miércoles, 16 de mayo de 2018

"Los caballos de dios", de Mahi Binebine (miércoles 16, 20h)



A pesar de tratarse de un país con algunas zonas prósperas, Marruecos está repleto de bolsas de pobreza, conformadas con gente sin esperanza, cuya máxima aspiración es emigar algún día a Europa. La narración de "Los caballos de Dios" la realiza uno de los jóvenes protagonistas en primera persona y lo hace después de muerto. Se trata de un muchacho que se ha hecho estallar en un hotel de Casablanca junto con sus amigos, después de haber sido captado por el islamismo radical. Ahora, desde las sombras de la muerte, mientras se va advirtiendo que quizá los cuentos de un paraíso reservado a los combatientes suicidas que han ayudado a convencerlos de emprender la acción, son una mentira y que la muerte es siempre la misma oscuridad, suceda como suceda.



El protagonista ha nacido en Sidi Moumen, un barrio de chabolas junto a un vertedero. Un lugar desolado, cuyos habitantes viven su día a día envueltos en una miseria inimaginable para las mentes occidentales. Los más jóvenes de entre ellos dedican la jornada a remover la basura para encontrar cualquier material que tenga algún valor. Pero su verdadera ilusión se encuentra en el equipo de fútbol que conforman: las Estrellas de Sidi Moumen . Todos los domingos disputan encuentros contra equipos de los barrios vecinos que acaban siempre en violentas peleas. Los muchachos no conocen otra forma de vida, intuyen que hay algo mejor, pero aceptan su suerte e intentan sobrevivir a los sinsabores de la existencia, materializados en familias desestructuradas en las que también anida la semilla de la violencia.


                      

Este caldo de cultivo va a ser aprovechado por un personaje carismático, el religioso Abu Zubeir, que va a captar a estos chicos hablándoles de la lucha que el islam sostiene contra occidente, ordenada por Alá. Frente a la presunta decadencia de las democracias europeas y sus costumbres impías, les ofrece la pureza de la religión Finalmente, cuando ha captado sus mentes, les exige sus cuerpos y les ofrece el gran honor de ser protagonistas de un atentado suicida, acción que les llevará directamente al paraíso. No hace falta mucho para convencerlos. Halagados por la confianza que manifiesta en ellos el líder supremo, acatan la orden y se preparan para atacar un hotel repleto de turistas. Las palabras que les dedica Abu Zubeir en su última noche resumen una de las filosofías del islamismo: usar a los desesperados como carne de cañón, ofreciéndoles lo que más anhelan: un sentido a sus existencias:

Acordaos de que esta noche, hijos míos, os esperan muchos retos. Pero tenéis que encararos con ellos y entenderlos. Ya no es hora de juegos. Ha llegado el momento del juicio. Debemos, pues, usar estas horas para pedirle perdón a Dios. Tenéis que estar convencidos de que ya casi no os queda tiempo de vida. Luego, comenzaréis una existencia de beatitud, el paraíso infinito. Sed optimistas. El Profeta siempre era optimista. Rezad, pedidle ayuda a Dios. Seguid rezando toda la noche. Habéis jurado morir y habéis renovado el juramento por amor a Dios. Es algo que os honra. Me hago cargo de que todo el mundo aborrece la muerte; todo el mundo la teme. Pero recordad estos versículos que dicen que desearíais la muerte, ante de encontraros con ella, solo con estar al tanto de cuál será la recompensa posterior. 


"Los caballos de Dios" es una novela dura, sin concesiones, un retrato sociológicamente fiel de la vida de los desheredados de la Tierra, capaces de arrojarse a cualquier causa desesperada que les ofrezca una salida que consideren digna a unas vidas que ellos mismos consideran vacías, puesto que cualquier mejora en su situación económica jamás va a ser comparable al nivel de vida del enemigo occidental, que goza de ella a través de la explotación de los hermanos musulmanes. Bien es cierto que tiene unas coordenadas geográficas muy determinadas y sirve sobre todo para reflejar las razones que llevaron a los terroristas suicidas de Casablanca del año 2003 a emprender su acción. Escuchar a un monstruo que ha sido abducido por un monstruo mayor, es una manera de entender muchas cosas.

Fuente: http://es.globedia.com/caballos-dios-mahi-binebine-razones-monstruo


En 2012 se estrenó la adaptación cinematográfica de la novela, dirigida por Nabil Ayouch. Recibió la "Espiga de Oro" a la mejor película en Seminci - Festival de Cine de Valladolid. 






Tráiler de "Los caballos de dios" (2012)





Mahi Binebine (Marrakech, 1959) es un pintor, escultor y escritor marroquí.


Se instala en París en 1980 para proseguir sus estudios de matemáticas, de las que fue maestro durante ocho años.

Posteriormente se consagra a la escritura y a la pintura. Sus novelas han sido traducidas a una docena de idiomas. Reside en Nueva York desde 1994 a 1999. Sus pinturas forman parte de la colección permanente del Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York. Desde 2002 reside en Marrakech.




En "El último viaje de Mamaya", el autor recurre a un episodio de su propia historia familiar. Su hermano Aziz fue uno de los jóvenes oficiales que habían participado en el fallido golpe de Estado contra el rey Hassan II en 1971. Durante 18 años, fue encarcelado en el campo del desierto de Tazmamart, en condiciones de brutalidad inimaginable y casi indescriptible. De los 56 presos, sólo la mitad sobrevivieron, entre ellos, Aziz Binebine. El compañero de Mahi Binebine, el escritor Tahar Ben Jelloun, tomó esta historia como base para su controvertida novela, Cette aveuglante absence de lumière (traducida al castellano como "Esta ausencia cegadora de luz").




La traducción al inglés de la novela "Cannibales, Welcome to Paradise" (en castellano traducida como "La patera"), fue preseleccionada para el Independent Foreign Fiction Prize en 2004.



Inspirada en la vida de su padre, su última obra, "Yo, bufón del rey", fue finalista del premio Renaudot 2017. 

«Nací en una familia shakespeariana -cuenta Binebine, hijo de aquel bufón y que vivió en primera persona la tragedia familiar-, entre un padre que pasó cuarenta años en la corte del rey y un hermano encerrado en un presidio del sur. Para seguir al servicio de Su Majestad, mi padre renunció a su mujer y a sus hijos. Abandonó a su suerte a mi hermano, cuya ausencia atormentó a mi familia durante veinte años. Esclavo consentido, afrontó un destino solitario. Hace años que intento contar esta historia. Aquí la tenéis: tiene la fantasía del cuento lejano y la gravedad de la tragedia humana».