jueves, 11 de diciembre de 2014

TODOS LOS FUEGOS EL FUEGO (miércoles 17, 20 h.)

En este libro, publicado en 1966, Cortázar ofrece a sus lectores ocho artefactos de precisión y gran ingenio narrativo que nos ayudan a deleitarnos mientras desciframos, a bucear mientras nadamos, a leer dentro de nosotros.  Una vez más, como en tantas de sus obras, nuestro autor configura el hecho de narrar como un exorcismo que actúa sobre la escritura y enfrenta al lector a un ejercicio que trasciende la mera y cómoda lectura, algo que él tuvo siempre en cuenta frente al papel en blanco: Cortázar no pretendía llegar a todos los lectores, Cortázar buscó alcanzar, tocar al otro, al cómplice, el lector, a través del espejo, de la página, y esto lo hacía cuestionando los límites entre lo que conocemos por “real” y lo que creemos “irreal”.




La alienación, el extrañamiento, la ruptura del tiempo y del espacio, el doppelgänger (desdoblamiento de un personaje) son algunas de las posibilidades que el talento de este escritor desarrolla desde su gran originalidad para acabar creando este universo imaginario.



En 1946 se publicó en una revista que dirigía Jorge Luis Borges Casa tomada, un conocido cuento "fantástico" de Julio Cortázar que él mismo lee en este vídeo y que sería publicado años después dentro del libro de relatos Bestiario.

Los ocho relatos de Todos los fuegos el fuego fueron escritos en los límites del azar, jugando, siempre jugando Julio, con la bipolaridad espacial y temporal, con la “lógica”  del coup de dés, y causando perplejidades nuevas ante los viejos secretos: las pasiones, las vidas imaginarias, los espacios y tiempos paralelos… 

La autopista del sur… Un atasco de tráfico que se inicia un domingo por la tarde y se alarga en el tiempo sirve a Cortázar para narrar en uno de esos cuentos originales suyos el nacimiento, desarrollo y muerte de una pequeña comunidad entre los coches detenidos. ¿Crítica de la sociedad industrializada? También, y más, mucho más. El amor, la muerte...
La salud de los enfermos… Alejandro, el benjamín de una familia, muere en un accidente, pero todos intentan aparentar que sigue vivo para que la salud de la madre no se resienta aún más. El retorcimiento del engaño que conduce al laberinto.

Reunión… Un grupo armado vaga por un paraje desconocido a la espera de reunirse con otra facción del mismo. La música de Mozart: la caza y la guerrilla. A Aurora Bernárdez, su mujer, no le gustó este relato. Tampoco a Ernesto Che Guevara. 
La señorita Cora… El juego y la técnica del punto de vista magníficamente expuesto: cada personaje es un punto de vista y la historia se va narrando tejiendo esos diferentes “yo”. Otra historia de amor, claro.
La isla a mediodía… Espacio y tiempo. Un asistente de vuelo y una isla griega. Morir para renacer en lo onírico. O al revés.  
Instrucciones para John Howell…  Tras el primer acto, un espectador de una obra de teatro es sacado de su butaca y obligado a interpretar el papel de John Howell. El espectador se ve inmerso en un absurdo, una actriz que le pide que se quede hasta el final para que no la maten, unos hombres que en los entreactos le dan instrucciones, una huida, un final abrupto. Del acto de leer y de la relación entre quien lee y lo leído nos habla Cortázar en este relato.

Todos los fuegos el fuego… En este relato, Cortázar estira y manipula el espacio y el tiempo al narrar una lucha entre gladiadores en la Roma clásica entretejida con una conversación de teléfono en el París del s. XX. Historia de amor, de amor de amantes, obsesión, muerte, dolor, silencios... y el fuego: el antiguo, el de ahora, el de siempre: el mismo fuego, todos los fuegos.
El otro cielo… La acción, el tiempo, el espacio, la identidad en manos del mago, del escritor. El protagonista  vaga del París del s. XIX al Buenos Aires de mediados del s. XX. En París, es un hombre libre y bohemio que deambula por las galerías en busca de una prostituta con la que se pierde en paseos, en los cafés, en su buhardilla, mientras fuera está la amenaza de un asesino de mujeres, en Buenos Aires, es un tipo apático que se dedica a la bolsa. ¿Dónde estamos?



JULIO CORTÁZAR


Julio Cortázar nació accidentalmente en Bruselas, en 1914, debido a que su padre trabajaba como agregado comercial en la embajada argentina de Bélgica.

Hacia fines de la Primera Guerra Mundial, los Cortázar lograron pasar a Suiza gracias a la condición alemana de la abuela materna de Julio, y de allí, poco tiempo más tarde a Barcelona, donde vivieron un año y medio. A los cuatro años volvieron a Argentina y pasó el resto de su infancia en Banfield, en el sur del Gran Buenos Aires, junto a su madre, una tía y Ofelia, su única hermana.

Realizó estudios de Letras y de Magisterio y trabajó como docente en varias ciudades del interior de la Argentina. En 1951 fijó su residencia definitiva en París, desde donde desarrolló una obra literaria única dentro de la lengua castellana. Algunos de sus cuentos se encuentran entre los más perfectos del género. 




Su novela Rayuela conmocionó el panorama cultural de su tiempo y marcó un hito insoslayable dentro de la narrativa contemporánea. Además de su inigualable labor como escritor en los géneros de novela y relato, también publicó diversos poemarios.








Otra de las fuentes para los estudiosos y admiradores de este gran renovador de la novela del siglo XX se encuentra en su extenso epistolario, un conjunto de cartas que mantuvo con numerosos intelectuales, escritores, amigos…


Como ensayista y conferenciante, sus trabajos reflejaron su honda preocupación y su compromiso con la compleja situación latinoamericana durante los años 60 y 70, siendo conocido su apoyo y solidaridad con los movimientos revolucionarios y progresistas de ese continente castigado por el imperialismo norteamericano y las dictaduras militares. Sus continuos viajes a Nicaragua y Cuba para participar en congresos culturales y encuentros de naturaleza sociopolítica, así como las numerosas entrevistas que concedió a medios europeos dan fe de ello.

En 1983, cuando retorna la democracia en Argentina, Cortázar hizo un último viaje a su patria, donde fue recibido cálidamente por sus admiradores en contraste con la indiferencia de las autoridades nacionales. Después de visitar a varios amigos, regresa a París. Poco después, François Mitterrand le otorga la nacionalidad francesa.


El 12 de febrero de 1984 murió en París a causa de una leucemia.




Cuentos
Bestiario, 1951
Final del juego, 1956
Las armas secretas, 1959
Todos los fuegos el fuego, 1966
Octaedro, 1974
Alguien que anda por ahí, 1977
Queremos tanto a Glenda, 1980
Deshoras, 1982
La otra orilla, 1995 (obra póstuma, concluida en 1945).

Prosas
Historias de cronopios y de famas, 1962
Un tal Lucas, 1979

Novelas
Divertimento, 1949 (publicada póstumamente en 1986).
El examen, 1950 (publicada póstumamente en 1986).
Diario de Andrés Fava, 1950 (publicado póstumamente en 1986).
Los premios, 1960
Rayuela, 1963
62 Modelo para armar, 1986
Libro de Manuel, 1973

Miscelánea
La vuelta al día en ochenta mundos, 1967
Último round, 1969
Territorios, 1978
Los autonautas de la cosmopista, 1982
Papeles inesperados, 1940-1984 (publicados póstumamente en 2009).
Buenos Aires, Buenos Aires, 1967
Viaje alrededor de una mesa, 1970
Prosa del observatorio, 1972
La casilla de los Morelli, 1973
Fantomas contra los vampiros multinacionales, 1975
Estrictamente no profesional, 1976
Nicaragua tan violentamente dulce, 1983.
Silvalandia, 1984
Alto el Perú, 1984
Imagen de John Keats, 1951 (obra póstuma).