A menos que desechemos
totalmente todo lo viejo y adoptemos lo nuevo, será difícil que alcancemos
igualdad con los países de Occidente. Aunque hacerlo así, va a debilitar el
espíritu vital que hemos heredado de nuestros antepasados y nos podrá dejar inválidos.
Natsume Soseki (1892)
LA FRAGILIDAD DEL CORAZÓN
Kokoro es una novela japonesa de ficción, sin embargo el hecho de que pertenezca a este género no impide que encontremos algunas referencias a acontecimientos históricos; y, desde luego, de lo que no cabe duda es de que está muy marcada por la experiencia y la vida de su autor. De la misma podemos decir que Natsume Soseki (1867-1916), hijo de una familia que lo daría en adopción para más tarde readmitirlo, vio morir siendo bastante joven a su madre y dos de sus hermanos, que se especializó durante sus años universitarios en literatura británica, país al que acabó viajando pero cuya pésima experiencia le llevó a un profundo desencanto y, en cierta medida, a volver a los “clásicos”, raíces que en cualquier caso nunca llegó a abandonar del todo , y que sus últimos años vienen marcados por una enfermedad que le tuvo al borde de la muerte varias veces. Debemos tener muy presente, además, que los años de su vida se ajustan casi perfectamente al Periodo Meiji, por lo que al morir el Emperador, precisamente cuando su salud más se deterioraba, es lógico que sintiese muy profundamente que se acababa una época, en cierta medida su época.
Estos hechos sin duda marcaron el
carácter de la que probablemente sea la mayor figura literaria del Japón
contemporáneo, e hicieron que su prosa se volviese más triste, más
desesperanzadora y, en cierta medida, más intimista, pero siempre respetando su
propio estilo, y es que “Soseki no perteneció nunca a ninguna de las corrientes
literarias que aparecieron durante los años en que escribió su obra”.
Kokoro es precisamente una obra
muy característica de lo ya apuntado. El relato está situado cronológicamente
en los últimos años del Meiji y dividida en tres partes. En la primera
conocemos el encuentro y la forja de la amistad entre el joven (narrador de la
mayor parte del libro) y un hombre mayor del que decide aprender lo máximo
posible, “Sensei” . Así, asistimos a los años universitarios del protagonista,
a las conversaciones que tiene con “Sensei” y a su creciente intriga por
algunas cosas que no acaba de comprender, principalmente el deliberado
aislamiento social del que hace gala su amigo y un pasado que claramente
esconde. La segunda parte acontece en la casa en la que nació y se crió el
protagonista debido a la enfermedad y posterior fallecimiento de su padre,
asistimos aquí a las presiones de sus progenitores por que encuentre un buen trabajo
(incluso sirviéndose de “Sensei”), a la muerte del Emperador y el suicidio del
general Nogi, y a la llegada de una carta del “maestro”, que en realidad es su
“testamento vital”, la confesión de su pasado. Efectivamente, cuando llega esa
carta a manos del protagonista “Sensei” afirma que ya se habrá quitado la vida,
por lo que decide revelarlo todo, y especialmente los dos hechos que le han
perseguido y atormentado toda su vida: que su tío le engañase en las cuestiones
relativas a la herencia que dejó su padre y que su mujer amigo acabase
suicidándose motivado por el hecho de que “Sensei” se casase con la mujer que
los dos amaban, un matrimonio que decidió arreglar a espaldas de su compañero.
Al final de la primera parte del libro vemos que el protagonista afirma darse cuenta de “lo frágil que es el ser humano” . La fragilidad del cuerpo es algo que queda patente en la larga enfermedad del padre (en clara semejanza con la del propio Soseki) y que también acabó con la vida de algún familiar de “Sensei”. Una enfermedad que se torna en mortalmente irreversible precisamente poco después de que todos creyesen que la situación del padre había mejorado con respecto a sus últimos desmayos, y una fragilidad corpórea que también acaba con la vida del glorioso emperador Meiji al poco tiempo de que acudiese a la graduación del protagonista.
Pero lo que más presente está durante toda la novela es sin duda lo frágil que es nuestro corazón, y cómo determinados acontecimientos cambian nuestra forma de ser o de actuar y nos marcan para siempre. Este tipo de fragilidad envuelve todo lo que rodea a “Sensei”: en el presente no sólo se ha alejado de la sociedad en un intento de expiar su culpa frente a un pasado al que es realmente incapaz de enfrentarse y asumir, sino que esta soledad y pena alcanza a su esposa, incapaz de entender lo que siente su marido, incapaz de ayudarle. Una soledad que para “Sensei” debe afrontar el hombre moderno como consecuencia del despertar del individualismo y de la conciencia “moderna”. Un despertar que, desde la perspectiva histórica, estaba realizando Japón durante la vida del autor y que para mucha gente creaba serios problemas de adaptación.
Ochiyo (Tamioka Eisen). Periodo Meiji
Por su parte, en el pasado, la fragilidad del corazón lleva al tío, una buena persona hasta entonces, a engañar al sobrino como ya se comentó, y a afectar profundamente, en cuanto al triángulo amoroso que desembocará en la tragedia principal, a la forma de ser del mejor amigo de “Sensei”, K, cuya incapacidad para relacionarse y abrirse a los demás le lleva a empezar a tener problemas de salud, y, sobre todo, a la imposibilidad de declararse a la “señorita” . Aspecto del que también peca “Sensei”, el cual, y pese a que consigue arreglar el matrimonio, hundido por los celos y la inseguridad es incapaz de explicar sus sentimientos a K, cuyo “corazón” no aguantará más.
Esta pesada carga, que impregna
de cierta nostalgia y varios silencios el relato, verá una salida en el
histórico suicidio ritual del general Nogi, alguien que también cargaba con
culpa desde hacía años y que se vio incapaz de querer seguir viviendo una vez
muerto su señor. Así, “Sensei” toma conciencia de que ha llegado su final y
decide escribir su última carta y quitarse la vida. En cierta manera la culpa y
la fragilidad les impiden vivir en los nuevos tiempos que llegaban con el fin
del Meiji . Algo de lo que, aunque en más de una ocasión le vemos padecer de
las mismas dudas e inseguridades presentes en todos los “corazones”, acaba
escapando el protagonista, ya que, pese a la situación familiar, coge la carta
y decide marchar a Tokio. Es el momento del relato en el que la fragilidad se
convierte en fuerza, dejando así, al menos, una puerta abierta al futuro.
HÉCTOR GÓMEZ PINOS | SEPTIEMBRE 2019
Fuente:
http://www.eumed.net/rev/japon/09/hgp2.htm
KOKORO, EL MANGA
En 2015 se publicó en castellano el cómic Kokoro, basado en la novela de Sōseki Natsume y traducido por Raquel Ramos Cudero: 200 páginas ilustradas en blanco y negro, con guion y dibujo de Nagi Yoshizaki.