La novela fue escrita por el escritor japonés Yasunari Kawabata en 1965.Los temas que aborda esta obra, reflejo de las infinitas pasiones que alberga el alma humana, son: la venganza, el amor, la soledad, la vergüenza, el dolor y el estigma de los celos. En este texto, se adivina entre las sombras la presencia amenazadora de la muerte que se cierne de forma inexorable sobre los protagonistas.
El universo femenino.
En esta novela el autor analiza con una sensibilidad magistral los sentimientos de diferentes mujeres que tienen como elemento de unión el personaje de Oki. En este profundo estudio psicológico del alma femenina, encontramos en primer lugar a Otoko, una artista consagrada, que permanece perdidamente enamorada del hombre que causó su desgracia. Es una mujer que es capaz de amar, sufrir y perdonar. Ella jamás ha podido borrar de su memoria a su primer amante y su amor por él es algo sagrado, puro, sublime y por tanto idealizado. La artista encarna la imagen de la mujer enamorada que espera el regreso de ese eterno amor que tarde o temprano vendrá en su busca.
En segundo lugar observamos la poderosa presencia de Keiko, discípula y actual amante de Otoko. Su pasión hacia su maestra le lleva a tramar una compleja tela de araña, un complicado juego de venganza, para resarcir a su compañera y acabar con la figura masculina de Toshio Oki, que se interpone en su felicidad. La complejidad de la personalidad de Keiko es inmensa y es el personaje más interesante emocionalmente.
Frente a la presencia de estas dos mujeres, se encuentra Fumiko, la esposa de Oki que antes de casarse había sido una consumada mecanógrafa de una agencia de prensa. Ella se encarga de mecanografiar todos los textos de su marido. Se siente humillada al transcribir el manuscrito de “Una chica de dieciséis” al reconocer en su argumento una vil traición; incluso llega a abortar en este proceso. Cuando su esposo conoce a Otoko, ella tenía 22 años y acababa de dar a luz a su primer hijo. Era totalmente consciente de su infidelidad y se muestra llena de amargura por el comportamiento de su marido. A pesar de todo, perdona la infidelidad de su marido y se mantiene junto a él debido a un fuerte sentimiento de posesión. Se termina convirtiendo en una mujer dura, irascible y profundamente irónica con su esposo. Fumiko se pone en guardia ante la sola mención del nombre de Keiko , a la que considera una fuente de perversidad, describiéndola como “aterradoramente hermosa” y “ una chica tan bomita, con una fascinación maligna”.
Otra figura femenina es la madre de Otoko, una desdichada mujer que contempla desolada el estado en que se halla su hija en el hospital tras la pérdida de su bebé. Se encuentra sumida en el dolor y siente vergüenza por la relación mantenida por su hija, menor de edad, con un hombre casado.
Finalmente encontramos a Kumiko, hija pequeña de Oki, joven alegre y despreocupada, que se interesa por el arreglo floral y las artes, la se casa y se va a vivir a Londres.
En contraposición a las figuras femeninas, los personajes masculinos expresan sus emociones de manera diferente a la manifestada por las mujeres y se muestran incapaces, en muchas ocasiones, de comprender la profundidad de los sentimientos de estas mujeres. Por un lado, destaca la figura de Oki, conocido novelista que se interesa por la poesía simbolista francesa y la literatura medieval japonesa. Éste no ha podido olvidar a su amante y su recuerdo idealizado se mantiene vivo en su mente. Igualmente, encontramos la presencia de Taichiro, hijo mayor de Oki, joven taciturno, obsesionado con la imagen de la muerte, que da clases de literatura japonesa en una universidad privada. Éste se quedará impresionado inmediatamente por la enigmática figura de Keiko que pone todo su empeño en conquistarlo. Ante el interés de la muchacha por su hijo, el escritor experimenta ciertos celos y se muestra convencido de que una mujer como ella arruinaría la vida de su hijo.