lunes, 9 de diciembre de 2019

"La habitación de Nona", de Cristina Fdez. Cubas (miércoles 11 de diciembre)



 Premio Nacional de Narrativa del Ministerio de Cultura (2016)

 Premio Nacional de la Crítica (2016)  



"(...) En sus relatos, y singularmente en este libro (una perfecta introducción a su obra), acompañamos a los personajes en una labor casi detectivesca. Quieren orientarse en circunstancias que, a pesar de su sencillez, casi de su banalidad cotidiana, los desbordan.

La autora tiene oído para saber qué decir y qué callar y dosifica la narración sin caer en las trampas con las que muchas veces queremos engrandecer los misterios cotidianos. Aquí el misterio no está al final, esperando un giro un tanto forzado de la trama. El misterio se muestra a las claras casi en la primera frase del relato y cada detalle rompe nuestra inercia de lectores y nos obliga a reordenar un territorio movedizo. No regatea ni presupone a un lector menos inteligente que las eventuales narradoras de estos cuentos (de pensamiento ágil aunque a veces no tengan más de 13 años), por eso el misterio aquí es, casi siempre, una burla de las complejas expectativas de los protagonistas y, a la vez, de las nuestras como lectores.

Es reveladora la cita de Einstein que abre La habitación de Nona: “La realidad es simplemente una ilusión, aunque muy persistente”. De la permanencia de esa ilusión trata precisamente este libro, de calidad sostenida, pero en el que sobresalen los relatos en los que Fernández Cubas, con gestos mínimos, quita las dos patas en las que se sostiene nuestra realidad: la memoria y el lenguaje. Así, en el relato que da título al conjunto, la narradora quiere explicar su vida con su hermana Nona, una niña “especial”, “diferente” (en una interesante poética del eufemismo), y lo que comienza como una historia de celos y envidias entre hermanas termina siendo un manual de funcionamiento de la memoria para construir la identidad: el grado de elaboración falaz con que ordenamos los recuerdos para darnos sentido. Y aunque nos callamos el desenlace de este relato, que merece más de una lectura para apreciar otras posibles interpretaciones más o menos literales, también hay aquí un sutil análisis de la envidia, pero de una muy particular, la envidia al pasado propio.

También es sobresaliente, por diversos motivos, El final de Barbro. Por ejemplo, por la maestría con la que se nos muestra que la elección de una voz (el plural de la primera persona de “las hermanas”), además de una postura moral, es un ejercicio de poder.



Las tres hermanas. Balthus, 1955


Y finalmente, dos cuentos que están entre lo mejor que ha escrito Fernández Cubas y que sin perder de vista la persistencia de esa ilusión (la realidad), la abordan desde el corazón de las ficciones, es decir, desde nuestra capacidad de ficcionalizar, verdadera fuerza emancipadora de este libro: Interno con figura, donde una narradora ya abiertamente autobiográfica parte de una écfrasis (descripción literaria de un cuadro, en este caso la obra de Cecioni que Tusquets ha utilizado para la cubierta del libro) para terminar con un emocionante cuento sobre cómo se escriben los cuentos. Y el hermoso Una nueva vida, compendio de varios temas del libro: el despertar a la vida por la ficción, la importancia supersticiosa de la palabra y la relatividad experiencial del tiempo.

La habitación de Nona es un gran libro. Son muchas las lecciones de estos relatos. No sólo son un antídoto contra la mala literatura, sino, sobre todo, contra las malas ficciones con las que damos sentido a nuestra memoria y al mundo."

Fuente: https://elpais.com/cultura/2015/04/01/babelia/1427898944_648836.html




Cristina Fernández Cubas. (Arenys de Mar-Barcelona, 18 de octubre de 1945). Escritora y periodista.

Diplomada en Periodismo por la Escuela Oficial de Periodismo en 1972, comenzó a trabajar en esta profesión hasta que decidió dedicarse en exclusiva a la literatura. Es considerada una de las mejores escritoras de cuentos de España. Como periodista residió en El Cairo, Lima, Buenos Aires, París y Berlín. Estuvo casada con el también escritor Carlos Trías Sagnier y es colaboradora de la revista Gimlet.



        


Su primer volumen de cuentos con el que se dio a conocer fue en 1980 bajo el título Mi hermana Elba, al que siguieron Los altillos de Brumal en 1983 y El ángulo del horror en 1990. Ha publicado varias novelas, El año de gracia en 1985 y una década más tarde El columpio. También ha cultivado el género teatral con Hermanas de sangre (1998) y en 2001 publica sus memorias, Cosas que ya no existen, libro por el que ganó el Premio NH de relato.

Otros de sus libros de relato son Con Agatha en Estambul (1994), En el hemisferio sur (1998) o Parientes pobres del diablo (2006), con el que obtuvo el premio Setenil.

Confirmada como una de las mejores regeneradoras del relato breve, la muerte de su marido, Carlos Trías, en agosto de 2007 , la mantuvo alejada de la escritura durante varios años. Volvió a publicar en 2013 bajo el seudónimo de Fernanda Kubbs La puerta entreabierta.


PREMIOS

2016.- Premio Nacional de Narrativa del Ministerio de Cultura (España) por La habitación de Nona

2016.- Premio Nacional de la Crítica (España) por La habitación de Nona

2008.- Premio Salambó de Narrativa (España) por Todos los cuentos

2008.- Premio Cálamo Libro del año (España) por Todos los cuentos

2008.- Premio Ciutat de Barcelona de Literatura en Lengua Castellana (España) por Todos los cuentos

2007.- Premio Xatafi-Cyberdark de Literatura fantástica (España) por Parientes pobres del diablo

2006.- Premio Setenil de Relatos (España) por Parientes pobres del diablo

2001.- Premio Mario Vargas Llosa NH de Relatos (España) por Cosas que ya no existen


                                       


OBRA 

Narrativa

1980.- Algunas de las muertes de Eva Andrade

1980.- Mi hermana Elba

1982.- El vendedor de sombras

1983.- Los altillos de Brumal

1985.- El año de Gracia

1988.- Cris y Cros

1990.- El ángulo del horror

1994.- Con Ágatha en Estambul

1995.- El columpio

1997.- Drácula: Bram Stoker, un centenario

1998.- En el hemisferio sur

2001.- Cosas que ya no existen

2006.- El libro de la abuela

2006.- La ventana del jardín

2006.- Parientes pobres del diablo 

2008.- Todos los cuentos

2009.- Lúnula y Violeta

2013.- La puerta entreabierta

2014.- De mayor quiero ser bruja

2015.- La habitación de Nona


Teatro

1998.- Hermanas de sangre


Biografía

2001.- Emilia Pardo Bazán


miércoles, 13 de noviembre de 2019

"Maus", de Art Spiegelman (miércoles 13 de noviembre)


 


La verdad es que Maus es un libro que uno no puede dejar, ni siquiera para dormir. Cuando dos de los ratones hablan de amor, te conmueve; cuando sufren, lloras. Poco a poco, a través de este relato compuesto de sufrimiento, humor y los desafíos cotidianos de la vida, uno queda atrapado por el lenguaje de una antigua familia del este de Europa, y es arrastrado por su ritmo suave e hipnotizador. Y cuando uno acaba Maus, se siente triste por haber abandonado ese mundo mágico...

UMBERTO ECO



Maus es el relato de la vida de Vladek y Anja, los padres de Art Spiegelman en la época del exterminio judio por los nazis. Para ello, se entremezclan dos líneas temporales: el grueso de la obra viene constituido por la narración de los hechos acontecidos en aquellos años, narrado en primera persona por Vladek, al tiempo que se intercalan retazos de la actualidad centrados en la relación padre-hijo y en las charlas que estos mantienen para el desarrollo del libro.




En la obra, los judíos son dibujados como ratones, los nazis como gatos y los polacos como cerdos. Esto, unido a que estamos ante un cómic, puede llevar a pensar que nos encontramos ante una obra menor, simplificadora de los hechos que relata; pero no es así, sino que nos encontramos con algo muy profundo, excepcionalmente contado, que no se limita a regodearse en la crueldad de lo narrado, y que es sin duda una de las obras claves del fin de siglo.

Este primer tomo comienza con un joven Vladek, que se casará con Anja. Pronto comenzarán los problemas: es reclutado por el ejército y arranca la persecución de los judíos por los nazis: primero son separados en ghettos, poco a poco van perdiendo a sus familiares (incluido a su pequeño hijo Richieu), se esconden en distintos lugares y, por último, son llevados a Auschwitz.




El segundo tomo, subtitulado Y aquí comienzan mis problemas, cuenta la estancia de los Spiegelman en los campos de concentración de Auschwitz y Birkenau. La dureza de lo contado anteriormente se ve superado por la vida en los campos de concentración, donde se deben utilizar todos los trucos posibles para sobrevivir y evitar terminar en las cámaras de gas.

En este tomo, la línea temporal del presente gana protagonismo: las difíciles relaciones entre Art y Vladek, la inseguridad del primero en torno al conflicto ético por obtener fama basándose en las desgracias vividas por su padre, o las reflexiones entre el autor y su mujer son parte importante de la narración. De esta forma, no es una simple reiteración del primer volumen, sino que este mantiene (o tal vez supera) el nivel del primero.


Fuente: https://web.archive.org/web/20031230205838/http://www.noveno-arte.com/indies/art1.htm





Art Spiegelman nace en 1948 en Estocolmo, donde se habían establecido sus padres, Vladek y Anja, tras haber pasado por los campos de concentración nazis. Posteriormente, en 1951, se trasladan a Nueva York.

En la década de los 60 combina trabajos -como la realización de la serie de cartas Garbage Pails Kid para la Topps Chewing Gum Co.- con la creación de historietas underground, en muchos casos de corte autobiográfico.





En 1977 se casa con Francoise Mouly. Al año siguiente ambos crearían la revista Raw, sinónimo desde entonces de vanguardia en el mundo del cómic. Bajo dicha cabecera tendrán cabida historietas de autores americanos, así como el trabajo de diversos autores europeos desconocidos en el nuevo continente.

También será dentro de la revista Raw donde comience la serialización de Maus, la narración de las andanzas de la familia Spiegelman en la Alemania nazi. Publicada en forma de dos tomos, y traducida a múltiples idiomas, Maus es una de las obras maestras del cómic de todos los tiempos, demostrando hasta dónde es capaz de llegar este género y logrando superar la etiqueta de "medio de expresión menor". 

La obra recibió el premio Pulitzer en 1992. 

Desde entonces, el trabajo de Spiegelman se ha repartido entre las tareas de ilustrador (colaboraciones en revistas como The New Yorker, o el libro The Wild Party ilustrando un poema clásico de Joseph Moncure) y las de magisterio (en instituciones como New York School of Visual Arts).

Aunque el resto de la obra de Art Spiegelman se vea eclipsada por Maus, no se debe realizar un repaso a su trayectoria sin tener en cuenta las siguientes publicaciones:

Prisioner of the Hell Planet: esta historia de 4 páginas fue realizada en 1972 por Art Spiegelman tras el suicidio de su madre, y es un claro ejemplo de la militancia underground de aquellos años.

The New Yorker: a raiz del exito de Maus, Spiegelman pasó a colaborar el prestigioso semanario, realizando diversos trabajos de ilustración. Especial relevancia supuso la portada para el dia de San Valentín de 1993, que muestra el beso de un Judio con una AfroAmericana, y que generó bastante revuelo en ambas comunidades.

The Wild Party: en 1995 Spiegelman ilustró el poema erótico de los años 20 (Joseph Moncure March). Este relata la presencia de una showgirl en un fiesta, que termina con un crimen.

Open me, I'm a dog:  obra dirigida al público infantil.

Bibliografía
Prisionero del Planeta Infierno (Prisoner of the Hell Planet) (1972). Obra breve realizada tras la muerte de su madre y adscrita al género de la historieta alternativa.

Maus (1980-1991). La más famosa, importante y aclamada de sus obras.

The New Yorker (1992-2001). Realizó durante este período múltiples colaboraciones con el periódico neoyorquino, las cuales cesan tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

The Wild Party (1995). Traslada a la historieta el poema erótico de los años veinte del rapsoda estadounidense Joseph Moncure March.

Sin la Sombra de las Torres (The Shadow of no Towers) (2004).

Premios
1982 Premio Yellow Kid para el mejor autor extranjero en el festival de Lucca, Italia.
1987 Premio Inkpot en los Estados Unidos.
1988 Premio Adamsom, en Suecia.
1988 Premio a la Mejor Historieta para Maus en la Feria Internacional de la Historieta de Angulema, Francia.
1988 Premio Urhunden al Mejor Álbum Extranjero para Maus, Suecia.
1990 Premio Max y Moritz especial para Maus en el Salón de Erlangen, Alemania.
1992 Premio Pulitzer a la Mejor Obra Literaria de Ficción Y Premio Especial por Maus, EE. UU.
1992 Premio Eisner a la Mejor Novela Gráfica (Reimpresión) para Maus, EE. UU.
1992 Premio Harvey a la Mejor Novela Gráfica de una Obra previamente publicada para Maus, EE. UU.
1993 Premio a la Mejor Historieta para Maus II en la Feria Internacional de la Historieta de Angulema, (Francia).
1993 Premio Urhunden al Mejor Álbum Extranjero para Maus II, (Suecia).
1999 Membresía del Salón de la Fama de los Premios Eisner, (EE. UU.).







lunes, 7 de octubre de 2019

"Rosa candida", de Auður Ava Ólafsdóttir (miércoles 9 de octubre)



El [título] original Afleggjarinn es sencillamente intraducible, pues es al mismo tiempo «el esqueje» o «el retoño» (de una planta), y también «el desvío», habitualmente por una carretera secundaria, pero también en general; la novela desarrolla a fondo ambos conceptos. Rosa candida aparece en el texto y es una inexistente especie de rosa, blanca y sin espinas, con ocho pétalos. En realidad es un antiguo motivo decorativo de tiempos vikingos, aún muy frecuente en Islandia… 

Enrique Bernárdez, traductor de Rosa candida.


"Rosa candida es una novela diferente, no solo por la sencillez con que está narrada la historia, sino también (y sobre todo) por lo sensible y delicada que resulta su lectura.  Estamos ante una sutil exhibición de momentos, de pequeños fragmentos que configuran el perfil de una vida, la de Arnljótur, el ingenuo protagonista que nos abrirá los ojos a la belleza que se esconde tras las pequeñas cosas, los aprendizajes inesperados y las ilusiones compartidas.  El título (que puede frenar un poco al principio) hace alusión al amor por las flores que la madre consigue transmitir a su hijo, en concreto por un tipo de rosa púrpura de ocho pétalos que cría en el invernadero de casa, y que va a ser la razón que mueva al personaje en su peculiar travesía de búsqueda personal.

Arnljótur es un joven, que tras la muerte de su madre, decide abandonar su casa y los largos fríos invernales del duro paisaje islandés, para trabajar lejos, en otro país, en la rosaleda de un monasterio mítico.  Deja atrás a un hermano gemelo autista y a un padre muy mayor bastante inepto.  Deja atrás su invernadero, sus recuerdos, la cercanía y tranquilidad de lo conocido.  Deja atrás la imagen de una madre protectora que hasta el mismo día de su accidente mortal tuvo fuerzas para darle unos últimos consejos.  Y también deja atrás a Flora, su pequeña hija de pocos meses, fruto de una efímera relación con Anna, una chica a la que amó una sola vez en el invernadero del jardín, allí donde su madre cultivaba la extraña variedad de rosa de ocho pétalos.  
El joven inicia un viaje, que sin esperarlo, será donde realmente encuentre ese camino de iniciación, de descubrimientos, de búsqueda de sí mismo.

La autora refleja en el protagonista caracteres y actitudes que demuestran honradez, inocencia y sinceridad, una absoluta ausencia de maldad.  Ello le facultará para ir afrontando experiencias como la enfermedad, el trabajo o la paternidad de una manera totalmente complaciente, indemne.  

Auður Ava Ólafsdóttir hace coincidir en un mismo papel al protagonista y al narrador, lo que permite al lector entrar en la limpia mente de un personaje, que en cada hecho descubre un aprendizaje y no un problema, que no entiende a las mujeres pero sabe que puede llegar a amarlas, que para ser feliz en esta vida no hace falta tener títulos sino hacer lo que realmente a uno le gusta.  Con un lenguaje sencillo desprovisto de palabras y composiciones complicadas, la escritora islandesa nos agarra el corazón en cada página, y nos evidencia que la belleza se guarda en frascos pequeños, como este libro."

Fuente: https://www.culturamas.es/blog/2012/01/11/rosa-candida-de-audur-ava-olafsdottir/





Auður Ava Ólafsdóttir (Reikiavik, 1958) cursó estudios de Historia del Arte en la Universidad de La Sorbona en París. Ha trabajado como profesora de historia del arte en la Universidad de Reykjavík, y como directora del Museo de Arte de la Universidad de Islandia.



Ha recibido el Premio de Literatura del Consejo Nórdico por su novela Ör (Hotel Silencio), publicada en 2016.



Novelas
Upphækkuð jörð (Tierra levantada), 1998
Rigning í nóvember (La mujer es una isla), 2004
Afleggjarinn (Rosa candida), 2007
Undantekningin (La excepción), 2012
Ör (Hotel Silencio), 2016
Ungfrú Ísland, 2018

Poesía
Sálmurinn um glimmer, 2010

Teatro
Swans mate for life (Teatro Nacional de Islandia, 2014)





martes, 10 de septiembre de 2019

"Ordesa", de Manuel Vilas (jueves 19 de septiembre)





"Investigando la biblioteca personal de un escritor heterodoxo, lateral y misterioso de la segunda mitad del siglo XX, fui a dar con un autógrafo de Manuel Vilas (Barbastro, 1962). Vilas había obsequiado a ese autor con un ejemplar de su poemario El cielo, y en la primera página constaban a mano su agradecimiento por una gestión que ya ni él recordará en qué consistió y estas palabras tan amables: “En El cielo de Vilas hay habitaciones reservadas para mi amigo C. S.”. La biblioteca personal de C. S., hoy que C. S. está muerto, ocupa una sala abierta al público en las dependencias municipales del pueblo de su infancia. Somos pocos quienes la visitamos. 


Si arranco estas líneas contando la anécdota del autógrafo de Vilas es por capricho, desde luego, pero se trata de un capricho oportuno.         


En primer lugar, porque Manuel Vilas es un autor tan heterodoxo, lateral y misterioso, que tiene sentido entender su tradición como igualmente extraña, lateral, inventada. En segundo lugar, porque la nueva novela de Vilas, Ordesa, está construida como una sucesión levantisca de momentos que ya nadie recuerda y sin embargo merecen una Reserva Premium en el particular cielo del narrador. Y en tercer lugar, porque ese autógrafo, al revelar una conexión tangible entre M. V. y C.S ., me llevó de la mano hasta una revelación bastante hermosa, y creo que exacta.

Mientras estuvo vivo, C. S. protagonizó algunos episodios de escritura automática ultratúmbica: su mano cobraba voluntad propia y se ponía a escribir con caligrafía ajena unos mensajes firmados por Jorge Luis Borges, por Papini, por Quevedo. Una tarde, le rogué a C. S. que me mostrara alguno de esos papeles; los había destruido casi todos, pero se avino a compartir el último, una comunicación que le había dirigido su novia de toda la vida. El documento era cuanto menos curioso: presentaba una letra asombrosamente distinta a la suya, y el bolígrafo no se separaba del folio ni un momento, dejando un rastro lineal en cada cambio de renglón. Todas las frases, que ya no recuerdo con exactitud, estaban marcadas por el signo de la paradoja. Por ejemplo, algo así: “Desde donde estoy no puedo veros, aunque os veo siempre”; o bien, “no cuidándote, cuido bien de ti”.

He pensado en todo esto a cuenta de Ordesa porque esos eran mensajes fantasmagóricos, muertos dirigiéndose a un vivo. Y por excéntrica que resulte esta práctica mediúmnica, es evidente que estamos hablando de literatura: he aquí un modo de convertir en estilo y tono la relación de un individuo con la memoria. Ordesa, de Manuel Vilas, también es una comunicación de fantasmas.


Entendámonos: Ordesa es un libro de memorias. Si me preguntan qué nos cuenta Vilas, lo explicaré así: que añora a sus padres, que se pregunta por su familia, que se ha divorciado y tiene dos hijos, que es escritor y un día morirá. Nada más. Bueno, sí, algo importante: que vive en España, un país terrible y digno de ser amado que cabe en un Seiscientos. En estas páginas, el autor se dedica a recordar todo aquello que estuvo vivo y ya no lo está: sus padres, los objetos que caracterizaron la vida de esos padres, la España de los sesenta y la de los setenta, su propio matrimonio, las borracheras e infidelidades que lo condenaron a acabar en divorcio… 


Pero a menudo, Ordesa parece la comunicación desatada, paralela, salvaje, arracimada y tierna del fantasma futuro de Vilas. Porque si el tiempo no es más que una ilusión persistente (esa cita-cliché de Einstein), y si los fantasmas son negaciones de la linealidad del tiempo, ¿por qué no podría hablarnos en estas páginas, lectores de 2018, el fantasma de Manuel Vilas que algún día se le aparecerá a sus hijos?

Las paradojas de Vilas, tan hermosas; sus hipérboles, que convierten toda materia pequeña y contingente en el campo de batalla de la eternidad y lo divino (sin que esa materia deje de ser una mota de polvo); su sonrisa y su tristeza. Todo eso se justifica porque el escritor escribe desde donde no nos ve pero nos ve siempre, desde donde no nos cuida y así cuida bien de nosotros.

Adviertan que el autor de estas líneas se está dejando llevar por el torrente sideral que es el universo de Vilas, y está escribiendo en un tono y un estilo que no solo no es académico, sino que a duras penas pasará por periodístico; créanme si les digo que ese dejarse llevar es deliberado y parte de mi juicio crítico. Es mi forma de decirles que Ordesa es irresistible y que su prosa está habitada por un espíritu, atrapado en esta cita: 

Porque la vida social y la familiar y la vida laboral y la vida sentimental dan igual, son un invento que se descubre con la muerte. Por eso escribo así.

También estoy diciendo que las hojas cubiertas de palabras de muertos que rellenaba C. S. y las mil correspondencias y señales secretas que Vilas colecciona vorazmente en Ordesa caben en esta otra cita: 

Nunca hubo ningún mensaje. Todo ocurría en mi cabeza. Solo en mi cabeza. 

Así son las mejores historias de fantasmas.

Pocas veces he visto tan bien escrita en nuestra literatura reciente la enorme belleza y aridez que caracterizan las relaciones entre un hijo y sus padres. O al revés, las de un padre con sus hijos. Es todavía más infrecuente encontrar una prosa que logre hablar de política (de Política, no de cortesanía o contingencias) de un modo tan imaginativo, indirecto, artístico: las páginas que se recrean en la comida de recepción del Premio Cervantes por parte de Juan Goytisolo, con la presencia de Felipe VI y Letizia son, en este sentido, imprescindibles, y afianzan la insobornabilidad de España como tema en Vilas. Al fondo, una divisa explícita:

Conciencia de clase es lo que no debe faltarnos nunca.

Luego, está ese modo tan cotidiano y compartible en que los objetos son portadores de tristeza y finitud en este libro de Vilas: acongojan las corbatas, las facturas, los muebles, las camas sin hacer. Todo transmite el mensaje desolador e inevitable, pero paradójicamente (insistamos) consolador, del paso del tiempo.

La portada del libro recoge con mucho acierto el color amarillo que recorre estos ciento cincuenta y siete capítulos breves: es importante. Para empezar, porque hay una tradición literaria española muy determinada en torno a lo amarillo como final, tiempo, melancolía. Y sobre todo, porque es la primera de muchas pruebas que nos confirman que, bajo su torrencialidad arrebatadora, Ordesa presenta la vocación de decir algunas cosas muy concretas, lúcidas e irrebatibles. O quizás este libro sea solo una invitación a bailar hasta el final del amor. Popular y al mismo tiempo arriesgadísimo como Lope (quien tal vez se le apareciera a C. S., quién sabe), Manuel Vilas ha escrito algo inolvidable."

NADAL SUAU
https://elcultural.com/Ordesa





Manuel Vilas (Barbastro, 1962) se ha consolidado con una de las personalidades de mayor proyección de la literatura española del siglo XXI.

Tras cursar Filología Hispánica, ejerció durante más de veinte años como profesor de secundaria en diversos institutos. Alcanzó en primer lugar renombre como poeta, publicando sucesivamente El cielo (2000), Resurrección (2005; XV Premio Jaime Gil de Biedma), Calor (2008; VI Premio Fray Luis de León), Gran Vilas (2012; XXXIII Premio Ciudad de Melilla) y El hundimiento (2015; XVII Premio Internacional de Poesía Generación del 27). Su poesía completa fue compilada por primera vez bajo el título de Amor en 2010 y luego, en una edición ampliada, como Poesía completa en 2016. Sus poemas destacan por su carácter autobiográfico y existencial, así como por su representación crítica de la España actual, con todos sus problemas políticos y económicos.



Su trayectoria narrativa se inició con España (2008), que fue elegida por la revista Quimera como una de las diez novelas más importantes en español de la primera década del siglo XXI, Aire nuestro (2009; Premio Cálamo), Los inmortales (2012) y El luminoso regalo (2013), una particular aproximación al erotismo. También en el campo de la narrativa, ha publicado los libros de cuentos Zeta (2014) y Setecientos millones de rinocerontes (2015), además de dos volúmenes inclasificables, Lou Reed era español, en la que mezcla la memoria juvenil y una recreación imaginativa de los viajes del antiguo líder de la Velvet Underground por España y Listen to me, una recopilación de sus estados de Facebook. 


Ha sido galardonado con el X premio Llanes de Viajes y el Premio de las Letras Aragonesas de 2015. Ha colaborado con diversos medios, como el Heraldo de Aragón y El Mundo, y en la actualidad lo es de los periódicos del grupo Vocento, así como de los suplementos literarios Magazine (La Vanguardia), Babelia (El País) y ABC Cultural (ABC). En la actualidad, ya dedicado exclusivamente a la literatura, reside entre Madrid y Iowa City.

Pero a pesar de su distinguida carrera como poeta y narrador, sin duda su libro de mayor éxito tanto entre público como para crítica, ha sido Ordesa (2018), en el que el autor indaga en su relación con los padres ya fallecidos y que también sirve como retrato de una sociedad y de un país, España, con el que tiene "una relación de amor y de odio". El escritor ha explicado así la génesis de este libro: 

“Comencé a escribir Ordesa unos cuantos días después de la muerte de mi madre. Mi madre murió en mayo de 2014. Me divorcié en las mismas fechas en que mi madre murió. Me visitaron en aquellos meses un montón de sentimientos que no sabía que existían, tenían un aire espectral. A pesar de ver espectros por todas partes, había belleza en los adioses que estaba presenciando: el adiós a mi madre, el adiós a mi matrimonio, y el adiós a mí mismo”.