jueves, 8 de diciembre de 2011

LECTURA DEL MES: "El callejón de los milagros", de Naguib Mahfuz.

En “El Callejón de los milagros” (1947), el autor egipcio Naguib Mahfuz nos acerca a un entorno social de la ciudad de El Cairo, concretamente el callejón (barrio) de Midaq, y a un café ubicado en el mismo sitio que sirve de punto de encuentro para los hombres de aquella zona de la ciudad.

La manera de presentar a los personajes asiduos al Café de Kirsha recuerda a la novela “La Colmena” (1951), del español Camilo José Cela, también Premio Nobel de Literatura en 1989. Ambas obras tienen como escenario un café, del cual surge la galería de personajes de los que hablará la novela en adelante. Cabe recordar también la nouvelle “Café Karnak”, del mismo autor egipcio, cuyo centro de gravitación es el propio café. Es posible hallar influencias de uno y otro autor en las obras mencionadas. Pero sería difícil precisar quien tomó la idea de quién.

En esta novela –llevada al cine en 1963 y en 1995-, Mahfuz avanza hasta mostrar el desarrollo y desenlace completo de las vidas de unas personas, incidiendo en sus nexos y contradicciones en busca del camino a seguir. Tal es el caso de la hermosa Hamida, del comerciante avaro (Salim Alwan), del codicioso dentista (Bushi), del peluquero (Abbas), del dueño del café (Kirsha), del horroroso Zaita, la señora Afifi, Ibrahim Faray. etc, a quienes muestra en sus dimensiones más escabrosas, pero sin juzgar, sin cuestionar, sin imponer nada al lector, dejándolo libre para observar el mundo narrado, para que saque sus propias conclusiones.


La intención del Nobel egipcio resulta así ejemplar, y se corresponde con los narradores orientales que rara vez imponen un juicio personal acerca de lo narrado, dejando en plena libertad al lector para que su propia conciencia interprete y juzgue. El relato que nos pone al corriente de los pasos de Hamida -hasta transformase en prostituta- dan cuenta de la distancia y transparencia de su pluma para mostrar y no “demostrar” una realidad sórdida que arrastra la sociedad desde los tiempos más remotos, tocando de esta manera la fibras del lector con mayor fuerza que la propia realidad denunciada por un reportaje periodístico.

También nos brinda la ocasión de conocer a través de la novela la intimidad de los seres orientales en su medio y circunstancia, ocasión que, a su vez, sirve para señalar las diversas y profundas analogías existentes entre seres cuyos contextos religiosos, sociales, políticos, etc. resultan tan diferentes.El desarrollo de los acontecimientos avanza morosamente afinando la cuerda de la intriga y el suspenso con la intención de mantener el interés del lector y, volviendo a Cela, dentro de la estructura novelesca que uno de los personajes de “La Colmena” señala como pasos esenciales: presentación, nudo y desenlace.

En “El callejón de los milagros”, además, se nos cuentan o… sugieren unas historias interiores, un compendio de sentimientos y pensamientos que invitan al lector a entrever los intersticios de la conciencia que conducen al hombre a su propio destino.


NAGUIB MAHFUZ




"Zaynab" , la novela de Muhammad Husayn Haykal publicada en 1912, a menudo es considerada como la primera auténtica novela en lengua árabe, aunque tuvo muchos precursores. Su más destacado heredero, Naguib Mahfuz Abd Al Aziz, nació el 11 de diciembre de 1911 en el popular barrio de Al Gamaliyya, en el viejo Cairo, zona donde se concentran grandes monumentos islámicos como la mezquita de Al Azhar y la de Husayn, el famoso zoco de Jan Al Jalili y pintorescas calles que han dado título a algunas de sus obras.


Hijo de un modesto funcionario, vivió su infancia junto a su madre y sus seis hermanos, todos mayores que él, en Al Gamaliyya, escenario de sus primeras novelas realistas , como “El callejón de los milagros” y la “Trilogía de El Cairo” (“Entre dos palacios”, “Palacio del Deseo” y “La azucarera”). Su familia se traslada en 1920 a otro barrio más moderno: Abbasiyya, mencionado también frecuentemente por Mahfuz en sus novelas y relatos.


Ya desde la escuela primaria, Naguib Mahfuz empezó a escribir movido por el deseo de emular las novelas policíacas, históricas y de aventuras que constituían sus lecturas favoritas de esa época, y unos años después, en la escuela secundaria, se interesó por escritores árabes innovadores como Taha Husayn, Muhammad Husayn Haykal, e Ibrahim Al Mazini, cuyo estilo literario le sirvió de modelo para sus relatos.

En 1934 se graduó en la Universidad de Fuad I (actualmente Universidad de El Cairo), donde llegó a desempeñar un trabajo administrativo mientras elaboraba su tesis doctoral. A fin de unir sus dos disciplinas predilectas –filosofía y literatura-, comenzó a desarrollar su tesis sobre estética islámica; era, según él, el estudio filosófico más cercano a la literatura. El tema concreto era Mafhum al-yamal fi l-falsafa l-islamiyya (“El concepto de belleza en la filosofía islámica”); sin embargo, debido a sus ocupaciones laborales, no logró concluirla.


En 1939 comenzó a trabajar en el Ministerio de Asuntos Religiosos, donde permaneció quince años; en 1954 contrae matrimonio, dos años después de completar la "Trilogía de El Cairo".
Transcurrido un tiempo comenzó a trabajar en el Ministerio de las Artes como asesor literario y cinematográfico. En 1971 abandonaría este trabajo para, por fin, dedicarse plenamente a la literatura.

En 1988 se produjo un acontecimiento histórico sin precedentes: un escritor árabe, Naguib Mahfuz, obtenía el premio Nobel de literatura –predecesor de Camilo José Cela. Aunque ya era un escritor muy conocido en el mundo árabe, su fama se extendió rápidamente a Occidente, convirtiéndose en uno de los escritores más admirados y respetados. A pesar de todo, su natural modestia le impedía reconocer que era el escritor árabe en activo más importante.
“Me considero un discípulo de los grandes maestros de la literatura árabe contemporánea; no obstante, considero que cada uno debe descubrir su propia individualidad” (Entrevista de María Luisa Prieto. Publicada en “El Correo de las Letras”, septiembre de 1996, p. 4).

Aunque está muy extendida la opinión de que su obra se compone básicamente de fábulas o alegorías políticas, esta engañosa simplificación está alejada de realidad, pues existen muchos niveles de interpretación y de lectura. De entre su medio centenar de novelas y numerosos relatos cortos podemos hallar verdaderas obras maestras. Recrean el ambiente de Egipto desde los tiempos más antiguos hasta la vida cotidiana contemporánea, y se ocupan de las más amplias preocupaciones humanas, planteando cuestiones de índole filosófica y existencial.

En muchas de las novelas de Mahfuz las mujeres juegan un papel central. Los críticos occidentales han observado que el autor egipcio construye sus historias en torno a mujeres que pueden competir con los hombres en la narración, y existen muchos ejemplos de estas mujeres en las novelas egipcias. En las obras de Mahfuz, las prostitutas y otras mujeres “perdidas” son a menudo los personajes más fuertes y sabios. Las madres -y otros perfiles femeninos- constituyen un entramado secreto de devoción, pasión y amor que proporciona equilibrio al caótico mundo de los hombres. El autor se solidariza con los oprimidos y los miserables, con los débiles y los bondadosos. A menudo percibe a las mujeres como víctimas de las crueles circunstancias, incluso cuando las critica o ridiculiza. Y a eso también apunta su pluma en el caso de los hombres.


La extensa obra del Nobel egipcio representa y simboliza su tierra hasta el punto de que el nombre de Egipto y el de Naguib Mahfuz son casi sinónimos. La estrecha relación del escritor con su patria le llevó a no haber salido de allí más que en tres ocasiones, y por obligación: la primera fue al Yemen, en los años setenta, para participar en un congreso, la segunda a Yugoslavia, como miembro de una asociación de escritores egipcios, y la tercera, en 1992, a Londres, para someterse a una operación quirúrgica.

En 1994 fue víctima de un intento de asesinato cuando se disponía a subir en un coche para ir a su conferencia semanal. Pudo ver a alguien con un puñal en la mano, y tuvo tiempo de detener la hemorragia con sus propias manos mientras un amigo conducía el coche hacia el hospital más cercano. Cuando llegaron, Naguib Mahfuz bajó del coche y quiso subir la escalera, pero perdió el conocimiento. Pese a su recuperación, este atentado le dejó secuelas en el brazo derecho, lo que le impedía escribir, y en la vista. Con todo, nuestro autor creía firmemente que este periodo de violencia sería transitorio, pues sus orígenes podrían encontrarse en las pésimas condiciones sociales y políticas de esa sociedad.


Falleció en 2006, en El Cairo, debido a las complicaciones derivadas de un accidente doméstico. Algunas de sus novelas más conocidas, además de las señaladas, y traducidas al español son “Akhenatón” (una novela histórica ambientada en el Antiguo Egipto) ; “Espejos”, “Miramar”, e “Hijos de nuestro barrio”.