martes, 12 de febrero de 2019

"Canción dulce", de Leïla Slimani (miércoles 13, 20h)







"Las dos citas —de Kipling y de Dostoievski— que introducen Canción dulce nos dan la clave para leer e interpretar la novela. En la primera se alude a la falta de humanidad y de empatía de los pudientes con sus empleados domésticos, y la segunda señala hacia la desestabilización mental y la caída en el abismo que se derivan de no tener un lugar a donde ir. Louise, el personaje de la niñera en esta segunda novela de Leila Slimani, es un ser en continuo y casi imperceptible desmoronamiento, alguien desposeído de todo bajo el disfraz de asistenta equilibrada y meticulosa. Que ella es la asesina de los dos niños a su cargo se conoce desde las primeras páginas, y el resto de la novela constituye una suerte de thriller al revés, a la busca de indicios y resortes mentales que expliquen o permitan, retrospectivamente, prever el crimen.

La periodista y escritora Leila Slimani (Rabat, 1981), que obtuvo el Premio Goncourt por esta Chanson douce (2016), ya había escrito una primera novela, titulada Dans le jardín de l’ogre (2014) y focalizada en Adèle, una joven esposa y madre que, hastiada de su pequeña y mediocre vida familiar, de los gestos repetidos y del sexo previsible, se vuelve adicta a los encuentros furtivos, brutales e insatisfactorios —“ce sentiment magique de toucher du doight le vil et l’obscène, la perversion bourgeoise et la misère humaine”—, y consigue llevar una doble vida hasta que es descubierta.








En Canción dulce, traducida al español por Malika Embarek López para Cabaret Voltaire —en catalán ha sido publicada por Edicions Bromera, en traducción de Lluís-Anton Baulenas—, Slimani busca ahondar en la lucha de clases y en la deriva criminal de una psique maltrecha. El punto de partida para la escritura es un caso real acaecido en Nueva York en 2012, el de una niñera que asesinó a los dos niños que cuidaba. La novela principia con la frase “El bebé ha muerto”, y sigue una descripción de las acciones de la policía en la escena del crimen, la quinta planta de un edificio de la Rue d’Hauteville, en el distrito X de París. Así que no hay nada que resolver: han agredido a dos niños y sabemos que ha sido la niñera, que, aunque trató de suicidarse, “No supo morir. Solo dar muerte”. Tras este íncipit desazonador y terrorífico, el trabajo o el reto de la escritora consistirá en interesarnos por el antes, por los antecedentes. Y empieza el flash-back.

Myriam ha pasado los primeros años de la infancia de Mila, su hija mayor, sumida en una maternidad animal, en una burbuja que con el tiempo se ha vuelto irrespirable. Cuando nace Adam, su segundo hijo, todo se complica: “Me están comiendo viva”. Amarga e insatisfecha, envidia el ajetreo laboral de su marido, Paul, y recela de las amigas que dicen envidiarla y de los desconocidos que la desprecian tan pronto como saben que está confinada al ámbito doméstico. Cuando le surge la oportunidad de entrar a trabajar en un despacho de abogados, se impone la necesidad de contratar a una niñera.

“Sin papeles, no. Espero que estés de acuerdo. Si se tratara de una asistenta o de un pintor de brocha gorda, no me importaría. Esa gente tendrá que vivir de algo, pero cuidar de los niños es distinto, es muy arriesgado. No quiero a una persona que tema llamar a la policía o ir a un hospital en caso de una urgencia. Aparte de eso, que no sea demasiado mayor, que no lleve pañuelo y que no fume. Lo principal es que sea una mujer dinámica y que tenga tiempo para nosotros. Que trabaje para que podamos trabajar.”

Entonces entra en escena el personaje central, el gran detonador. Louise, la niñera, es una mujer de cuarenta años con cara de muñeca envejecida. La pulcritud de su aspecto se extrapola a la meticulosidad con que se aplica a la limpieza doméstica, hasta el punto de que transforma una casa que la familia siente como asfixiante en un lugar apacible y luminoso. Este excederse en sus funciones tiene como objetivo apropiarse del territorio y colonizarlo:

“Observa cada cosa con el aplomo de un general ante una tierra que se dispone a conquistar.”

Al principio, Louise es vista como una especie de hada, por cuanto suscita y satisface las fantasías de la familia ideal. Se esmera en convertirse en invisible e indispensable al mismo tiempo —“se mueve entre bambalinas, discreta y poderosa. Maneja los hilos sin los que la magia no existe”—, hasta el punto de que los Massé se la llevan de vacaciones a una isla griega, convencidos de que no tendrá un plan mejor para el verano. Siempre disponible y solícita, se ve incrustada en una vida que no es la suya, pero de la que depende completamente. Deviene una presencia íntima, aunque nunca familiar, y de ahí la relación de amor-odio que mantiene con Myriam y Paul, quienes, confiados en exceso, reaccionan como “niños mimados” o “gatos domésticos” a las atenciones de la niñera y no miden la violencia del vínculo y sus posibles consecuencias hasta que es demasiado tarde.

Hay varios cambios de foco a lo largo de la novela. Sabemos del marido de Louise, Jacques, un hombre colérico y envidioso que la maltrataba de palabra y que no le dejó más que “pleitos frustrados, juicios y facturas pendientes”, y de su hija, Stéphanie, siempre a la sombra de los niños que su madre cuidaba. También se nos presenta a Wafa, una niñera marroquí que traba una cierta amistad con ella, y a Hervé, un hombre de extracción muy humilde que corteja a Louise y que corresponde, al parecer, al tipo de persona que ella se merece, alguien “que nadie quiere, pero que Louise acepta, como acepta la ropa usada, las revistas ya leídas a las que les faltan páginas e incluso los gofres ya mordidos que dejan los niños”.

“Están las jóvenes con pañuelo, que deben ser aún más puntuales, más amables, más pulcras que las demás. Están las que se cambian de peluca cada semana. Las filipinas, que suplican a los niños en inglés que no salten en los charcos […]. Todas tienen también secretos inconfesables. Ocultan recuerdos horribles de sumisión, humillaciones, mentiras. Recuerdos de voces que apenas se oyen del otro lado del teléfono, conversaciones que se cortan […]. Algunas, Louise lo sabe, han robado, menudencias, casi nada, a modo de impuesto recaudado sobre la felicidad de los demás.”

Frente a las demás niñeras, Louise tiene ademanes de nurse inglesa o de estirada gobernanta. Pero, en flagrante contradicción con los modales altivos y trasnochados que exhibe —y en doloroso contraste con la vida acomodada de los Massé, a la que se ha acoplado—, la asistenta asiste a la progresiva degradación del barrio donde vive, y no puede evitar pensar que pronto ella estará igual que ese vagabundo que ve defecar en mitad de la calle. Y es que, por culpa de su difunto marido, las deudas se le acumulan y están a punto de desahuciarla de su roñoso pisito en la periferia. Su única esperanza —y el objetivo que perseguirá de modo obsesivo— estriba en quedarse a vivir en casa de los Massé, pero, para que eso suceda, Myriam y Paul deberían tener un tercer hijo y necesitarla de manera perentoria —“El bebé protegerá el lugar que ocupa Louise en su reino”—; así que cocina recetas para favorecer la fertilidad y sale con los niños para que el matrimonio goce de una mayor intimidad y se entregue a la tarea procreadora. Sin éxito.

“Solo tiene un deseo: formar parte del mundo de ellos […], hacerse un hueco, una guarida, un rinconcito caliente.”

Cada vez se inmiscuye más en los asuntos familiares. Le reprocha a Myriam que despilfarre, y rebusca en los cubos de la basura restos no consumidos de comida y juguetes que ya no merece la pena reparar. Los Massé creen que deben emanciparse del poder que ejerce Louise, y le prohíben dar a los niños productos caducados. Un día la niñera deja, en la mesa de la cocina, una carcasa de pollo que Myriam tiró por la mañana; poco después sabrán que Louise se la ha ofrecido a los niños para que roan los huesos hasta dejarlos mondos e impolutos.

“Una carcasa brillante, sobre la que no queda el menor trocito de piel, el menor rastro de carne. Se diría que la ha roído un buitre o un insecto obstinado, minucioso. Un bicho maligno en todo caso […]. Lo ha lavado a conciencia, lo ha secado y lo ha colocado allí, como venganza, como un tótem maléfico.”

Este es uno de los indicios que habrían podido alertar sobre el fatal desenlace. Pero hay más. Louise se entrega a los juegos infantiles sin compasión y crea angustia en los niños: “Los observa como quien estudia la agonía de un pez recién capturado, con las agallas ensangrentadas, el cuerpo presa de convulsiones”. Otro de sus desvaríos será maquillar a Mila “como un monstruo de feria, tan grotesca como un perro que alguna vieja histérica hubiera vestido para lucirlo en su paseo”. Aunque es incapaz de reaccionar a tiempo, Paul intuye antes que Myriam la amenaza que se cierne sobre ellos: “Se imagina su casa como un acuario invadido por algas podridas, una fosa en la que el aire ya no circula y donde unos animales de piel rala deambulan aullando”.

Con un estilo directo y franco, desprovisto de descripciones innecesarias y con la precisión de un escalpelo, esta narración retrospectiva explora las contradictorias y complejas relaciones que se establecen entre clases sociales y aborda también cuestiones como la difícil conciliación de la vida laboral y familiar o las condiciones de trabajo de las asistentas domésticas. Sabemos que, a partir de un determinado momento, la rígida y obsesiva Louise se desmorona, y “un quejido interior la corroe y le desgarra las entrañas”. En otra ocasión se nos dice que no es más que “un amasijo de cristales rotos, y su alma está cargada de piedras”. Uno de los grandes temas de la novela es la indefensión de los desposeídos, abandonados a su suerte —“Cada día se topaba con compañeros en el infortunio, que hablaban solos, dementes, mendigos”—, y de ahí al deterioro mental y la enajenación solo hay un paso. Louise es una mujer rechazada social y económicamente, y no es de extrañar que su frustración se abata sobre los más débiles e indefensos.

“Siente brotar el odio que lleva dentro. Un odio que va en contra de sus impulsos serviles, de su optimismo infantil. Un odio que mezcla todo. Está absorbida por un sueño triste y confuso. Atormentada por la impresión de haber visto y oído demasiado de la intimidad de los demás, de una intimidad a la que ella nunca tuvo derecho. Nunca tuvo un dormitorio propio.”

A medida que avanza la novela se hace evidente la enajenación de Louise, ese animal domesticado pero herido en lo más hondo —“Avanza, cueste lo que cueste, como un animal, como un perro a quien unos niños malos hubieran quebrado las patas”—, y paralelamente se ofrecen cada vez más muestras de la dependencia y el amor salvaje de Myriam por sus hijos, “el más bello paisaje del mundo”. Ella desconoce la situación mental y material de Louise y se equivoca al analizar las señales; el conocimiento le llegará a través de una violencia definitiva, aunque en los últimos tiempos había ya indicios alarmantes. No olvidemos, además, que Myriam es abogada y, en el momento en que sucede la acción, está defendiendo a un joven que mató a un cocinero sin papeles. Véase cómo se vuelven las tornas, pues tras lo sucedido Louise tendrá derecho a un abogado defensor, que probablemente base su estrategia en demostrar que la niñera también es una víctima y en calificar a Myriam de madre ausente, déspota con el servicio y cegada por la ambición.

En esta suerte de pesquisa al revés, la ironía trágica se apoya en la ventaja del receptor respecto de los personajes, y opera una manipulación perversa de las emociones. Mientras vuelve del trabajo a casa, ansiosa por reunirse con ellos, Myriam revisa en el móvil las fotos de sus hijos y hace planes de futuro inmediato. Por supuesto, para el lector, que sabe cómo termina todo, este gesto se teñirá de ecos funestos. Es un recurso cruelmente efectista dentro de una narración honesta, concisa y aséptica; una saeta que la autora dispara al lector. Otro de los momentos destacables en este sentido lo hallamos, bastante al inicio de la novela, en el renacer que sienten Myriam y Paul con la llegada de Louise; en su cama de sábanas limpias, el matrimonio se congratula de su libertad recuperada, y de la suerte que han tenido de encontrar a la niñera:

“Como si hubieran encontrado un mirlo blanco o les hubieran echado una bendición.”


Ana Prieto Nadal







Lucia (6) y Leo (2), los niños asesinados en un apartamento de Upper West Side (NY) por su nanny, Joselyn Ortega, el 25 de octubre de 2012, suceso que inspiró "Canción dulce".

Más información: Asesinato de Lucia y Leo Krim (Wikipedia)










Leila Slimani (Rabat, Marruecos, 3 de octubre de 1981) es una periodista y escritora franco-marroquí de madre franco-argelina y de padre marroquí. Su segunda novela, "Chanson douce", fue galardonada con el Premio Goncourt en 2016.

Alumna del Liceo francés de Rabat, Slimani creció en una familia de habla francesa. Su padre, Othman Slimani, es banquero, su madre es médico ORL, medio alsaciana, medio marroquí, En 1999, se va a París, donde se diploma en el Instituto de Estudios Políticos de París. Intenta convertirse en actriz de teatro (Cours Florent) y decide completar sus estudios en el ESCP Europe Business School, con una formación para los medios. Christophe Barbier, padrino de su promoción, le ofrece una estancia en L'Express. 

En la editorial Gallimard hace un curso de creación literaria con Jean-Martin Laclavetine como tutor.

Finalmente, entra en la revista Jeune Afrique en 2008, donde trata los temas relacionados con el norte de África. En 2012, deja la redacción de Jeune Afrique para dedicarse a la escritura, aunque sigue trabajando por su cuenta para la revista.



En 2014, publica su primera novela en Ediciones Galimard, "Dans le jardin de l’ogre", adquirida por una productora (Huffpost), para una adaptación cinematográfica. El tema, la adicción sexual femenina, y la literatura, son destacados por la crítica y la obra es seleccionada como una de las cinco finalistas del Premio de Flore, de París. La novela vendió 15.000 ejemplares en Marruecos.​ En 2015, esta novela recibe el 6º Premio Literario de la Mamounia, otorgado a un autor marroquí en lengua francesa, y es la primera mujer en recibirlo. 

Su segunda novela, "Chanson douce", obtiene el Premio Goncourt en 2016.

En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Francia en 2017 apoyó junto a un grupo de personalidades de la sociedad civil a Emmanuel Macron para bloquear a Marine Le Pen. ​ El mismo año recibió el premio "Out" de oro por su condena a la penalización de la homosexualidad en Marruecos y al control del cuerpo de las mujeres.

Su última obra, publicada en 2017, es "Sexo y mentiras: La vida sexual en Marruecos". 






martes, 22 de enero de 2019

"La hipótesis Saint-Germain", de Manuel Moyano (miércoles 23, 20h)



En la sesión de febrero, las lectoras y lectores del Club Dante celebraremos un encuentro con Manuel Moyano, autor de la obra que hemos leído durante las últimas semanas, "La hipótesis Saint-Germain", XVII Premio de Novela Carolina Coronado.




"El tiempo, según José Luis Garci, no es más que una emoción aunque nos empeñemos en medirlo por horas, días, años…”. El escritor Manuel Moyano, finalista premio Herralde de Novela, acaba de publicar La hipótesis Saint-Germain, obra de corte fantástico que le ha valido el reconocimiento del jurado compuesto por los escritores Luis Alberto de Cuenca y Espido Freire y el periodista Luis del Val para alzarse con el XVII premio Novela Carolina Coronado de Almendralejo. 






Con una sólida trayectoria bibliográfica como "El experimento Wolberg", "El imperio de Yegorov" -premio Herralde-, "La coartada del diablo" -premio Tristana de Novela Fantástica-, y "Travesía americana: de San Francisco a Nueva York por carretera" entre otros, el autor continúa proponiéndonos rutas misteriosas, sobresaltos y sorpresas, como describió en una ocasión Luis Mateo Diez. "La hipótesis Saint-Germain" cuenta una historia inspirada en el Conde de Saint Germain, un personaje real del siglo XVIII que se movió por toda Europa, pero especialmente por Francia. Se decía de él que era inmortal y de ahí nace la trama que gira en torno a dos personajes. Por un lado está Daniel Bagao, el director de una revista de ocultismo a gran escala que no cree en esa supuesta inmortalidad. Por otro lado, Ismael Koblin, quien sí va a creer en la fantasía y asegura saber bajo qué identidad se oculta en la actualidad el conde de Saint Germain, atribuyéndolo a un millonario norteamericano. Tratará de demostrar que su hipótesis es cierta.

Nosotros, que permanecemos pegados a un reloj diariamente, de las horas, de los días, de los años que huyen, que nos compone y nos descompone, nos adentramos, pues, en un relato delicioso a lo largo de trescientos años. Como recordaba el periodista Antonio Arco, hay una reflexión de Marco Aurelio que aparece en sus Meditaciones que siempre ha inquietado a Manuel Moyano “¿Qué partícula del tiempo infinito e insondable ha sido asignada a cada uno?” Pero no me lanzaré a destripar la aventura. Sólo les digo en palabras de Moyano que es una novela de intriga y con un cierto toque de humor con una derivación final a la ciencia ficción. Ya lo decía Paul Valery en su "Pequeña Carta sobre los Mitos": “Qué sería de nosotros sin el auxilio de lo que no existe? Poca cosa y nuestros espíritus desocupados languidecerían si las fábulas, los malentendidos, las abstracciones, las creencias, los monstruos, las hipótesis y los pretendidos problemas de la metafísica no poblasen de imágenes sin objeto nuestras profundidades y nuestras tinieblas naturales”.

El narrador, pues, logra que el lector no se limite a permanecer inmóvil en el imaginario de la ficción. Lo hace partícipe de la aventura con esa precisión relojera y el gusto por la descripción minuciosa. De Manuel Moyano se ha dicho que cada nuevo título confirma la lejana sospecha de que podría llegar a convertirse en nuestro Julio Verne contemporáneo, y Luis Alberto de Cuenca lo define como un narrador excepcional, “tiene la magia del chamán que recita los mitos etiológicos de rigor en las largas noches de invierno, al calor de la hoguera primordial”. En definitiva, gusta de cuidar al lector, mantenerlo en tensión. Tratar de narrar la vida para que otros la imaginen, “hay muchos modos de afrontar la literatura, pero creo que una novela nunca debe renunciar a poseer una tensión narrativa interior. Debe haber una flecha que apunte hacia alguna parte, aunque sea de manera solapada”, me contaba en una entrevista.

Y todo esto viene a propósito porque al parecer existe, últimamente, un gusto más por el género de autoficción. Sólo hay que dar una vuelta por las librerías y observar que la literatura española suele acostarse más del lado del realismo de los diarios, cartas, dietarios, aforismos… Manuel Moyano sigue reivindicando el magisterio de autores con HG Wells, Julio Verne, Robert Louis Stevenson…  Y, destaca la lucha que siempre ha tenido la novela fantástica en España, “a la que siempre se la ha querido reducir a una especie de gueto” al tiempo que añade que “en España nunca fue apreciada la literatura fantástica escrita por españoles –con grandes narradores en el siglo XX como Cunqueiro-, ha habido cierta reticencia porque no se la consideraba, digamos, seria”.



Moyano, entonces, se nos revela como dueño de una aguda comprensión del fenómeno fantástico, el hacer verosímil lo imposible. No encuentro una forma más elegante de describir su estilo que con las palabras de Bishop sobre los poemas de Hopkins: “En ellos la medida del tiempo y la adecuación entre el sentido y el sonido son tan perfectas que recuerdan a los caprichos de un acróbata infalible: mientras cae por el aire, lleno de gracia, para aferrarse a los tobillos  de su compañero, puede permitirse hacer un giro extra y concluir la pirueta sano y salvo, sin estropear el dibujo de su vuelo”.

La intención de este artículo no es decir algo que no se haya dicho ya, sino simplemente compartir con el lector esta lectura con la esperanza de que prenda en alguien. No olvidemos que los mejores relatos de todos los tiempos, aquellos que han cautivado a generaciones y generaciones de lectores, llegaron de la mano de los Kipling, Conrad, Stevenson, Carroll… y siguen resistiendo el paso del tiempo."

Nieves B. Jiménez

Fuente: https://gaceta.es/opinion/la-hipotesis-saint-germain-20171113-1027/





Manuel Moyano nació en Córdoba en 1963, creció en Barcelona y en 1991 se estableció en Molina de Segura (Murcia), donde reside.

La antropología, lo fantástico y el viaje son algunos de los intereses de este narrador de quien se ha destacado su “fuerte potencia expresiva”1​ y su singular capacidad para “suspender la incredulidad del lector por razones de verosimilitud del propio relato”.2​

Con su primer libro, El amigo de Kafka (2001), editado por Pre-Textos con prólogo de Luis Mateo Díez, obtuvo el Premio Tigre Juan a la mejor primera obra narrativa publicada en España y fue elegido por El Mundo como uno de los 10 mejores debutantes del año.

Es autor de las novelas: El imperio de Yegorov (Finalista Premio Herralde 2014 y Premio Celsius en la Semana Negra de Gijón); La coartada del diablo (Premio Tristana de Novela Fantástica 2006, cuyos derechos fueron vendidos al cine para ser adaptada por Pedro Olea); La agenda negra (2016), El abismo verde (2017) y La hipótesis Saint-Germain (Premio Carolina Coronado 2017).

Como cuentista ha publicado el citado El amigo de Kafka (2001), El oro celeste (2003) y El experimento Wolberg (2008), así como el libro de microrrelatos Teatro de ceniza (2011), con prólogo de Luis Alberto de Cuenca. Piezas de todos ellos figuran en las principales antologías publicadas recientemente en España.

Es también autor del volumen misceláneo La memoria de la especie (2005) y del libro de viajes Travesía americana (2013), que narra un viaje en familia de una costa a otra de los Estados Unidos. Los títulos que componen su “trilogía antropológica” participan de la narrativa y del ensayo y son fruto de trabajos de campo en la Región de Murcia: Galería de apátridas (2004), El lobo de Periago (2005) y Dietario mágico (2002, 2015), que trata sobre la curandería.


Ha escrito la novela para niños Aventuras del piloto Rufus (2017), así como tres guías de senderismo en colaboración con Juan Antonio Moya: Tierras altas de Abanilla, Fortuna y Molina de Segura (2001), La Vereda Real (2002) y La Vereda de Poniente (2003).




Licenciado como ingeniero agrónomo por la Universidad de Córdoba, en la actualidad trabaja en la gestión cultural en el Ayuntamiento de Molina de Segura, donde dirige el ‘Premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en España y el ciclo de conferencias ‘Escritores en su tinta’. Con Felipe González Caballero ha desarrollado los contenidos del Museo La Albarda de Ritos y Tradiciones del Campo de Molina, centrado en el patrimonio inmaterial.

Ha escrito regularmente reseñas y artículos para el diario La Verdad y para la revista El Kraken, dirigida por Rafael Balanzá, y ha impartido talleres sobre escritura de relatos. Sus ensayos críticos y literarios están recogidos en Noventa libros y un film (2016) y Mamíferos que escriben (2018).


Es miembro de la Orden del Meteorito de Molina de Segura y Sátrapa Trascendente por el Institutum Pataphysicum Granatensis, regido por Ángel Olgoso.

Su novela El imperio de Yegorov ha sido traducida al neerlandés (Het rijk van Jegorov3​).



OBRA

Relatos
El amigo de Kafka, pról. Luis Mateo Diez, ed. Pre-Textos, Valencia, 2001. 
El oro celeste, ed. Xordica, Zaragoza, 2003. 
El experimento Wolberg, ed. Menoscuarto, Palencia, 2008. 

Microrrelatos
Teatro de ceniza, pról. Luis Alberto de Cuenca, ed. Menoscuarto, Palencia, 2011.
El Imperio de Chu, ed. Tres Fronteras, Murcia, 2008

Novelas
La coartada del diablo, ed. Menoscuarto, Palencia, 2006. 
El imperio de Yegorov, ed. Anagrama, Barcelona, 2014. 
La agenda negra, ilustr. Enrique Oria, ed. Pez de Plata, Oviedo, 2016. 
El abismo verde, ed. Menoscuarto, Palencia, 2017. 
La hipótesis Saint-Germain, ed. Algaida, Sevilla, 2017. 


Ensayo
Dietario mágico, ed. Nausícaä, Murcia, 2002. Reeditado en 2015 por La Fea Burguesía, Murcia, pról. Paco López Mengual. 
Galería de apátridas, pról. Luis García Mondéjar, ed. Nausícaä, Murcia, 2004. 
La memoria de la especie, ed. Xordica, Zaragoza, 2005. 
El lobo de Periago, ilustr. Juan Navarro, ed. Natursport, Murcia, 2005. 
Travesía americana, ed. Nausícaä, Murcia, 2013. 
Noventa libros y un film, ed. MurciaLibro, Murcia, 2016. 
Mamíferos que escriben, Newcastle Ediciones, 2018. 

Literatura infantil
Aventuras del piloto Rufus, ilustr. Francisco Javier García Hernández, ed. Raspabook, Murcia, 2017. 

Guías (coescritas con Juan Antonio Moya)
Tierras altas de Abanilla, Fortuna y Molina de Segura, ed. Natursport, 2001. I
La Vereda Real, ed. Natursport 2002. 
La Vereda de Poniente, ed. Natursport 2003. 

Inclusiones en antologías (selección)
Fábula rasa. Ed. Enrique Turpin (Alfaguara, 2005). 
Macondo boca arriba. Ed. Fernando Iwasaki (Universidad de México, 2006).
Perturbaciones: antología del relato fantástico español actual. Ed. Juan Jacinto Muñoz Rengel (Salto de Página, 2009). 
Siglo XXI: nuevos nombres del cuento español actual. Ed. Gemma Pellicer y F. Valls (Menoscuarto, 2010). 
Por favor, sea breve 2. Ed. Clara Obligado (Páginas de Espuma, 2009). 
Pequeñas resistencias 5. Ed. Andrés Neuman (Páginas de Espuma, 2010). 
Mar de pirañas. Ed. Fernando Valls (Menoscuarto, 2012). 
Antología del microrrelato español. Ed. Irene Andres-Suárez (Cátedra, 2012). 
Después de Troya. Ed. Antonio Serrano Cueto (Menoscuarto, 2015). 

Reconocimientos
2002 Premio Tigre Juan a la mejor primera obra narrativa publicada en España por El amigo de Kafka.
2006 Premio Tristana de Novela Fantástica por La coartada del diablo.
2008 Premio Libro del Año Región de Murcia por El experimento Wolberg.
2014 Finalista Premio Herralde por El imperio de Yegorov.
2015 Premio Celsius a la mejor novela de Ciencia Ficción y Fantasía en la Semana Negra de Gijón por El imperio de Yegorov.
2016 Finalista Premio Mandarache de Jóvenes Lectores por El imperio de Yegorov.
2016 Premio Tertulia4​ por su trayectoria literaria.
2017 Finalista Premio Tristana de Novela Fantástica por El abismo verde.
2017 Premio de novela Carolina Coronado, por La hipótesis Saint-Germain, convocado por el ayuntamiento de Almendralejo.

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Moyano_Ortega







sábado, 8 de diciembre de 2018

ASTERIOS POLYP, de David Mazzucchelli (miércoles 12, 20h)




David Mazzucchelli es un autor cuyo trabajo a mediados de los ochenta en el mundo del cómic mainstream norteamericano ('Batman: Año Uno' y 'Daredevil: Born Again', ambos junto a Frank Miller) deslumbró a lectores y crítica. Tras aquellos trabajos, Mazzucchelli se había prodigado muy poco, hasta el momento: algunas historias cortas e intervenciones en revistas, pero poco más. Con 'Asterios Polyp', el autor volvía a primera línea entrega una ambiciosa novela gráfica de gran formato.


















Asterios Polyp es un arquitecto de 50 años cuya vida está completamente descontrolada. Una noche, un rayo incendia su casa en Nueva York, y ese suceso azaroso será el que le haga empezar un fatídico viaje. Ese periplo vital será la excusa para que el narrador indague en el pasado del personaje, a la vez que su nueva situación, conociendo a una extraña familia que regenta un taller de autos, le lleve a solucionar aspectos sombríos de su vida.





Como en cualquier gran obra, la anécdota del argumento es quizá lo de menos: lo más importante es cómo Mazzucchelli juega con los recursos del cómic, como pone al servicio diferentes estilos, planificaciones de página, colores y hasta tipografías para sus propósitos. 




Todo está en 'Asterios Polyp' cuidadosamente planificado, no hay detalle al azar: se trata de una narración poliédrica resuelta con maestría y, por qué no, con un poco de ironía.




 

La trama es de regusto muy austeriano; no creo que sea casualidad que fuera el propio Mazzucchelli uno de los encargados de adaptar al cómic la novela corta de Paul Auster 'La ciudad de cristal'. En la historia, el azar está muy presente, desde el hecho que desencadena el cambio en la vida de Asterios (el rayo que incendia su piso), hasta la misma condición del protagonista, que iba a tener un hermano gemelo pero que murió durante la gestación (una idea que recuerda a 'La isla del día de antes' de Umberto Eco). El accidente en casa de Asterios le permite romper con su vida anterior y lanzarse a la aventura. En sucesivas retrospecciones, conoceremos la vida y el carácter del arquitecto y por qué ha llegado a dónde está. La nueva situación que vive, diametralmente diferente a la anterior, le permitirá poner en orden sus pensamientos y volver a empezar. Lentamente, seremos testigos del cambio en Asterios.




'Asterios Polyp' es uno de las mejores novelas gráficas de la década, sin duda. Mazzucchelli es perro viejo, y en esta obra pone toda la carne en el asador, demostrando que no necesita a un guionista para crear una magnífica obra.

https://www.papelenblanco.com/novela-grafica/asterios-polyp-de-david-mazzucchelli-las-entranas-del-arquitecto



David Mazzucchelli es un dibujante de cómics estadounidense, también profesor en Rhode Island School of Design y en el School of Visual Arts de Nueva York. Reconocido por su trabajo con Frank Miller en Batman: Año Uno y en Daredevil: Born Again. En el 2009 publico su primera novela gráfica en solitario Asterios Polyp.

Mazzucchelli recibió su formación artística en la Rhode Island School of Design y empezó como profesional en el mundo de la historieta a principios de la década de 1980. Tras varios años trabajando para Marvel Comics y DC Comics (destacando su trabajo en Batman: Año Uno y en Daredevil: Born Again, ambos guionizados por Frank Miller), abandonó el género de superhéroes para centrarse en otros temas.




Entre 1991 y 1993 realizó su propia publicación: Rubber Blanket. En 1994 colaboró con el escritor Paul Karasik en una adaptación de la obra de Paul Auster: Ciudad de cristal (City of Glass ), publicada por en Estados Unidos por Avon Books y en España por Ediciones La Cúpula.

Además, ha contribuido con pequeñas historias a varias antologías de cómic alternativo, entre las cuales están:

"It's a beautiful day..." en Drawn & Quarterly Vol. 1, No. 9, julio de 1992
"A Brief History of Civilization" en Drawn & Quarterly Vol. 1, No. 9, julio de 1992
"Rates of Exchange" en Drawn & Quarterly Vol. 2, No. 2, diciembre de 1994
"The Fisherman and the Sea Princess" en la antología para niños de Art Spiegelman y Francoise Mouly titulada Little Lit: Folklore & Fairy Tale Funnies, 2000.



Distinciones 
1985 Nominado al Premio Haxtur a la "Mejor Historia Corta" por Daredevil en el Salón Internacional del Cómic del Principado de Asturias
1987 Premio Haxtur a la "Mejor Dibujo" por Daredevil Born Again y Batman Año 1
1989 Nominado al Premio Haxtur a la "Mejor Historia Corta" por "Claroscuro-Patrulla X
1989 Nominado al Premio Haxtur al "Mejor Dibujo" por Claroscuro- Patrulla X
1994 Nominado al Premio Haxtur al "Mejor Dibujo" por Discovering America
1994 Nominado al Premio Haxtur al "Mejor Historia Corta" por Discovering America
1995 Nominado al Premio Haxtur al "Mejor Guion" por Hombre Grande
1995 Nominado al Premio Haxtur al "Mejor Dibujo" por Hombre Grande
1995 Nominado al Premio Haxtur a la "Mejor Historia Corta" por Hombre Grande
2011 Nominado al Premio Haxtur a la "Mejor Historia Larga" por Asterios Polyp
2011 Nominado al Premio Haxtur a la "Mejor Dibujo" por Asterios Polyp

https://es.wikipedia.org/wiki/David_Mazzucchelli



lunes, 12 de noviembre de 2018

"La Novena", de Marcela Serrano (miércoles, 20h)





La escritora chilena Marcela Serrano nos habla en La Novena de uno de los crímenes más desconocidos de la dictadura pinochetista: la relegación. Los que la sufrían tenían que buscarse la vida sin dinero ni la posibilidad de trabajar legalmente en los lugares inhóspitos a los que eran desterrados.

No fue el peor crimen que cometió la dictadura de Augusto Pinochet, pero la crueldad con la que se ideó le ha otorgado suficientes méritos para entrar en el podio de los más macabros. Hacia finales de la dictadura, los militares comenzaron a entretenerse con libros de geografía, buscando en el alargado mapa de Chile los lugares más lejanos e inhóspitos para desterrar allí a los revoltosos y agitadores (estudiantes, sindicalistas o militantes de baja intensidad). Aquello se conoció como la relegación. “La dictadura hizo crímenes tan atroces que este era menor”, explica Marcela Serrano, “la condena es muy poco conocida, pero es bien monstruosa: te tiran en un lugar determinado, donde normalmente no hay nada y tú tienes que hacerte cargo de ti mismo, no puedes trabajar legalmente, tienes que buscar de comer y dónde dormir, desenvolverte sin ningún medio. 



Había chiquillos que no tenían familia con posibilidades para llevarles víveres, ya que podían visitarlos, y lo que sufrieron todos, al final, fue un serio problema económico para mantenerse según pasaba el tiempo”. 

Miguel Flores, protagonista de la décima novela de Serrano es un estudiante universitario de Sociología que es arrestado en una manifestación y condenado a malvivir en una aislada zona agrícola, cercana a la capital, pero prácticamente inaccesible. Los “pacos” (así se llama coloquialmente a la policía chilena) le sueltan en medio del campo con lo puesto, algo de calderilla y le aconsejan resguardarse en una choza destartalada. La única condición es que vaya a firmar cada día a su garita, situada a varios kilómetros. 

Entre la angustia y la desconfianza de sus nuevos vecinos, Miguel encuentra a Amelia, una terrateniente viuda y culta que pronto empatiza con la situación del relegado y le invita a acompañarla en La Novena, su hacienda. “El punto de partida de la historia es una experiencia real de mi madre. Ella era una mujer de clase alta y cierta edad, que vivía en un campo muy lindo al que llegó un relegado.

Él la miró como diciendo: 'Esta es mi enemiga de clase', pero ella lo acogió”, concede Serrano, una de las autoras de mayor éxito en América Latina, que ha pedido hacer esta entrevista en la terraza de un bar, para aprovechar así el buen clima del largo verano madrileño. Miguel cede ante el ofrecimiento y ambos pasan las tardes comiendo, hablando de literatura o de la intensa vida de Amelia, aunque sin perder de vista la condición de terrateniente de su anfitriona. 

“En general, los dueños de fundos en Chile son muy derechistas. Hubo una gran reforma agraria y la derecha chilena no lo perdona”, explica la autora de Antigua vida mía justificando la actitud de su personaje. 

Los hombres no saben escribir sobre mujeres 
Cuando se planteó La Novena, Serrano investigó sobre el tema de relegación y descubrió que a las mujeres nunca les aplicaban esta condena. Así, tuvo que cambiar el punto de vista femenino que siempre había dominado su producción literaria y situar en primer plano, por primera vez, a un personaje masculino. 

“Me entretuvo mucho hacerlo, ¿sabes? Me parecía muy cercano y no me costó meterme en él”, reconoce satisfecha. ¿Se enfrentan igual las mujeres escritoras a los personajes masculinos que los escritores a los femeninos? “Nosotras lo hacemos mejor, definitivamente”, responde entre risas Serrano, “nacimos respirando el mundo masculino, lo conocemos, lo hemos leído y somos las que criamos a los hombres. Como dice una amiga mía: yo me tomo el antidepresivo, a pesar de que es mi marido el que está deprimido. Estamos buscando el aparato psíquico de los hombres. Además, ¡cómo no vamos a conocer a los hombres si somos víctimas de su poder! Cuando es al revés, cuando ellos escriben sobre personajes femeninos, hay una nota que no pueden dar o la dan mal, incluso los grandes autores como Carlos Fuentes o Javier Marías. Toman la voz de una mujer y uno sabe, siempre, que es un hombre en el que está hablando. Al final, es falta de conocimiento, es tan simple como eso”. 


En los inicios de su carrera, su manifiesta postura feminista le valió el desprecio de cierta crítica de su país natal. “Se ha establecido como sistema que es gratis sacarle la mierda a las escritoras mujeres. Es gratis. Empezaron a hacerlo con Isabel [Allende], después siguieron conmigo”, denunció su hartazgo en una entrevista. Con los años, la visceralidad de las críticas ha amainado, pero la autora de Nosotras que nos queremos tanto tiene claro que su origen fue el arrollador éxito comercial de ambas. “El mundo literario es una mafia, muy misógina, además. El hecho de que aparecieran voces que fueran tan leídas les mató. Decidieron que nosotras éramos light y producto del marketing. Ahora, ya no se atreven porque nuestra carrera ha sido sostenida en el tiempo, aunque hay hombres chilenos que no leen a ninguna mujer y lo confiesan”. 

Marcados por Pinochet
Cuando en 1973 Pinochet arrasó con el gobierno de Salvador Allende, Serrano tenía 22 años y estaba en el último año de la universidad. Partió al exilio y permaneció en Roma durante cuatro años, en los que, cuenta, no hizo nada laboralmente de provecho, pues la incertidumbre y el miedo inundaron todas las facetas de su vida. Dice que a su generación el golpe de Estado les ha dejado una huella indeleble, y que por eso, de una manera u otra, la dictadura está presente en toda su obra literaria. “Imagínate que matan a todos tus amigos y empiezan a cambiar todas las leyes que conocías, en todos los sentidos, desde las psicológicas a las materiales. Yo me he preguntado en muchas ocasiones quién habría sido sin el golpe, qué me habría pasado, a qué me habría dedicado… Todo habría sido distinto”. 


                    


En el caso de La Novena, la dictadura no sólo es el trasfondo, sino que funciona como detonador y determina la manera de relacionarse de los personajes. “Pinochet es un veneno, le dijo Amelia, y lo peor son sus Chicago Boys, el experimento que hacen con la economía en Chile es el más peligroso, durará más que la dictadura misma, acuérdate de mis palabras”. “Los que entendían de economía sabían lo que estaba pasando”, explica la escritora sobre este fragmento del libro, “yo no alcancé a entender el daño, pero piensa que llegó Milton Friedman con sus Chicago Boys a este experimento maravilloso que no tenía límites. No había Parlamento ni nada que les detuviera, así que hicieron lo que quisieron. Poder practicar en un país el sistema llevado al extremo fue el placer máximo del neoliberalismo. Y ese sistema no se cambió cuando llegó la democracia, se mantuvo contenido un tiempo, pero ya explotó y ha habido gigantescos movimientos que han expresado su malestar por el neoliberalismo, aunque ha sido muy tarde. Jamás pensé que íbamos a convertirnos en un país con un capitalismo tan salvaje”.

https://www.infolibre.es/noticias/los_diablos_azules/2016/10/14/durmiendo_con_enemiga_clase_56134_1821.html




LA REPRESIÓN EN CHILE (1973-1989)
CAPÍTULO 5. LA PRIVACIÓN DE LIBERTAD
5.9 La relegación

Patricio Orellana Vargas 

De acuerdo con las definiciones aquí aceptadas, la relegación es “el traslado obligatorio de una persona a un lugar distinto al de su residencia habitual por un plazo definido, por disposiciones administrativas o judiciales.” 

Aparentemente la relegación es meramente una limitación a la libertad de movilización, es la obligación de permanecer dentro de los límites de una determinada localidad. Sin embargo, la relegación es un eslabón dentro de una cadena represiva. Se utiliza para hacer desaparecer duramente un tiempo a una persona, habitualmente un dirigente político o social, cortando así sus relaciones con el grupo social que dirige. Al mismo tiempo, es una especie de cuarentena, para mantener aislado en lugares remotos a un opositor que ha sido torturado, de manera que sus torturas son mantenidas ocultas y sólo retorna a su medio, cuando las cicatries o huellas de esas torturas han desaparecido con el transcurso del tiempo en medio de la soledad que significa le relegación. 

La relegación tiene efectos desestructuradores, no sólo para el relegado sino que para toda la familia. La detención que precede a la relegación conlleva habitualmente el despido del lugar de trabajo o la expulsión de la Universidad. La persona que habitualmente era el jefe de hogar y aportaba el ingreso fundamental, pierde ese rol en la familia y pasa a ser un dependiente, lo que afecta gravemente la estructura familiar y sus ingresos económicos. 

Finalmente, la relegación significa ser obligado a insertarse en un medio extraño, que debería ser hostil. Generalmente este medio es elegido cuidadosamente y debe ser un lugar rural, alejado de las ciudades, en zonas desérticas o muy lluviosas, en climas difíciles y muchas veces a gran altura. Pareciese que existía la intención de que el medio geográfico hostil agudice los efectos de la tortura y estimule el aislamiento. 

Existieron casos de mujeres relegadas que fueron objeto de acoso sexual por parte de los carabineros del lugar de relegación y en una oportunidad algunas huyeron de su lugar de relegación y denunciaron estos hechos. El lugar elegido  es incapaz de brindar posibilidades de empleo al relegado y hasta ocurre que es muy difícil conseguir alojamiento. En otras oportunidades, el lugar era elegido sin tomar en cuenta (o tomando en cuenta) la salud del relegado, así muchos que sufrían de hipertensión arterial eran enviados a lugares a más de 4.000 metros de altura, otros que requerían tratamiento médico permanente eran enviados a lugares donde no habían médicos, etc. 

   


Todas estas condiciones hacen difícil que la familia pueda visitarlo y por sobre todo esto, los carabineros del lugar exigen la firma del relegado varias veces al día para impedirle que se desplace más allá del radio urbano. Este sistema de firmas se utilizó con mucha arbitrariedad, dependiendo de los carabineros del lugar el número de veces que era necesario firmar, llegando en algunos casos a firmar numerosas veces al día, lo que significaba hasta la imposibilidad de un sueño continuo normal en las noches. 

De manera que la relegación, a pesar de aparecer como una violación a los derechos humanos, de carácter suave, en comparación con otras, tiene una serie de ribetes que le dan un contenido violento y grave de violaciones a los derechos de la persona. Sin embargo, rápidamente se creo un sistema solidario que permitió organizar visitas de personal de organizaciones de derechos humanos a los relegados y en otras oportunidades se organizaron viajes de los familiares.

Las relegaciones fueron de dos tipos: judicial y administrativa. La primera era una pena que aplicaban los tribunales por condena en supuestos delitos a la Ley de Seguridad del Estado y más tarde a otras leyes represivas. El carácter violatorio de estas condenas radica en que pueden ser impuestas por Tribunales que carecen de independencia o por leyes que en sí son violatorias del sistema de derechos humanos. Las relegaciones administrativas se fundamentan en poderes que la autoridad militar se ha atribuido a sí misma a través de estados de excepción que son contrarios a la normativa de los derechos humanos. Estas relegaciones se hacían sin ningún proceso, de manera que no era necesario que existiese una justificación, ni menos cargos específicos. Estaban fundadas formalmente en las distintas figuras de los estados de excepción y posteriormente en el Art. 24 Transitorio de la Constitución de 1980. 

Es notorio los vaivenes que experimentó la utilización de este instrumento represivo, lo que hace presumir que estuvo en constante evaluación y se carecía de una política definida en su expansión. La cuantificación de la relegación. Dado que nunca la relegación fue utilizada masivamente y porque los relegados, a partir de 1976 recurrieron a los organismos de derechos humanos para conseguir apoyo para vivir en las localidades de relegación. Todos estos factores permitieron que se tuviera una información bastante completa del número de relegados a partir de 1978, antes, es más difícil establecer cifras precisas porque los organismos de derechos humanos no habían establecido sus sistemas de información. Las dos instituciones que registraron estos casos son la Vicaría de la Solidaridad y la Comisión Chilena de Derechos Humanos. 

Aunque no tenemos datos específicos de los primeros años, hay que destacar que hubo dos períodos en los cuales adquirió importancia la relegación: 1973-75 y 1983-85. En la primera de estas fase, parece que la relegación fue de carácter judicial y eran condenas bastante largas (varios años), mientras que las del período 1984-86 eran de carácter administrativo y de una duración de 90 días. Es evidente que en el período 1983-85 se empleó como medida de emergencia para paralizar las protestas y adquirió en 1984 un carácter casi masivo. Interesa destacar que la relegación, junto con la detención con desaparición, fueron los dos únicos instrumentos represivos que la dictadura militar dejó de utilizar antes de su término. 

En cuanto a la relegación, es más difícil conocer o suponer la razones que tuvo el comando represivo para dejar de aplicar este instrumento a partir de 1986. Quizás las razones principales radican que los relegados significaban una siembra de activistas políticos en lugares apartados, que habían permanecido más o menos ajenos a los procesos políticos que se libraban en las grandes ciudades. Su sola presencia en la localidad era llevar los conflictos que se estaban generando en el nivel urbano al nivel rural o de localidad no urbana. Factores formales también pueden haber influido: la dispersión geográfica de los relegados, daba un carácter nacional a una pugna que estaba concentrada en las grandes ciudades. 

Lo que merece subrayarse que el instrumento dejó de utilizarse casi definitivamente en 1986, mientras que otros instrumentos tan graves como la tortura, la ejecución y la detención se aplicaron hasta 1989. La información disponible indica que unas 1.400 personas tuvieron que sufrir la relegación en el período 1976-1989. Se carece totalmente de información del período 1973-75, dado que aun no habían sistemas de registro de los organismos de derechos humanos sobre esta violación porque que el esfuerzo se concentraba en los casos más graves: detenciones con desaparición y ejecuciones.

http://www.probidadenchile.cl/wp/?p=147







Marcela Serrano nació en Santiago de Chile en 1951. Hija de la novelista Elisa Pérez Walker (Serrano en su apellido de seudónimo) y del ensayista Horacio Serrano, es la cuarta de cinco hermanas. Con dos de ellas vivió durante un año en París siendo estudiantes. Ha estado siempre comprometida con la realidad política de su país, siendo militante de la izquierda, y es defensora de las reivindicaciones feministas porque, como ella misma afirma, definirse feminista es definirse ser humano. Tras el golpe de estado se exilió en Roma, donde trabajó para los viveros municipales durante un tiempo.

Regresó a Chile en 1977, entrando en contacto con grupos artísticos; a principios de los ochenta montó su primera exposición. Se licenció en en grabado en la Universidad Católica entre 1976 y 1983, y trabajó en diversos ámbitos de las artes visuales, en especial en instalaciones y acciones de arte como el body art, ganando un premio del Museo de Bellas Artes por un trabajo acerca de las mujeres del sur de Chile, pero pronto abandona estas actividades por completo.

Aunque empezó a escribir a edad muy temprana, no publicó su primera novela, Nosotras que nos queremos tanto, hasta 1991. Fue una de las revelaciones de ese año. Esta obra fue además la ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz (1994), y también en 1994, del premio de la Feria del Libro de Guadalajara (México) a la mejor novela hispanoamericana escrita por una mujer. Dos años más tarde publica Para que no me olvides, que en 1994 obtiene el Premio Municipal de Literatura, en Santiago de Chile. Escribe su tercera novela, Antigua vida mía (1995), en Guatemala. Le sigue El albergue de la mujeres tristes (1997). 

Tras múltiples ediciones de las anteriores, publicó en 1999 la novela negra Nuestra señora de la soledad. Su, hasta ahora única, incursión en la literatura infantil, llegó de su mano y de la su hija Margarita Maira: El cristal de miedo.

Vivió durante seis años en México debido a que su marido era el embajador de Chile en ese país. 

Premios literarios
Premio Sor Juana Inés de la Cruz 1994 por Nosotras que nos queremos tanto.
Premio Municipal de Literatura de Santiago 1994 por Para que no me olvides.
Finalista del Premio Planeta 2001 con Lo que está en mi corazón.

Obras
Nosotras que nos queremos tanto, Los Andes, Santiago, 1991 
Para que no me olvides, Los Andes, Santiago, 1993 
Antigua vida mía, novela policiaca, Alfaguara México, Ciudad de México, 1995
El albergue de las mujeres tristes, Alfaguara México, Ciudad de México, 1998
Nuestra Señora de la Soledad, Alfaguara México, Ciudad de México, 1999
Un mundo raro, Mondadori, 2000  
Lo que está en mi corazón  Planeta, 2001 
El cristal del miedo, cuento, con Margarita Maira; Ediciones B, 2002
Hasta siempre, mujercitas, Planeta, 2004 
La llorona, Planeta, 2008 
Diez mujeres, Alfaguara, 2011 
Dulce enemiga mía, cuentos, Alfaguara, 2013  
La Novena, novela, Alfaguara, 2016

http://escritoras.com/escritoras/Marcela-Serrano