martes, 7 de abril de 2015

MÚSICA DE CÁMARA (miércoles 15, 20 h.)


El Periódico.
LUNES, 4 DE MARZO DEL 2013 

La escritora Rosa Regàs (Barcelona, 1933) ha ganado hoy el Premio Biblioteca Breve 2013, que convoca la editorial Seix Barral con una dotación de 30.000 euros, con 'Música de cámara', en la que narra la historia de un amor truncado entre una mujer de herencia republicana y un joven de clase alta en la posguerra barcelonesa. A la convocatoria del premio se presentaron un total de 1.086 manuscritos, procedentes de España y Sudamérica.

Regàs cuenta con una larga trayectoria literaria con varios premios en su haber como el Nadal en 1994 por 'Azul', el Ciudad de Barcelona en 1999 por 'Luna lunera' y el Planeta del 2001 por 'La canción de Dorotea'. El jurado de esta edición está integrado por José Manuel Caballero Bonald, Pere Gimferrer, José María Guelbenzu, Elena Ramírez y Clara Usón.

El jurado destaca de la novela su capacidad para "elaborar el personaje femenino protagonista en una poderosa historia de amor". "La novela logra una extraordinaria recreación de la atmósfera de la posguerra y del mundo de los represaliados, y cuestiona de forma implacable y sobrecogedora a la sociedad catalana burguesa de la época y las ambigüedades y claudicaciones de la transición", añade el fallo del premio.

En este breve vídeo, Rosa Regàs  nos habla sobre la génesis y el porqué de su última obra, Música de cámara.

Entrevista en 
"HABLANDO CON LETRAS" 
acerca de 
Música de cámara

Recientemente ha presentado su nueva novela Música de cámara, ¿a qué se debe este título?
Música de cámara se refiere a la estructura literaria de la novela, es decir, a las voces que cuentan la historia y que a medida que hablan hacen avanzar la narración, como la voz de los instrumentos en un concierto de música de cámara hacen avanzar el tema de la obra musical.

En algunas de sus publicaciones la situación social toma un gran protagonismo. En esta publicación se centra en la postguerra, el exilio, la división de clases, el sometimiento de la mujer… ¿Qué va a encontrar el lector al paso de cada página?
Todo lo que usted menciona no es más que lo que encuentra el lector en cada historia que se le cuenta, es decir en cada historia que lee: en las novelas históricas, por ejemplo, pero igualmente en la novela negra, en las novelas intimistas, en todas, porque en cualquier novela es imprescindible conocer el escenario donde transcurre la historia.

¿Por qué los lectores deben leer esta obra?
No tengo ni idea. Cada cual elije lo que quiere leer, lo que le tienta sea por lo que conoce del libro o por lo que ha oído hablar de él. O por lo que cree necesario conocer que se encuentra en él. El mundo es ancho como lo es el público y habrá a quien le interese esta historia y a quien menos. Incluso habrá quien ni siquiera haya oído hablar de ella. Leer es o al menos ha de ser un proceso en libertad, como todas las actividades humanas.

Para una escritora tan consolidada y de prestigio como usted, supongo que cada nueva novela será todo un reto, ya que la anterior ha puesto el listón alto…
En los procesos creativos cada nueva creación supone un reto, de lo contrario el creador deja de serlo porque no hace más que copiarse a sí mismo.

Nos puede resumir brevemente qué vamos a encontrar en Música de cámara.
Creo que lo que va a encontrar o al menos es lo que yo he pretendido analizar es hasta qué punto la educación en valores contrarios y contradictorios puede dificultar el desarrollo de una historia de amor. Hasta qué punto estos mismos valores en uno de los amantes puede influir en el otro. Y hasta qué punto las dificultades inherentes a todos los procesos de unión de dos personas, sexo, convivencia, distintas clases sociales o caracteres, es importante en toda historia de amor. Porque la novela es una larga y prolongada historia de amor.






ROSA REGÀS





¿Quién soy yo? ¿Cómo soy? ¿Acaso no somos lo que los demás ven en nosotros, esa amalgama que arrastramos toda la vida sin saber nunca en qué consiste? Son los demás los que nos forman y nos conforman, los que sostienen nuestra imagen: con ellos vivimos y somos, y con ellos moriremos cuando mueran, o desapareceremos cuando su memoria se desvanezca o nos alcance su desprecio. Pero aún así, yo me niego a rendirme a la evidencia y quiero creer que sé quién soy y cómo soy. 

                                     


Sé que soy pelirroja y mido un metro setenta, que tengo los ojos claros y la piel de lagartija, que jamás llevo anillos ni etiquetas, que me encantan los sombreros. Sé que me gusta beber y bailar y que mi expectación no tiene límites. Tampoco mi irritabilidad, tan intensa a veces como el temblor ante lo que amo. Sé defender una forma de vivir, de pensar y de ser pero no creo en los valores universales y eternos, ni en la moral natural, ni le veo el sentido a perder la vida por Dios, la patria o el deber u otras formas más modernas de dominar las conciencias. Pertenezco a la reserva de quienes sólo izarían banderas si estuvieran prohibidas, y sin embargo tengo la lágrima fácil y cualquier gesta intrascendente, cualquier estúpida heroicidad me hace llorar. Me merecen respeto muy pocas personas, admiración bastantes y ternura la mayoría. Desprecio a los traidorzuelos, a los vanidosos, a los fatuos, a los dogmáticos. El mundo me desconcierta porque no sé qué puedo hacer por paliar tanta doblez y tanto dolor y porque cada vez queda menos espacio para la libertad. No me da miedo la oscuridad pero sí las multitudes. Detesto el acordeón y el doblaje; soy intransigente y vulnerable; me gustan el desierto y la selva, los canales y el mar, la lluvia y la sequía, el frío y el calor, la música de cámara, la ciudad, las sábanas de hilo, las moras negras y el arroz a banda. Me emocionan más los árboles que los gatos. Anhelo igualmente la fiesta y el silencio. Me enternecen los susurros y me abruman los lamentos. Arrastro como todos mi pasado y sé que el día de mañana ya es hoy. No recuerdo haberme aburrido jamás quizá porque busco en el exceso la solución a las causas imposibles. Y sólo quisiera volver a los veinte años para andar día y noche en minifalda. 

Rosa Regàs





Rosa Regàs es conocida tanto por su carrera literaria, como autora y editora, así como por su presidencia de la Biblioteca Nacional.

Regás estudió Filosofía y Letras en Barcelona y su primer trabajo fue para la Editorial Seix Barral, editorial en la que trabajó hasta que decidió fundar en los años 70 su propia empresa, La Gaya Ciencia, un proyecto personal que dejó atrás para colaborar con la OMS como traductora.










En lo literario, Regàs ha publicado tanto novela como ensayo, comenzando a publicar en 1987 con un libro sobre la ciudad de Ginebra. En 1991 vio la luz la que sería su primera novela, Memoria de Almator, aunque sería en 1994 cuando diera el salto a un público más amplio al ganar el Premio Nadal por Azul. El espaldarazo definitivo a su popularidad lo recibió en 2001 al hacerse con el Premio Planeta, que le fue concedido por La canción de Dorotea.


Regàs es una colaboradora habitual de diarios, revistas, radio y televisión, medio en el que se realizó la adaptación de una de sus obras, Diario de una abuela de verano. El papel de Regàs en el mundo de la cultura se ha visto recompensado con premios como la Orden de Chevalier o la Cruz de San Jordi.















El papel de Regás en el mundo de la cultura se ha visto recompensado con premios como la Orden de Chevalier o la Cruz de San Jordi.

Además, a lo lo largo de su carrera, Regàs ha ganado numerosos premios, como el Biblioteca Breve de 2013 por Música de cámara.