martes, 5 de abril de 2022

"Seda" | Alessandro Baricco | miércoles 6 de abril | 20 h

 



De la literatura dicen que es la unión íntima y necesaria de forma y contenido. Esta necesidad es más evidente en la poesía, donde la recurrencia de sonidos y ritmos explica parcialmente los sentidos, hasta tal punto que muchos teóricos consideran que la separación de ambos elementos es un artificioso recurso que, con la intención de interpretar y estudiar los textos, los reduce y simplifica en realidad. No es tan evidente en la novela; no obstante, a veces sucede en ese territorio intermedio, zona de nadie indeterminada que es la prosa poética. Y más extraño aún si adopta la forma de novela. El esfuerzo que requiere elaborar un texto de tales características ─un largo “poema en prosa” de varias decenas o cientos de páginas─ hace que sean escasísimos los ejemplos. Lo que no quiere decir que no existan, o que no haya auténticos maestros, como ocurre con Alessandro Baricco. 

Al leer Seda el lector se da cuenta de que cambiar una sola palabra ─y en este caso la traducción es dificilísima─ hubiera dado como resultado un libro distinto, que forma y contenido, si es que existen, son una misma cosa, una misma cara de la moneda antes que dos. En un momento de la novela uno de los personajes describe la seda japonesa como «tener la nada entre los dedos», y eso es precisamente lo que se siente al leer Seda, la mejor descripción que se puede hacer del libro.

El estilo de Baricco, de frase corta y contundente, dice más por lo que sugiere que por lo que muestra explícitamente. Cada capítulo se resuelve en unas pocas pinceladas, ni muchas ni pocas, solo las necesarias. No hay un espacio predeterminado: el más corto se desarrolla en un párrafo y el más largo en un par de páginas. Cada capítulo es un golpe seco pero suave, un hachazo de plumas que dice lo justo, y con eso es suficiente. A veces una sola frase sirve para cerrar. Y aún así, Baricco, en la línea de la prosa poética, utiliza con frecuencia las recurrencias. Hay capítulos que se montan casi completamente sobre meras repeticiones. ¿Meras en realidad? Ni mucho menos. Una de las más hermosas es la descripción que se hace del viaje que sigue Hervé, el protagonista, desde su pequeña ciudad de Lavilledieu hasta Japón. La única variante que se introduce es el nombre con que se refiere al lago Bajkal. En cada uno de los cuatro viajes se le llama «mar», «demonio», «último» y «santo». Esta variación, que llama especialmente la atención sobre este elemento por encima de los demás, no puede entenderse como un capricho azaroso de Baricco, sino que simboliza cada uno de los viajes y la manera en la que hay que interpretarlos.

Y es que símbolos no faltan a lo largo de la obra. Uno de los más importantes es el representado por los pájaros y las jaulas. Los pájaros escapan de las jaulas de Hara Kei, pero éste es consciente de que volverán, porque es difícil resistirse a la tentación de volver; y efectivamente, días después Hervé pasa frente a las jaulas y comprueba que están cerradas y llenas de pájaros, que vuelan «protegidos del cielo». Algo parecido es lo que le ocurre a Hervé con Japón, que es su jaula particular, a la que necesita volver cada año para sentirse protegido. Más adelante Hervé tratará de construir jaulas en su jardín, para crear un simulacro del ambiente que vive en Japón.

Pero para entender la simbología de Seda antes es necesario esbozar algunas líneas fundamentales de su trama argumental. La novela cuenta la historia de Hervé Joncour como comerciante de gusanos de seda. Las sucesivas epidemias que hacen mella en los gusanos de seda de Europa conducen a Hervé a un periplo a través del Mediterráneo, hasta Siria y Egipto, en busca de los huevos de gusano. Pero éste no es sino el paso previo a un viaje más importante que le llevará hasta Japón, en donde se produce la seda más pura y más bella del mundo; un viaje doble, como suele ocurrir en estos casos, no sólo físico sino también interior, de autoconocimiento; un viaje que a pesar de todo probablemente será de ida pero no de vuelta. Y es que allí, en un Japón aislado que había restringido el contacto comercial con el extranjero, en una colonia de contrabandistas en la que su propia vida corría peligro, Hervé conoce a una misteriosa joven de rasgos occidentales que cambiará su existencia.

La joven desliza en la mano de Hervé un papel con ideogramas japoneses cuyo significado permanece oculto. En un prostíbulo de Nimes Hervé encuentra a una joven japonesa que le traduce la nota, un mensaje que sorprende y perturba por su brevedad y rotundidad: «vuelve, o moriré». Una historia que recuerda en cierto modo a un pequeño y bellísimo relato incrustado en Memorias de África, con la única diferencia de que el papel es un loro y el idioma desconocido es latín. Es precisamente a frases como esta a las que me refería antes con la expresión «hachazo de plumas». Después de conocer el contenido del papel Hervé sentirá cómo su vida cambia de forma radical.

Hasta cuatro veces viaja Hervé a Japón, a pesar de que en el país la situación era cada vez más insostenible y peligrosa debido a una guerra civil entre el gobierno y los rebeldes. Hervé, un personaje que desde un principio se perfila con un escaso o nulo carácter ─que comerciaba con huevos de gusanos de seda por decisión de Baldabiou, aún poniendo su vida en peligro─ , toma por primera vez en su vida una decisión que llevará hasta sus últimas consecuencias: viajará a Japón y comprará los huevos pase lo que pase. Pero lo que espera a Hervé en Japón será un campamento destruido, algo que se describe como «el fin del mundo». En el último viaje las cosas no salen bien: Hervé pierde las larvas y sin ellas peligra la economía de Lavilledieu. En la evolución que va siguiendo el personaje cada vez tiene más importancia la introspección, se va replegando en sí mismo, aislándose del mundo en su maravilloso jardín, réplica exacta del jardín de Hara Kei.

Hara Kei, el jefe de los contrabandistas, es un personaje construido ─como todos en la novela─ sin usar apenas información, y aún así llega a impresionar por la solemnidad de sus rasgos al mismo tiempo que por su crueldad. En el campamento parecía existir y moverse por y para Hara Kei. Su morada se describe como «anegada en un lago de silencio». Desde fuera, a través de las paredes de papel, sólo se veían sombras que no producían el más mínimo rumor: no parecía contener vida. En este sentido hay que entender la evolución de Hervé, que decide comprar en Lavilledieu la casa de Jean Berbeck, que lleva muchos años abandonada y cuyo propietario decidió dejar de hablar un día y acabó muriendo solo. Lo que Hervé pretende es crear una réplica exacta del poblado de Hara Kei en Lavilledieu, y la casa de Berbeck, un lugar lleno de silencios y de sombras, es el sitio perfecto para edificar la morada de Hara Kei. Todo el pueblo se entregó al trabajo de construcción del gigantesco jardín, pero en Lavilledieu se decía que Hervé había venido cambiado de Japón, que tenía por dentro «como una especie de infelicidad».

La visión que se ofrece en Seda del amor es ambigua y confusa. La relación entre Hervé y la joven japonesa de rasgos occidentales se sustenta en no más de cuatro encuentros casi fugaces y en un par de cartas. En ningún momento se habla de amor en el sentido tradicional de la palabra, pero al mismo tiempo tampoco se cuestiona que Hervé pueda no estar enamorado de Hélene, su esposa ─al volver se dice que la ama con impaciencia─. Y aunque no se hable de amor, el lector sabe que aquello que ha hecho a Hervé atravesar el mundo tres veces, poner su vida en peligro o vagar por selvas oscuras siguiendo los pasos de un niño no puede ser otra cosa. De ahí esa infelicidad, algo que Baldabiou describe con una frase certera y exacta: 

«Morir de nostalgia por algo que no vivirás jamás».

Existen tres mensajes de amor enviados por la misteriosa joven a Hervé: el primer papel con el mensaje contundente, el niño que guía a Hervé por la selva tras el campamento de contrabandistas y la extensa carta que llega meses después de volver a Lavilledieu tras su último viaje. Y cada mensaje sorprende más que el anterior. El segundo es aparentemente un mensajero, pero Hara Kei lo descubre como mensaje humano y lo ajusticia por ese motivo. El último mensaje, escrito también con ideogramas japoneses y traducido por la joven de Nimes, que sirve de intermediaria, supone una consumación sexual prolija en detalles al tiempo que es una despedida definitiva. Tres años después Hélene fallece a causa de una enfermedad incurable y Hervé acaba descubriendo que había sido ella misma la autora del último mensaje, cerrándose de este modo el ciclo. A partir de este momento la vida de Hervé casi carece de importancia, y se describe con mayor levedad si cabe que todo lo anterior: 

«Una vez al año daba una vuelta por las hilanderías para tocar la seda recién nacida. Cuando la soledad le apretaba el corazón, iba al cementerio a hablar con Hélene. El resto de su tiempo lo consumía en una liturgia de hábitos que conseguían defenderlo de la infelicidad. De vez en cuando, en los días de viento, descendía hasta el lago y pasaba horas mirándolo, ya que, diseñado en el agua, le parecía ver el inexplicable espectáculo, leve, que había sido su vida».

https://lapiedradesisifo.com/2008/10/16/seda-de-alesandro-baricco/




Seda (ilustraciones de Rébecca Dautremer)



 







Alessandro Baricco (Turín, 25 de enero de 1958) es un novelista, dramaturgo y periodista italiano. Detesta conceder entrevistas, al extremo de que cuando tuvo que promocionar uno de sus libros, City, se «enclaustró» en Internet (Cabe destacar que Salinger tuvo una actitud similar, aunque aún más extrema).

También ha trabajado en televisión. En 1993 presentó el programa L’amore è un dardo, dedicado a la lírica. En 1994 fue el ideador y presentador de un programa dedicado a la literatura denominado Pickwick, en el cual se trataban tanto la lectura como la escritura, junto con la periodista Giovanna Zucconi. Fue tras estas experiencias televisivas cuando fundó en Turín, junto con otros asociados, una escuela de técnicas de escritura a la que le dio el nombre de Holden (como el protagonista de la novela El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger).

En 2003 colaboró con el dúo francés de música electrónica Air en el disco City reading (Tre storie western), en el que él leyó fragmentos de su novela City.


OBRA

Novela

Las novelas de Baricco oscilan siempre entre lo real y lo onírico. El estilo se caracteriza por una concepción personal variados giros y registros.

En la temática, Baricco se sirve de entornos irreales y personajes forzosamente imposibles, cuyo denominador común en última instancia es la incesante búsqueda y consecución de deseos y sueños para, paradójicamente, explorar y revelar a través de ellos con toda su crudeza los rincones del alma humana.

La imagen surrealista de su obra es siempre presentada por un narrador imposible como sus personajes, quien nunca hace un juicio de éstos, solo presenta a cada cual con la ilusión de ser comprendidos por el lector, quien normalmente se identifica con alguna de las características del personaje.

Para sus críticos es demasiado celoso de la forma e insoportablemente naïf; para sus seguidores, un genio del estilo y la temática. El autor, en cualquier caso, ha desarrollado un estilo muy personal que lo sitúa entre los escritores italianos de relevancia dentro de su generación.

 

1991: Tierras de cristal (Título original: "Castelli di Rabbia", Premio "Selezione Campiello" y "Prix Médicis Étranger", 1991).

1993: Océano mar (Título original: "Oceano mare", Premio "Viareggio", 1993).

1996: Seda.

1999: City.

2003: Sin sangre.

2004: Homero, Ilíada.

2007: Esta historia.(Título original: "Questa storia", Premio FriulAdria "La storia in un romanzo", 2011)

2009: Emaús. (Título original: "Emmaus", Premio "Giovanni Boccaccio", 2010)

(todas ellas traducidas al español y publicadas por Ed. Anagrama).

 

2011: Mr. Gwyn

(publicada por Ed. Feltrinelli y por Ed. Anagrama)

 

2012: Tres Veces al Amanecer

2016: La Esposa Joven

(Publicada en español por Ed. Anagrama, traducción de Xavier González Rovira)

 

Teatro

1994: Novecento, monólogo.

1995: Davila Roa, texto teatral puesto en escena por Luca Ronconi en el 1996 (no publicado).

2003: Partita spagnola, Audino Editore (sin traducción al español).


Antologías

1995: Barnum. Crónache dal grande show, editorial Feltrinelli (editado en español).

1998: Barnum 2. Altre crónache del grande show, editorial Feltrinelli 1998 (no editado en español).

2006: I barbari, editorial Repúbblica (publicado en español por Anagrama en el año 2008).


Ensayo

1988: Il genio in fuga. Sul teatro musicale di Rossini. Il Melángolo (1988) - Einaudi (1997), no editado en español.

2002: Next (sobre la globalización y el mundo que viene), Editorial Anagrama.

2003: El alma de Hegel y las vacas de Wisconsin, Ediciones Siruela.

2008: Los bárbaros. Ensayo sobre la mutación, Editorial Anagrama.

2018: The Game

2020: Una cierta idea de mundo.

 

Varios

1995: Nota introductoria y apéndice de El corazón de las tinieblas (de Joseph Conrad) Universale Economica Feltrinelli.

1999: Totem, con Gabriele Vacis y Ugo Volli, Fandango Libri.

2000: Totem 1 con un videocassette, con Gabriele Vacis, Rizzoli.

2000: Totem 2 con un videocassette, con Gabriele Vacis, Rizzoli.

2002: Le scatole di Totem, Holden Libri 2002.

2003: introducción a Pregúntale al polvo de John Fante, Einaudi.

2003: City reading - Tre storie western, CD con el grupo musical Air, discográfica Virgin.

2003: Totem. L’última tournée, Baricco, Vacis, Tarasco, Einaudi.

2003: City reading project. El espectáculo en el Romaeuropa Festival, Rizzoli.

2022: El nuevo Barnum (artículos periodísticos)

 

Filmografía

1998: La leyenda del pianista en el océano, basada en la obra de teatro Novecento. Un monólogo (de 1994).

2007: Seda, basada en su obra del mismo nombre.

2008: Lezione 21, dirigida por el propio Baricco.