domingo, 15 de abril de 2012

"La Plaza del diamante" (Próxima sesión: miércoles 15, 20 h.)

Traducida a casi treinta idiomas, La plaza del diamante, esta historia de una humilde joven barcelonesa, quien va viviendo, entre penas e ilusiones, desde los años veinte hasta bien avanzada la posguerra, se ha convertido con el paso del tiempo en una novela universal. 

Ese paso del tiempo, íntimo e implacable, que devora a Natalia, la Colometa, y a la vez le da fuerza para seguir viviendo y criar a sus hijos, ha conquistado a lectores en todo el mundo y ha situado esta novela, escrita en 1960 por Mercè Rodoreda, desde su exilio ginebrino, entre las novelas españolas más importantes del siglo XX. 

Entre los elogios cosechados por esta obra cabe señalar el de Gabriel García Márquez, quien, en 1983, calificó a La plaza del diamante como "la novela más bella que se ha publicado en España desde la Guerra Civil". 




Si La plaza del diamante fuera un animal, sería un perrillo herido, un gato despeluchado, una paloma con el ala rota,  sin hacer ruido, sin importancia. Porque así es la vida de la Colometa, despojada hasta de su verdadero nombre; así habían de vivir las buenas hijas, esposas y madres, sin opinión ni decisión, sin queja ni lamento, todo silencio y obediencia, y resignación.

Y así está escrita, con frases sencillas, con un lenguaje claro y frases comprensibles, sin buscar golpes de efecto ni forzar el significado de las cosas...lo que no es óbice para que el lector atento se percate, páginas tras página, de los numerosos símbolos de que se sirve la autora para enriquecer esta historia... más allá de lo que a simple vista se lee. 



Como trasfondo, la guerra civil que condena tanto a los muertos como a los que sobreviven a ella:

“Estaban muertos los que habían muerto y los que habían quedado vivos, que también era como si estuvieran muertos, que vivían como si les hubieran matado.”

Y la Colometa tiene que volverse de corcho para sobrevivir a la indiferencia de su padre, al abandono del Quimet, al despido de sus señores, al desgarro de dejar a un hijo en el hospicio… pero a los corchos también les consume el aguafuerte.

La tristeza impregna toda la novela y tanto es así que cuando aparece la solución encarnada en la persona del tendero, Antoni, que le salva la vida literalmente a ella y a sus hijos, ni ella misma se alegra, ni siquiera cuando se va a casar su hija, quizá porque ya no sabe cómo hacerlo. 

“Y sentí intensamente el paso del tiempo. No el tiempo de las nubes y del sol y de la lluvia ni del paso de las estrellas adorno de la noche, no el tiempo de las primaveras dentro del tiempo de las primaveras, no el tiempo de los otoños dentro del tiempo de lo otoños, no el que pone las hojas a las ramas o el que las arranca, no el que riza y desriza y colorea las flores, sino el tiempo dentro de mí, el tiempo que no se ve y nos va amasando. El que rueda y rueda dentro del corazón y le hace rodar con él y nos va cambiando por dentro y por fuera y poco a poco nos va haciendo tal y como seremos el último día.”

Y al final, el grito, el segundo grito de Colometa:

“Y sentí una compañía en la mano y era la mano del Mateu y se le posó en el hombro una paloma corbata de satén y yo no había visto nunca ninguna, pero tenía plumas de tornasol y sentí un viento de tormenta que se arremolinaba dentro del embudo que ya estaba casi cerrado y con los brazos delante de la cara para salvarme de no sabía qué, di un grito de infierno. Un grito que debía hacer muchos años que llevaba dentro y con aquel grito, tan ancho que le costó mucho pasar por la garganta, me salió de la boca una pizca de cosa de nada, como un escarabajo de saliva… y aquella pizca de cosa de nada que había vivido tanto tiempo encerrada dentro, era mi juventud que se escapaba con un grito que no sabía bien lo que era… ¿abandono?”




La plaza del diamante fue llevada al cine en 1982 por el director Francesc Betriu. Silvia Munt fue la encargada de interpretar el personaje de Colometa, mientras que Lluís Homar interpretó a Quimet, primer marido de la protagonista. Posteriormente se realizó una adaptación televisiva del filme. La novela se ha llevado también, y en numerosas ocasiones, al teatro.




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