Las lectoras y lectores del Club Dante de la Biblioteca de Cieza nos reuniremos en torno a una de las obras más significadas de Miguel Espinosa, La fea burguesía, publicada, póstumamente, en 1990. Unos días antes, la editorial también llamada "La fea burguesía" habrá presentado una nueva edición de Escuela de Mandarines, primera novela publicada por el autor caravaqueño y que le valió el premio Ciudad de Barcelona en 1975.
"Como Escuela de mandarines, como las dos series de la Tríbada, La fea burguesía es, además de una excelente novela, una venganza.
Miguel Espinosa, que la escribió entre 1971 y 1976, murió en 1982 sin publicarla, como tantas otras, y la rescató Alfaguara en 1990 en una edición que llevaba agotada demasiado tiempo ya. (...) esta novela ocupa un lugar central en la obra de Miguel Espinosa, entre Escuela de mandarines y las dos Tríbadas (Falsaria y Confusa) que estaban pensadas en principio como partes de La fea burguesía, según el mismo esquema compositivo y con personajes comunes.
Organizada en dos partes, Clase media y Clase gozante, la novela es una crítica despiadada a la burguesía española del franquismo, que despliega en la obra una actitud servil con el poder del Benefactor y una mueca despectiva con la clase baja.
Los burgueses son sustancias hermafroditas: se dan por parejas. Uno implica al otro: la señora de...; el Clavero de Pili, el Pravia de Mili.
Partiendo de ese planteamiento, los capítulos de ambas partes toman como título, igual que sucedería luego en las Tríbadas, la referencia a las distintas parejas: cuatro en Clase media y una (Camilo y Clotilde) en Clase gozante.
Si el marco temporal es el de comienzos de los setenta, el espacio es el de una innombrada ciudad de provincias. Es, evidentemente, Murcia, donde transcurrió la vida de Espinosa, pero podría ser cualquier otra, porque aquí no hay color local, ni siquiera paisaje, sino una perspectiva más profunda, más general y por lo tanto más ambiciosa.
Lo que se propone hacer Espinosa es una descripción fenomenológica en la que el narrador, distanciado y satírico, se limita a mostrar comportamientos, actitudes, gestos de la sociedad española de finales de los años sesenta y principios de los setenta. De esa manera, sin necesidad de opinar sobre lo mostrado, el autor va colocando en el objetivo de su sátira cuatro episodios representativos del mapa social de la clase media en la España del desarrollismo:
La carrera académica y universitaria de un catedrático de la universidad franquista, Castillejo conformista, endogámico y mediocre como la institución en la que trabaja. Un día, leve, pasajeramente, tiene una intuición de su fracaso.
El episodio de Pili y Mili, las Pilis y Milis desclasadas, las “señoras de...” del representante de farmacia o de un creativo publicitario. De dos empleados que identifican éxito y consumo, practicantes de una ostentación con rostro severo y fingido aburrimiento. Una estética peculiar de la posesión y el hastío como signos de prestigio social, la metamorfosis moral monstruosa que produce el enriquecimiento.
La crueldad humillante con el subordinado, el desdén por el inferior, la arrogancia con el débil son todas las variantes vitales de la pareja Krensler- Cayetana.
O la evidencia del lujo de Paracel, médico del Opus que interioriza el dinero y exterioriza la espiritualidad y la admiración por el orden perfecto, casi divino, creado por el dictador.
Un orden del que disfruta la más minoritaria Clase gozante de la segunda parte, construida con otro sistema estructural: una sola pareja, (Camilo y Clotilde) y 47 viñetas sobre la casta gobernante, inteligente, retórica y cínica como este diplomático que la representa.
La penúltima de esas viñetas es el Magnificat de Clotilde arrodillada, un texto que resume las claves del libro y que por eso se pone parcialmente al frente de la obra, como una obertura que se desarrolla ahora.
Una pura y punzante burla que parece un fragmento apócrifo de evangelio apócrifo:
María, la mujer del carpintero, recibió el anuncio de la llegada del marginado; era Girino legado de Augusto en Siria, y, con su esposa, compartía las dádivas del César. El Poder ejecutó al desdichado; era Pilato procurador de Judea, y, con su esposa, compartía las dádivas del César.
En el festín me hallé, con las coimas de Girino y de Pilato; Único llamé al César, gasté bromas a Poncio, hablamos de Sabino, de Varo y de Lisanias; leí a Laberius y masturbé, en soledad, a mi esposo, fiel del César, leal de Girino, adicto y enviado de Pilato.
En esas secciones breves desempeñan un importante papel como interlocutores algunos viejos conocidos del lector de Espinosa, como José López Martí, Godínez o Lanosa, un alter ego del autor. En ellos la inteligencia, el desprecio de lo material y la búsqueda de la verdad o la crítica del Poder son estigmas que les ponen en el límite de la marginación social.
El libro se cierra con un Apéndice con dos capítulos: uno sobre la rectitud ética y la exigencia intelectual que representa López Martí, un hombre inactual cuya actitud vital contrasta con la existencia esclavizada al presente y la apariencia de la fea burguesía.
El otro, por contraste, está centrado en Juan Eugenio, profesor habitante de un despacho en la Universidad, el representante de la vacía exterioridad que pasea por las últimas páginas de la obra su disfraz patético de intelectual progresista. Su nulidad intelectual, su impostura es uno de los momentos más demoledores de La fea burguesía:
En la oficina bancaria, Juan Eugenio firma su papelito y recibe su dinero, que no mira ni cuenta, y en esto se diferencia de los comerciantes, de los burgueses, de los pensionistas jubilados y de los fontaneros y otros artesanos, y se acerca, ciertamente, a los padres de algunas congregaciones piadosas.
Tuerce Juan Eugenio el cuello hacia la izquierda mientras su mano coge el dinero y lo guarda en un bolsillo del raído pantaloncillo. Otra vez, su alma parece implorar: «No permitas, Materia, que yo caiga en la pasión de los burgueses». Cuando llega a su despacho, empero, repasa los billetes, y ello porque ama el orden de las matemáticas.
Al abandonar la oficina bancaria, encuentra Juan Eugenio a otro correligionario.
Se trata de un profesor, de grado más alto, que cobra del Estado el socorro equivalente al salario de diez operarios. Se gloría Juan Eugenio de llamar Perico a tan alto profesor e individuo entregado a la modificación del mundo.
Caminan ambos, caminan.
Si alguien que no conozca nada de Miguel Espinosa me preguntara alguna vez por dónde empezar, sin duda le diría que este libro, que quizá no sea el mejor de los suyos, es la mejor manera de entrar en la obra de este narrador prodigioso que ajusta cuentas, aquí como en el resto de su obra, con aquella sociedad, que hoy no es muy diferente, y consigo mismo."
Santos Domínguez
http://encuentrosconlasletras.blogspot.com/2006/11/espinosa.html
En 1981, Miguel Espinosa Gironés es entrevistado -en el programa de TVE
"Encuentro con las letras"- acerca de Escuela de Mandarines y de La Tríbada Falsaria
"Díxome la moza", según expresa el Marqués de Santillana, es proposición que encierra, además de una aparente información, una bella imagen, una parcela de mundo. "La moza me dijo", por ejemplo, resulta oración menos bella, porque acopia menor particularidad. "La hembra humana de quince años me dijo", según podría también expresarse, deviene, a todas luces, proposición meramente informativa: carece de cualquier particularidad, es simplemente universal, y, por consiguiente, nada estética.
Que ciertas combinaciones de palabras, y aun de sonidos, encarnen lo particular y estético, y que otras no lo encarnen, es misterio que pertenece al reino de lo místico, como la existencia misma del mundo.
Miguel Espinosa
(Del prólogo a El vaho de los espejos, de Dionisia García)
Miguel Espinosa Gironés (Caravaca de la Cruz, 4 de octubre de 1926 – Murcia, 1 de abril de 1982) nace en el seno de una familia acomodada. Su padre, Juan Espinosa Dato, era representante de varias firmas comerciales del ramo de la alimentación. Entre los cuatro y los seis años realizó sus primeros estudios en el colegio de monjas de la Consolación de Caravaca y, desde los seis a los ocho asistió al colegio de los Carmelitas Descalzos. En octubre de 1935, su familia se trasladó a Murcia, y continuó sus estudios en el Colegio de la Merced, dirigido por los Hermanos Maristas.
El 4 de diciembre de 1943 murió repentinamente su padre, a causa de un infarto de miocardio, suceso traumático y decisivo en la vida del escritor. Como consecuencia, el joven Espinosa, que no ha concluido aún el bachillerato, ha de ponerse al frente de la familia. Debió compatibilizar las representaciones comerciales heredadas del padre con los estudios; eso no le impidió seguir leyendo con verdadera fruición, a fin de completar su formación literaria e intelectual. En ese tiempo se acentuó su temprana vocación de escritor.
Finalizado el bachillerato, se matriculó, en 1944, en la facultad de Derecho. En 1949 conoció a Teresa Artero, su futura esposa. Ese mismo año abandonó temporalmente sus estudios universitarios. En 1951 contrajo matrimonio y publicó su primer texto, Cazador de mariposas, en la revista murciana Sazón. Al año siguiente nació su primer hijo, Juan, al que le siguió Maravillas. Durante diez años, la adversidad económica presidió la vida de Miguel Espinosa, pues debió mantener no sólo a su familia recién creada, sino también a su madre y hermanas. En 1954 comenzó a escribir la primera versión de Escuela de mandarines, titulada Historia del eremita.
Historia del Eremita (Ed. Alfaqueque, 2012)
Conoce a Mercedes Rodríguez, una joven segoviana recién llegada a Murcia que, con el tiempo, se convertirá no sólo en su musa o inspiradora, sino también en su principal corresponsal e interlocutora.
En 1961 se traslada a Madrid en busca de fortuna. En sus primeros meses en la capital, imparte clases en un colegio privado femenino, tarea que compagina con diversos trabajos eventuales. A pesar de las circunstancias, escribe sin descanso. A finales de año consigue un modesto empleo en una empresa de exportación- importación, lo que le permite llevar a su familia consigo. En 1962, gracias al apoyo de Manuel Fraga, ministro, por entonces, de Información y Turismo, entra a trabajar en una multinacional japonesa. Finaliza Asklepios, el último griego, redactado en su mayor parte en el café Comercial, y Forma y revelación del mundo (Filosofía de elucidaciones).
En 1964 regresa, de nuevo, a Murcia como agente de la empresa japonesa para la región murciana. Conoce a José López Martí, que va a ser su mejor amigo, quien le presenta, a su vez, a Marta Eva Fernández, con la que el escritor mantendrá una relación amorosa durante más de diez años. En 1971 comienza a escribir La fea burguesía. Al año siguiente muere su madre. Conmocionado por el suceso, escribe Tras la muerte de su madre, uno de los textos elegíacos más hermosos de la literatura contemporánea. A finales de 1972 concluye la redacción de Escuela de mandarines.
Sufre en 1974 un infarto de miocardio, del que logra recuperarse. Ello intensifica su producción literaria. Prosigue la redacción de La fea burguesía y, a finales de año, aparece en la editorial catalana Los Libros de la Frontera Escuela de mandarines, que recibirá en 1975 el Premio Ciudad de Barcelona. Laboralmente, deja sus negocios de exportaciones e importaciones y comienza a ejercer de asesor jurídico de un grupo de cooperativas agrarias. Rompe en 1977, de un modo violento, su relación sentimental con Marta Fernández, acontecimiento que inspiró una de sus mejores obras, Tríbada. Theologiae Tractatus. La primera parte, La tríbada falsaria, se publica en 1980, lo que provoca un pequeño escándalo en Murcia por los comentarios sobre personas bien conocidas de la ciudad que aparecen enmascaradas tras algunos personajes de la novela.
Finaliza La fea burguesía. La salud del escritor se deteriora. Muere en Murcia el 1 de abril de 1982, víctima de un nuevo infarto de miocardio. Dejó abundante obra inédita, que en parte se ha ido publicando póstumamente.
Obra publicada en vida:
Las Grandes Etapas de la Historia Americana (Bosquejo de una Morfología de la Historia Política Norteamericana), (1957)
Escuela de Mandarines (1974)
La tríbada falsaria (1980)
Obra póstuma:
La tríbada confusa (1984)
Tríbada. Theologiae Tractatus (1987)
Asklepios, el último griego (1985)
La fea burguesía (1990)
Canciones y decires (2004)
Historia del Eremita (2012)
Cartas a Mercedes (2018)
http://dbe.rah.es/biografias/8956/miguel-espinosa-girones
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