La imposibilidad humana de expresarse con palabras ha dado lugar a artes como la pintura, la música o el ballet. Solo los novelistas estamos condenados a explicar cosas que no se pueden expresar con palabras.
Teru Miyamoto
"Es posible expiar los errores del pasado. Limpiar el recuerdo sucio por el rencor y plantear un futuro a partir de un presente en el que el resentimiento haya dado paso a la calma y el perdón. Ésta es la idea que subyace tras las últimas páginas de Kinshû. Tapiz de otoño (1982), de Teru Miyamoto (1947), una novela de delicado trazado en el que el escritor japonés explora los abismos del dolor y la capacidad curativa del afecto y la comprensión.
La historia de Kinshû. Tapiz de otoño abarca casi un año de intercambio epistolar entre una antigua pareja que se divorció diez años atrás debido a un dramático accidente. El detonante de esas cartas es un encuentro casual de los protagonistas, Aki y Yusuaki, durante una visita al monte Zao, un volcán cercano a la ciudad de Sendai, la “ciudad de los bosques”. Tras ese momento inesperado, y conmovida por los recuerdos y el no haber sabido el uno del otro durante una década, Aki decide iniciar el envío de varias cartas en las que rememora con su ex-marido su vida en común y el dolor ante el fin del matrimonio, motivado por un suceso que les cambió completamente: el adulterio de Yusuaki con un antiguo amor del instituto que, mientras dormían juntos, intentó cometer un doble suicidio con él.
Monte Zaô |
Con esta trama Teru Miyamoto compone una reflexión sobre el amor y la infelicidad y, en última instancia, sobre la capacidad del perdón y la reconstrucción vital. Porque, como poco a poco van trasmitiendo las cartas que se intercambian Aki y Yusuaki, pese al final abrupto del matrimonio, en ambos permanece un reconocimiento hacia los años de amor compartidos y aflora una sincera comprensión y cercanía. Son cartas, en este sentido, que muestran dos personalidades en las que, pese a todo, se mantiene la honestidad, donde se intercambian no reproches, sino sentimientos como las dudas, el miedo, la esperanza o las ansias de encontrar la felicidad.
Nos encontramos, así, una relación de pareja que ya no existe pero en la que aflora una mayor franqueza y respeto de lo que, aparentemente, hubo mientras el matrimonio duró. Un amor que es distinto al de sus primeros años juntos, pero un amor, al fin y al cabo, que aún persiste, que busca reparar los errores del pasado para allanar el camino hacia búsqueda de la serenidad y la felicidad.
Lago Tazawa |
Kinshû. Tapiz de otoño es una novela de singular belleza, que, construida como una relación epistolar, aborda las huellas del pasado, de los errores y del amor frustrado, evocando con melancolía y tristeza lo que los personajes fueron en un pasado y ya no pueden recuperar. Una mirada lúcida y sencilla sobre las relaciones humanas, el afecto y la dignidad."
Ana Matellanes
Fuente: http://koratai.com/literatura-japonesa/kinshu-tapiz-otono-teru-miyamoto
Teru Miyamoto ( 宮本 輝 Miyamoto Teru ), nacido en Kobe (1947), es un autor consagrado en Japón con más de ochenta obras a sus espaldas.
Con sus primeras novelas obtuvo los dos premios literarios más prestigiosos del país: el Akutagawa (por Hotarugawa, El río de las luciérnagas) y el Osamu Dazai (por Doro no kawa, El río de barro). Estas dos historias de iniciación ahondan en un tema que más tarde se volvería bastante recurrente en su obra: la desolación de la posguerra.
Miyamoto combina en su obra novelas algo complejas en el argumento (pero siempre con ese estilo narrativo austero que le caracteriza), donde lecciones de historia occidental se mezclan con filosofía oriental y viceversa; con otras con una trama más juvenil, donde los protagonistas son veinteañeros, pero no por ello de vidas fútiles. La temática abarca desde la aflicción y el desánimo de la época de posguerra, propia de sus primeras novelas y de su pentalogía Ryuten no umi (El mar de las vicisitudes), hasta historias de jóvenes con ambiente más moderno, como puede ser Watashitachi ga suki datta koto (Aquello que nos gustaba) o Ao ga chiru, pasando por libros con protagonistas más dispares.
Todas las novelas, sin embargo, están sostenidas por un doble eje: por una parte la melancolía, con una lírica atmósfera wabi sabi, y, por otra, el sutil optimismo por superar las dificultades. Puede que los/las protagonistas de Miyamoto no tengan un carácter fuerte, pero eso no les impide tratar de vencer, o sobrellevar, los obstáculos a su manera. Cabe decir que muchos de los personajes protagonistas que más empatía transmiten en su obra son mujeres.
Y es aquí donde merece la pena hacer un inciso. Muchas de los libros de Miyamoto tienen protagonistas femeninas, que van desde la aún inocente veinteañera a la apesadumbrada divorciada. Personalmente, su forma de tratar los personajes femeninos es uno de los atractivos de este autor, pues no son mujeres de carácter fuerte ni estereotipados; muy al contrario, las retrata como seres que se han quedado solos por circunstancias de la vida, pero que logran salir adelante con empeño. En algunos casos, esas desgracias impuestas a la mujer son ocasionadas por otros personajes masculinos (la antes mencionada Kinshû o Orenji no tsubo (El tarro de naranjas)), o bien por enfermedades (Kokoni chi owari, umi hajimaru (Donde termina la tierra y comienza el mar)) o cualquier otra razón. En todo caso, la mujer de las novelas de Miyamoto demuestra más valor que el hombre a la hora de enfrentarse a las adversidades. Un arrojo que, curiosamente, está casi siempre apoyado por personajes ancianos.
La vida del maestro Miyamoto sufrió un duro revés cuando le descubrieron que padecía tuberculosis, precisamente cuando se encontraba en el monte Zaô, punto de partida de su novela Kinshû. Fue durante su estancia en el hospital cuando escribió esta historia, influida por las reflexiones sobre la vida y la muerte del escritor, que veía cómo sus compañeros de hospital iban falleciendo por la misma enfermedad. Por fortuna, tras más de un año ingresado, pudo recuperarse y su experiencia queda plasmada en más de una de sus historias.
Teru Miyamoto es un autor por descubrir en lengua castellana. La publicación en español de Kinshû. Tapiz de otoño es solo una ínfima gota del gran mar de historias que merecen ser leídas en la lengua de Cervantes.