lunes, 22 de junio de 2020

"La utilidad de lo inútil" (Nuccio Ordine) | miércoles 24 de junio | 20 h



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¡ES LA INUTILIDAD, ESTÚPIDO!


Por­que no solo de pan vive el hom­bre, Con­fu­cio, cuando le pre­gun­ta­ron por qué com­praba arroz y flo­res, con­tes­taba que lo uno para vivir y lo otro para tener algo por lo que vivir. Las flo­res no sir­ven para nada, pero de nada sirve una exis­ten­cia movida en exclu­siva por fina­li­da­des prác­ti­cas, aun­que en este ejem­plo se trate de una nece­si­dad básica. Lo que el filó­sofo y pro­fe­sor de lite­ra­tura ita­liana de la Uni­ver­si­dad de Cala­bria Nuc­cio Ordine denun­cia en su esplén­dido mani­fiesto La uti­li­dad de lo inú­til (Acan­ti­lado) es esta reduc­ción de la cul­tura, en su con­cepto más amplio, a la esfera uti­li­ta­rista, a la con­se­cu­ción del bene­fi­cio mate­rial o eco­nó­mico. En nues­tro mundo business-as-usual, en el que arroz y demás cerea­les tam­bién se han con­ver­tido en un objeto más del juego finan­ciero, haciendo del ham­bre un lucra­tivo nego­cio, un libro como este invita a pen­sar en Ordine como uno de esos «hom­bres libro» de Fah­ren­heit 451, los aca­dé­mi­cos de la novela de Ray Brad­bury que iban por los bos­ques trans­mi­tiendo oral­mente los libros (que esta­ban prohibidos).

No obs­tante, como bien decía Brad­bury, no hace falta que­mar libros si el mundo empieza a lle­narse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe… En esen­cia viene a ser lo mismo. Ordine lo sabe y echa mano de los pró­ce­res de la cul­tura occi­den­tal para expo­ner­nos con cla­ri­dad y hon­dura las cau­sas un calen­ta­miento glo­bal de la cul­tura que nos está lle­vando a un mundo en el que “un mar­ti­llo vale más que una sin­fo­nía, un cuchi­llo más que una poe­sía, una llave inglesa más que un cua­dro: por­que es fácil hacerse cargo de la efi­ca­cia de un uten­si­lio mien­tras que resulta cada vez más difí­cil para qué pue­den ser­vir la música, la lite­ra­tura o el arte”.

El ensayo está estruc­tu­rado en tres par­tes: la útil inuti­li­dad de la lite­ra­tura, los efec­tos desas­tro­sos pro­du­ci­dos por la lógica del bene­fi­cio en el campo de la ense­ñanza, la inves­ti­ga­ción y las acti­vi­da­des cul­tu­ra­les en gene­ral, y una ter­cera parte, que lleva por título "Poseer mata.  Dig­ni­tas homine, Amor, ver­dad", en el que el autor echa mano de los clá­si­cos para demos­trar­nos que amar para poseer mata el amor y poseer la ver­dad mata la ver­dad. El mani­fiesto se com­pleta con un breve ensayo de 1937 que firma Abraham Flex­ner, fun­da­dor del Ins­ti­tute for Advan­ced Study de Prin­ce­ton, “un cen­tro nacido con el obje­tivo expreso de pro­po­ner una quête libre de cual­quier ata­dura uti­li­ta­rista e ins­pi­rada exclu­si­va­mente por la curio­si­tas de sus ilus­tres miem­bros”. Fara­day, Eins­tein o Pas­teur son algu­nos de los cien­tí­fi­cos que el peda­gogo esta­dou­ni­dense uti­liza para mos­trar cómo inves­ti­ga­cio­nes sur­gi­das sin un fin en con­creto han desem­bo­cado en des­cu­bri­mien­tos que a la pos­tre han resul­tado de lo más úti­les para dis­tin­tos fines prácticos.

Cada una de las par­tes incluye bre­ves pará­bo­las y ejem­plos de escri­to­res y filó­so­fos, un mues­tra­rio de ense­ñan­zas mora­les con­cen­tra­das en ape­nas cien pági­nas. Es como si el pen­sa­miento del autor al escri­bir el libro se pro­yec­tara a un hipo­té­tico mundo post-apocalíptico en el que ape­nas que­da­ran unos habi­tan­tes que nece­si­ta­sen de una brú­jula para recons­truir los cimien­tos de la cul­tura universal.

No todo está per­dido, aún esta­mos a tiempo de rever­tir la situa­ción, pero en su grito deses­pe­rado Ordine se lamenta de que de nada parece haber ser­vido el sublime verso final de un poema de Höl­der­lin, en el que se recuerda el papel fun­da­dor de la figura del poeta: “Pero lo que per­ma­nece lo fun­dan los poe­tas” (“Was blei­bet aber, stif­ten die Dich­ter”).

“El deber de los escri­to­res, nos decía Gabo, no es con­ser­var el len­guaje, sino abrirle camino en la his­to­ria”. Al res­pecto de la “fecunda inuti­li­dad de la lite­ra­tura”, el huma­nista ita­liano recuerda el pasaje de Cien años de sole­dad de los inú­ti­les pes­ca­di­tos de oro que el coro­nel Buen­día fabri­caba y ven­día para fun­dir las ganan­cias y repe­tir el pro­ceso de la pes­ca­di­lla que se muerde la cola. El arte por el arte: “Sus úni­cos ins­tan­tes feli­ces, desde la tarde remota en que su padre lo llevó a cono­cer el hielo, habían trans­cu­rrido en el taller de pla­te­ría, donde se le iba el tiempo armando pes­ca­di­tos de oro. Había tenido que pro­mo­ver treinta y dos gue­rras, y había tenido que vio­lar todos sus pac­tos con la muerte y revol­carse como un cerdo en el mula­dar de la glo­ria, para des­cu­brir con casi cua­renta años de retraso los pri­vi­le­gios de la sim­pli­ci­dad”. Ordine observa en estas pala­bras una prueba de que la ver­da­dera lite­ra­tura se basa en esa sim­pli­ci­dad, en un gozo desin­te­re­sado que con­siste en darse sin espe­rar nada a cambio.

“El niño no nace para la socie­dad, aun­que la socie­dad se apo­dere de él, nace para nacer. La obra de arte nace igual­mente para nacer, se impone a su autor, exige sin tener en cuenta sin pre­gun­tarse si es reque­rida o no por la socie­dad. Si no se com­prende la uti­li­dad de lo inú­til, la inuti­li­dad de lo útil, no se com­prende el arte”, recuerda Ordine a Ionesco y se pre­gunta cuán­tos bie­nes de con­sumo inne­ce­sa­rios se nos ven­den como úti­les e indis­pen­sa­bles. 

Por la misma razón Picasso afir­maba que apren­der a pin­tar como los pin­to­res del Rena­ci­miento le había lle­vado unos años, pero apren­der a pin­tar como los niños le llevó toda la vida. En ese rea­lismo mágico de la mirada de los niños está con­te­nida la espe­ranza de la dig­ni­tas homi­nis, la ver­dad y el amor. La ver­dad como bús­queda insa­cia­ble y el amor libre de la jaula de la posesión.

“¡Es la eco­no­mía, estú­pido!» es la céle­bre y manida frase de James Car­vi­lle, el ase­sor de la exi­tosa cam­paña que en 1992 aupara a Bill Clin­ton hasta el Des­pa­cho Oval de la Casa Blanca. La estul­ti­cia y cor­te­dad de miras del neo­li­be­ra­lismo se parece a la fábula del burro per­si­guiendo la zanaho­ria. El sueño pro­me­teico del capi­ta­lismo (“El burro grande, ande o no ande”) lo está arra­sando todo a su paso. Démo­nos el lujo nece­sa­rio de la feli­ci­dad sen­ci­lla, del fin en sí mismo. Italo Cal­vino: “La cul­tura, como el amor, no posee la capa­ci­dad de exi­gir –observa con razón Rob Rie­men–. No ofrece garan­tías. Y, sin embargo, la única opor­tu­ni­dad para con­quis­tar y pro­te­ger nues­tra dig­ni­dad humana nos la ofrece la cul­tura, la edu­ca­ción libe­ral”. La eco­no­mía, pues, al ser­vi­cio de la cul­tura y no al revés. 

Nuc­cio Ordine, caba­llero de la Legión de Honor fran­cesa desde 2012, sabe lo mucho que está en juego, y lo expresa con la deli­ca­deza pro­pia de un excelso espí­ritu huma­nista: “La mirada fija en el obje­tivo a alcan­zar no per­mite ya enten­der la ale­gría de los peque­ños ges­tos coti­dia­nos ni des­cu­brir la ale­gría que pal­pita en nues­tras vidas: en una puesta de sol, un cielo estre­llado, la ter­nura de un beso, la eclo­sión de una flor, el vuelo de una mari­posa, la son­risa de un niño. Por­que a menudo, la gran­deza se per­cibe mejor en las cosas más sim­ples”. La lec­ción de La uti­li­dad de lo inú­til –léanlo, por favor– es que si per­de­mos las cosas más sim­ples, aque­llas que (sólo) en apa­rien­cia no valen para nada, lo per­de­re­mos todo. Con lo inú­til no se juega.  

http://revistaleer.com/2014/06/es-la-inutilidad-estupido/
ALBERTO SÁNCHEZ MEDINA


















Nuccio Ordine (Diamante, Calabria, 18 de julio de 1958) es profesor, filósofo y uno de los mayores conocedores del Renacimiento y del pensamiento de Giordano Bruno.

En la actualidad, es profesor de Literatura italiana en la Universidad de la Calabria en Cosenza (Italia). Fellow del Harvard University Center for Italian Renaissance Studies y del Alexander von Humboldt Stiftung, ha sido invitado por diferentes Universidades norteamericanas (Yale, New York University) y europeas (EHESS, École Normale Supérieure Paris, Paris-IV Sorbonne, Paris-III Sorbonne-Nouvelle, CESR of Tours, Institut Universitaire de France, Paris-VIII, Warburg Institute, Eichstätt University). En 2011 la Universidade Federal do Rio Grande do Sul le otorga su primera Licenciatura honoris causa y los días 4 y 5 de septiembre de 2017 la Universidade Federal de Ciências de Saúde de Porto Alegre y la Universidade de Caxias do Sul le conceden sendas Licenciaturas Honoris Causa "por su inestimable contribución en el campo de los estudios humanísticos". 






Sus libros han sido traducidos a numerosos idiomas. Ha dirigido una nueva edición de las obras de Bruno y, junto a Yves Hersant y Alain Segonds, ha editado tres colecciones de clásicos  para la editorial parisina Les Belles Lettres. En Italia es el director de las colecciones “Sileni” (Nápoles, Liguori), “Classici del pensiero europeo” (Torino, Nino Aragno) y “Classici della letteratura europea” (Milán, Bompiani). Escribe para el "Corriere della Sera".