jueves, 28 de enero de 2010

Auschwitz

León Felipe
A todos los judíos del mundo,mis amigos, mis hermanos


Estos poetas infernales,
Dante, Blake, Rimbaud
que hablen más bajo...
que toquen más bajo...
¡Que se callen!
Hoy
cualquier habitante de la tierra
sabe mucho más del infierno
que esos tres poetas juntos.
Ya sé que Dante toca muy bien el violín...
¡Oh, el gran virtuoso!
Pero que no pretenda ahora
con sus tercetos maravillosos
y sus endecasílabos perfectos
asustar a ese niño judío
que está ahí, desgajado de sus padres...
Y solo.
¡Solo!
aguardando su turno
en los hornos crematorios de Auschwitz.
Dante... tú bajaste a los infiernos
con Virgilio de la mano
(Virgilio, «gran cicerone»)
y aquello vuestro de la Divina Comedia
fue una aventura divertida
de música y turismo.
Esto es otra cosa... otra cosa...
¿Cómo te explicaré?
¡Si no tienes imaginación!
Tú... no tienes imaginación,
Acuérdate que en tu «Infierno»
no hay un niño siquiera...
Y ese que ves ahí...
está solo
¡Solo!Sin cicerone...
esperando que se abran las puertas de un infierno que tú,
¡pobre florentino!,
no pudiste siquiera imaginar.
Esto es otra cosa... ¿cómo te diré?
¡Mira! Éste es un lugar donde no se puede tocar el violín.
Aquí se rompen las cuerdas de todos los violines del
mundo.
¿Me habéis entendido poetas infernales?
Virgilio, Dante, Blake, Rimbaud...
¡Hablad más bajo!
¡Tocad más bajo! ¡Chist!
¡¡Callaos!!
Yo también soy un gran violinista...
y he tocado en el infierno muchas veces...
Pero ahora, aquí...
rompo mi violín... y me callo.

viernes, 22 de enero de 2010

PRIMO LEVI



Novelista, ensayista y científico italiano, superviviente del campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau.

Levi nació en Turín el 31 de julio de 1919 y estudió química en la universidad de aquella ciudad entre 1939 y 1941. Se encontraba trabajando en el terreno de la investigación, en Milán, cuando la intervención alemana en el norte de Italia, ocurrida en el año 1943, le empujó a unirse a un grupo judío de la Resistencia. Fue detenido y deportado al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, en el cual sobrevivió desempeñando trabajos de laboratorio para los nazis.
Retomó su carrera como químico industrial en 1946 y, al jubilarse en 1974, pudo dedicarse con más intensidad a la literatura.


Entre los muchos libros que Levi escribió a lo largo de su vida destacan “Si esto es un hombre” (1947), que contiene su visión particular de lo inhumano de Auschwitz,” La tregua “(1958), en el cual describe su largo viaje de retorno a Italia a través de Polonia y Rusia, después de ser liberado, “El sistema periódico “(1975), un grupo de narraciones cortas en las que utiliza los elementos químicos como metáforas para caracterizar a distintos tipos de personas, y ”Si no ahora, ¿cuándo?”(1982), una obra en la que describe el grupo de la Resistencia al que perteneció, y mediante la cual intenta refutar la idea de la pasividad de los judíos frente al nazismo.

Levi se suicidó el 11 de abril de 1987, arrojándose al vacío, por el hueco de la escalera de su casa.





Incógnitas
Por Juan Gelman

Dos libros de Primo Levi – "Si esto es un hombre "(1947) y " Los hundidos y los salvados" (1986)– lo han convertido en referencia obligada de todo estudio sobre la Shoá. En efecto, en ellos relata su experiencia como prisionero en Auschwitz, adonde fuera deportado por los nazis en 1944cuando él buscaba contacto con los partigiani. Tenía 28 de edad cuando se publicó el primero y quién sabe si hay otro escritor sobreviviente de los campos de la muerte que haya narrado lo inenarrable con tanta lucidez, economía de medios y agudeza sostenidas a lo largo de 40años. Siempre se ha exaltado su visión del infierno concentracionario por exenta de insultos, lamentos y repeticiones del agravio, y vertida en un estilo analítico, meticuloso, clarificador, como guiado por la técnica brechtiana del distanciamiento. Desconfiaba de quienes practican la profecía y de quienes levantan el dedo en posición de víctima. "No soy nada de eso", dijo alguna vez.

Esta aparente objetividad es atribuida a su formación científica: Primo Levi era químico y en 1961 se desempeñaba en Turín como gerente general de una fábrica de pinturas, esmaltes y resinas sintéticas. Investigaba, sí, pero al ser humano, ese "centauro, laberinto de carne y de mente, de aliento divino y de polvo". Le gustaba sorprende conversaciones más que participar en ellas, "espiar por un agujerito más que observar panoramas vastos y solemnes... hacer girar entre mis dedos una sola pieza del mosaico más que mirar el mosaico entero". Es puro esquema considerarlo un mero sobreviviente del nazismo que testimonió con talento: su obra completa, publicada por Einaudi en 1998, muestra a un grande y diverso escritor.

Es curioso que se trate de la misma empresa que rechazó el manuscrito de “Si esto es un hombre”. El libro apareció en una editorial pequeña y no tuvo mayor resonancia. Sólo un joven escritor de entonces lo elogió con entusiasmo. Se llamaba Italo Calvino. Cuando Einaudi lo reedita en 1958 se convierte en un éxito de proporciones y Primo Levi gana respeto como hombre de letras, aunque ciertos colegas lo califican de menor. Pero su obra –poemas, relatos históricos y de ciencia ficción, ensayos, cuentos— desborda la etiqueta "crónica" que la acompañó mucho tiempo, es más contradictoria y menos sosegada de lo que se solía suponer. Por lo demás, revela la intensa labor de traducción de Primo Levi –Heine, Kafka, Lévi-Strauss, entre otros– y su empeño en la difusión de autores como Katzenelson, Poliakov y Bruck que padecieron la Shoá.

Primo Levi escribía y reescribía sin pausa, por lo general textos cortos –"agujeritos"– que intercalaba a veces en otros posteriores concretando libros incluso décadas después de su primera concepción. “Si esto es un hombre “resultó una criatura en la que trabajó de manera constante, revisó la reedición de Einaudi, supervisó su traducción al inglés y especialmente al alemán (1961), la adaptación radial (1964) y la teatral (1966), le agregó notas para la edición de lectura obligatoria en los colegios (1974) y un apéndice motivado por las preguntas más frecuentes de los estudiantes (1976) que fue además materia de muchas páginas de “ Los hundidos y los salvados”.
El crítico Alberto Cavaglion juzgó que todo lo escrito por Primo Levi es una glosa de” Si esto es un hombre”. En semejante apretujón no entraría, por ejemplo, “El sistema periódico “(1975), 20 capítulos con el nombre de sendos elementos de la tabla de Mendeleiev en que lo autobiográfico se mezcla con lo científico y lo científico construye analogías de índole moral. Sostenida por un flujo de invención que no decae, la escritura de Primo Levi no es la de un aficionado –como lo definían algunos y él se definía–, sino la de un escritor original cuya penetración sintáctica y emotiva parece dimanar de una oscura ansiedad del pensamiento. Primo Levi no fue sólo el cronista del Infierno moderno: también indagó los meandros del yo y del ser. En el prefacio de su libro más "infernal" –Si esto es un hombre– advierte que lo escribió a fin de "proporcionar documentos para un estudio desapasionado del alma humana".
Cuarenta años después la despasión se disipa en Los hundidos y los salvados: en vez de distancia y ausencia de odio, hay furia. "Nadie –dice– podrá jamás establecer con precisión cuántos del aparato nazi no podían no saber de las atrocidades espantosas que se estaban cometiendo; cuántos sabían algo, pero fingían ignorancia; cuántos tuvieron la posibilidad de saber todo, pero eligieron el camino más prudente de tener ojos y oídos (y sobre todo la boca) bien cerrados." Y por vez primera pasa del adjetivo "nazi" al gentilicio "alemán":"... la falta de difusión de la verdad sobre los campos de concentración es una de las mayores culpas colectivas del pueblo alemán, es la demostración más manifiesta de la cobardía a la que lo había reducido el terror hitleriano".
Nunca se sabrá qué produjo esta implosión en Primo Levi. ¿Una rabia latente que se quita la máscara? ¿El deseo de saber que choca contra la imposibilidad de responderse preguntas terribles sobre la condición humana?