-Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: “Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa.”
El alumno escribe lo que se le dicta.
-Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.
El alumno, después de meditar, escribe: “Lo que pasa en la calle.”
-No está mal.
Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo (1936).
Su obra poética ve la luz con Soledades (1903), que fue escrita entre 1899 y 1902. En este breve poemario, dividido en cuatro secciones, se advierte la influencia modernista del autor de Prosas Profanas, pero también vemos muchos temas que caracterizarán su lírica posterior: el agua que pasa, los recuerdos, la tarde, el misterio de la existencia…
Juan Ramón Jiménez publicaría su opinión sobre este libro:
Creo que no se ha escrito en mucho tiempo una poesía tan dulce y tan bella como la de estas cortas composiciones, misteriosa y hondamente dichas con el alma.
En 1907 se publica Soledades, Galerías y otros poemas. La voz del poeta se caracteriza por el tono nostálgico, suavemente melancólico, aun cuando hable de cosas muy reales o de temas muy de la época, ya reflejados en Soledades, pero con mayor hondura: jardines abandonados, parques viejos, fuentes… espacios a los que va aproximándose a través del recuerdo, del sueño o de las ensoñaciones. Muchos críticos han considerado este segundo libro del poeta como su obra más perdurable.
En lo fundamental, este intimismo nunca desaparece, aunque en la entrega siguiente, Campos de Castilla, de 1912, Antonio Machado explora nuevos caminos:
Cinco años en la tierra de Soria, hoy para mí sagrada –allí me casé, allí perdí a mi mujer, a quien adoraba-, orientaron mis ojos y mi corazón hacia lo esencial castellano.
El poeta comienza a mirar hacia afuera, hacia lo que le rodea: abandona las herramientas del simbolismo y se adentra en el lenguaje realista, con minuciosa técnica descriptiva, tal como hace Azorín en las páginas de Castilla.
Se publica en 1924 Nuevas canciones, escrito entre 1917 y 1920, en tierras de Baeza y de Segovia. Se trata de un libro menor, sin la unidad que encerraban Soledades o Campos de Castilla, y que recuerda en alguna de sus partes el tono nostálgico del primer Machado.
Hay una presencia de las tierras sorianas, evocadas desde lejos; la hay, también, de la Alta Andalucía, espacio geográfico real y mítico a la vez. Además, continúa en este nuevo libro la línea sentenciosa (proverbios y cantares) que ya iniciara en Campos de Castilla.
Texto misceláneo donde comparten páginas la poesía mitológica, el soneto, breves poemas, cantares, coplas… Según Rafael Cansinos-Assens, en este nuevo libro Machado parece
encarnar esa figura de español antiguo, triste, apático, romántico y pobre, que él ha cantado en verso, y Azorín y Gabriel Miró en prosa .
Algunos versos se recogen en su último libro, La guerra (1937), -con ilustraciones de José Machado, su hermano. Destaca entre los poemas de este libro el titulado El crimen fue en Granada, dedicado a la muerte de García Lorca.
En estos tiempos de guerra, Machado sólo sabe de Guiomar que se encuentra con su familia en Estoril. Presiente que la guerra ha acabado con ese amor, y le dedica un soneto.
Tú, asomada, Giomar, a un finisterre,
Miras hacia otra mar, la mar de España,
Que Camoes cantara, tenebrosa.
Acaso a ti mi ausencia te acompaña.
A mí me duele tu recuerdo, diosa.
La guerra dio al amor el tajo fuerte.
Lleer a Machado me hace retroceder a los 16 años, me encanta
ResponderEliminar