En 1970, el crítico José María Castellet publicaba “Nuevo Novísimos”, una antología de poemas que presentaría a esta generación como la renovadora de la lírica española tras la crisis, en los 60, de la llamada poesía social. De entre esos nueve poetas –luego aparecería una segunda hornada de autores-, el próximo 2 de Abril compartiremos impresiones sobre los poemas abajo transcritos de Pere Gimferrer y Leopoldo María Panero.
En 1966, Gimferrer publica Arde el mar, libro representativo de las novedades que iban a imponerse en materia poética: profusión de metáforas, adjetivos brillantes, referencias cinematográficas, culturalismo.
Leopoldo María Panero es considerado el más radical de los poetas antologados por Castellet: por el lenguaje que utiliza y por los temas que aborda. La autodestrucción, la crueldad que habita en el amor, la figura de la madre (una de sus obsesiones), etc., lo hacen heredero de la tradición, surgida dos siglos atrás, del malditismo y de la marginalidad social.
ARDE EL MAR
Oh ser un capitán de quince años
viejo lobo marino las velas desplegadas
las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las barcazas
las pipas humeantes de los armadores pintados al óleo
las huelgas de los cargadores las grúas paradas ante el cielo de
zinc
los tiroteos nocturnos en la dársena fogonazos un cuerpo en
las aguas con sordo estampido
el humo en los cafetines
Dick Tracy los cristales empañados la música zíngara
los relatos de pulpos serpientes y ballenas
de oro enterrado y de filibusteros
Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar bajo
los cocoteros
(Pere Gimferrer. Arde el mar. 1966)
DESEO DE SER PIEL ROJA
La llanura infinita y el cielo su reflejo.
Deseo de ser piel roja.
A las ciudades sin aire llega a veces sin ruido el relincho de un
onagro o el trotar de un bisonte.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto: no hay tambores que anuncien su llegada
a las Grandes Praderas.
Deseo de ser piel roja.
El caballo de hierro cruza ahora sin miedo desiertos abrasados de
silencio. Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto y no hay tambores para hacerlo volver
desde el reino de las sombras.
Deseo de ser piel roja.
Cruzó un último jinete la infinita
llanura, dejó tras de sí vana
polvareda, que luego se deshizo en el viento.
Deseo de ser piel roja.
En la Reservación no anida
serpiente de cascabel, sino abandono.
DESEO DE SER PIEL ROJA.
(Sitting Bull ha muerto, los tambores
lo gritan sin esperar respuesta.)
(Leopoldo María Panero. Así se fundó Carnaby Street. 1970)