adaptación teatral de Algún amor que no mate, realizada por la propia Chacón.
Dirigió la adaptación Eduardo Vasco.
En 2003 publicó otro poemario, Cuatro
gotas.
La carrera de
Dulce Chacón la truncó su prematura muerte. Falleció el 3 de diciembre de 2003,
víctima de un cáncer de páncreas que le habían diagnosticado un mes antes y
que se había extendido al hígado. Sus cenizas fueron depositadas en su
localidad natal, junto a los restos mortales de su padre, Antonio Chacón. Parte
de sus cenizas fueron esparcidas en las montañas de El Torno, un pequeño pueblo
del Valle del Jerte (Cáceres). Dejaba marido, dos hijas y un hijo.
Compromiso
social y político
A pesar de su
pertenencia a una familia conservadora, Dulce Chacón se convirtió muy pronto en
una persona de izquierdas. Según ha declarado, una de las razones fue el
silencio familiar acerca de la represión franquista, particularmente cruenta en
Zafra, donde en los primeros meses de la guerra, tras la toma de la ciudad por
los sublevados, el 8 de agosto de 1936, unas doscientas cincuenta personas
fueron asesinadas por las nuevas autoridades. La localidad tenía 7000
habitantes y, tras el estallido de la guerra, ningún derechista fue asesinado
antes de la entrada de las tropas sublevadas. La causa de las víctimas del
franquismo fue una de sus prioridades, opinando que el rencor derivado de la
violencia política durante la guerra civil y el franquismo sigue enquistado, al
no haber sido expuesto a la luz pública. Su lema al respecto era "ni
rencor ni olvido". También ha declarado que "la reconciliación real
todavía no ha llegado, porque aún no se ha producido esa conversación. Hemos
oído la versión de los vencedores, ahora tenemos que oír a los vencidos".
De esta forma,
se involucró en numerosas actividades sociales y políticas de carácter
progresista. Escribió La voz dormida, obra en la que recoge y novela
testimonios de mujeres del bando perdedor de la Guerra Civil de toda España. En
relación con la invasión de Irak, formó parte de la plataforma 'Cultura contra
la guerra' y leyó, junto con el premio Nobel José Saramago, el manifiesto
antibélico que cerró la gran manifestación contra la guerra del 15 de marzo de
2003 en Madrid. Como parte de una delegación de la plataforma 'Mujeres contra
la Guerra' también acudió a Bagdad en marzo del mismo año para conocer la
situación del pueblo iraquí y su oposición al conflicto. Además, perteneció a
la asociación Mujeres contra la Violencia de Género. También formó parte del
Colectivo Hermanos, Amigos y Compañeros de José Couso, el cámara asesinado por
tropas estadounidenses en Bagdad durante la invasión.
Su marido,
Miguel Ángel Alcántara, la definió como "una luchadora, de izquierdas,
agnóstica y peleona, y su mejor arma era la palabra y la escritura".
Reconocimientos
y tributos
Calle en la
ciudad de Sevilla.
Su ciudad natal
concedió a Dulce Chacón la distinción de hija predilecta de la localidad a
título póstumo, el 17 de febrero de 2005. También ha dado su nombre a una plaza
e instituido un premio de narrativa española con su nombre. En 2003, la
localidad madrileña de Brunete, donde vivía Dulce Chacón, convocó el Premio
Literario de Novela Corta Dulce Chacón.
En 2009,
Barricada publicó el libro-CD La tierra está sorda, con 18 canciones
relacionadas con la represión franquista. Según declaró Enrique Villarreal «El
Drogas», líder del grupo, fue la lectura de La voz dormida lo que le impulsó a
crear el libro-CD. Algunas de las canciones se inspiran directamente en los
testimonios recogidos y novelados por Chacón. Barricada presentó el trabajo en
Zafra el 19 de marzo de 2010.
El Instituto de
Educación Secundaria Obligatoria de La Garrovilla (Badajoz) se llama desde el
año 2005 IESO Dulce Chacón en recuerdo de la escritora. El salón de actos de
Tocina (Sevilla) lleva su nombre. También un Colegio Público en la localidad
madrileña de Fuenlabrada, otro en la localidad de Rivas-Vaciamadrid, y otro en
la ciudad extremeña de Cáceres. La biblioteca principal de la Universidad
Europea de Madrid también lleva su nombre.2
OBRA
Poesía
Querrán ponerle
nombre (1992)
Las palabras de
la piedra (1993)
Contra el
desprestigio de la altura (1995), premio Ciudad de Irún
Matar al ángel
(1999)
Cuatro gotas
(2003)
Novela
Algún amor que
no mate (1996)
Blanca vuela
mañana (1997)
Háblame, musa,
de aquel varón (1998)
Cielos de barro
(2000), premio Azorín 2000
La voz dormida
(2002), premio Libro del Año 2003, concedido por el Gremio de Libreros de
Madrid.
Cuentos
Te querré hasta
la muerte (2003), en Sobre raíles.
Teatro
Segunda mano
(1998)
Adaptación
teatral de Algún amor que no mate (2002), candidata a los premios Max 2004 a la
mejor autora teatral en castellano
Biografía
Matadora (1998)