Las chicas sin novio andaban
revueltas a cada principio de temporada, pendientes de los chicos conocidos que
preparaban oposición a notarías. Casi todas estaban de acuerdo que era la mejor
salida de la carrera de Derecho, la cosa más segura. Otras, las menos, ponían
algunos reparos.
La novela describe la vida cotidiana de unas jóvenes en una pequeña ciudad de provincias que, por los detalles descritos, se identifica con Salamanca. Elvira, Julia y Gertru son los nombres de algunas de estas chicas que viven en una sociedad conservadora e hipócrita, que las ahoga y las conduce a un futuro lleno de hastío y carente de comunicación. A este mundo abúlico regresa Pablo Klein, para impartir clases de alemán en el instituto, y a través de su mirada abierta y crítica la autora denuncia la cerrazón y la falsedad de la sociedad española de posguerra.
La crítica se centra básicamente
en la vida cotidiana de las mujeres, que deben resignarse a adaptarse a la
moral y al modelo de sociedad patriarcal impuestos por la Iglesia y el gobierno
franquista. De este modo aparecen personajes como Gertru y Mercedes, cuya única
meta en la vida es casarse con un chico formal y socialmente aceptado. Son
personajes conformistas y superficiales a los que conocemos a través de sus
conversaciones banales y sus acciones rutinarias, como ir a bailar al Casino
los jueves y al cine los domingos, porque el cine será el único medio que
tendrán para escapar de ese mundo cerrado y trasladarse a mundos ideales
inexistentes en la realidad provinciana.
Por otra parte, tenemos
conocimiento de los personajes femeninos a través de los monólogos de Pablo
Klein, personaje que abre nuevas miras a otros como Natalia. Tali será la única
que represente esa lucha contra la sociedad alienadora en la que vive, por lo
que será considerada por el resto como una chica rara. Su inconformismo le
llevará a reivindicar su derecho a estudiar una carrera, algo que no estaba
bien visto en una mujer de la época. En este sentido, se puede decir que la
autora critica también la educación discriminadora del momento, una educación
para las mujeres que las encaminaba ya hacia un futuro dedicado a las tareas
del hogar. Este tipo de personaje inadaptado tendrá como vía de escape los
lugares abiertos de la ciudad, como el río, que se cargan de simbolismo en la
novela.
La novelista, adoptando el punto
de vista de una cámara cinematográfica, presenta con gran sencillez estructural
a todo este colectivo que dialoga y actúa en situaciones intrascendentes. Estas
son algunas de las técnicas narrativas que aparecían ya en El balneario y que
dan como resultado una de las mejores novelas del realismo social español.
Carmen Martín Gaite habla sobre su obra en muchas de las entrevistas que concedió en vida. En una de ellas a Marie-Lise Gazarian Gautier, afirma que considera el arte de escribir como un juego y un aliciente para sortear problemas, a la vez que aspira "a que quien lea mis libros se divierta por lo menos la tercera parte de lo que yo gozo al escribirlos". En otra entrevista concedida a Cecilia Fernández aporta algunos datos sobre Entre visillos, obra que escribió "como una especie de rechazo de ese mundo provinciano del que huía", añadiendo que "hay una crítica sin crueldad, de ese mundo pequeño y demasiado cerrado de mi infancia y juventud".
ADHUC–Centre de Recerca Teoria, Gènere, Sexualitat (Universitat de Barcelona)
http://www.ub.edu/cdona/lletradedona/entre-visillos
Carmen Martín Gaite nació en
Salamanca el 8 de diciembre de 1925 Se licenció en Filosofía y Letras en la
Universidad de Salamanca, donde conoció a Ignacio Aldecoa y a Agustín García
Calvo. En esa universidad tuvo además su primer contacto con el teatro
participando como actriz en varias obras. Colaboró en varias revistas como
Trabajos y Días en Salamanca y Revista Nueva en Madrid. Se trasladó a esta
ciudad en 1950 y se doctoró en la Universidad de Madrid con la tesis Usos
amorosos del XVIII en España. Ignacio Aldecoa, cuya obra estudiaría
posteriormente, la introdujo en su círculo literario, donde conoció a Josefina
Rodríguez, Alfonso Sastre, Juan Benet, Medardo Fraile y Jesús Fernández Santos
y Rafael Sánchez Ferlosio, con quien se casó en 1954. De esta manera se incluyó
en la que sería conocida como la Generación del 55 o Generación de la
Posguerra.
Escribió su primer cuento, Un día
de libertad, en 1953, aunque confiesa escribir desde los 8 años. Comienza su
carrera literaria con El balneario obteniendo en 1955 uno de los premios
literarios de mayor prestigio en España, el Café Gijón. Tres años después
presenta la que sería su obra señera, Entre visillos, al Premio Nadal,
ganándolo.
Escribe dos obras de teatro, el
monólogo A palo seco en 1957, que fue representado en 1987, y La hermana
pequeña en 1959, rescatada en 1998 por el director de teatro Angel García
Moreno y estrenada el 19 de enero de 1999 en Madrid.
Durante la década de los sesenta
continúa cultivando la narrativa, con obras tan importantes como La ataduras
(1960) o Ritmo lento (1963), pero es en los setenta cuando vemos la
versatilidad de Martín Gaite. Publica sus dos ensayos sobre el proceso contra
Macanaz además de su tesis, recopila su poesía en A rachas (1976), y una de sus
obras cumbre, la novela Retahílas, sale a la luz en 1974. También a esta década
debemos su primera recopilación de relatos, Cuentos completos. Su faceta
periodística se caracteriza por su etapa de redactora en los comienzos de
Diario 16.
Su matrimonio con Rafael Sánchez
Ferlosio duró unos años antes de acabar en separación, en los cuales tuvieron una hija, Marta, a quien dedicó el cuento La reina de las nieves. Falleció antes
que ella.
Entre otros logros, Martín Gaite
destaca por haber sido la primera mujer a la que se le concede el Premio
Nacional de Literatura con El cuarto de atrás en 1978, y por haber ganado en
1994 el Premio Nacional de las Letras por el conjunto de su obra. Fue una de
las personas más, y mejor, premiadas del mundo de la literatura; obtuvo el
Príncipe de Asturias en 1988 compartido con el poeta gallego José Ángel Valente
[1929-2000], el Premio Acebo de Honor en 1988 como reconocimiento a toda su
obra, el Premio Castilla y León de las Letras en 1992, Medalla de Oro del Círculo
de Bellas Artes en 1997, Pluma de Plata del Círculo de la Escritura otorgada en
junio de 1999 y cuya ceremonia fue retransmitida por videoconferencia a través
de Internet, algo sin precedentes, hasta aquel momento, en el mundo literario.
Con su ensayo Usos amorosos de la posguerra española recibió en 1987 el Premio
Anagrama de Ensayo y el Libro de Oro de los libreros españoles. Esta obra
dispara sus ventas, y desde entonces las obras de Carmen Martín Gaite están
siempre entre las más vendidas en España, siendo espectacular su éxito en la
Feria del libro de Madrid, donde solía ser su obra de cada temporada la más
vendida de la feria.
Cultivó también la crítica literaria y la traducción destacando en autores como Gustave Flaubert [1821-1880], Rainer Maria Rilke [1875-1926] y Emily Brönte [1818-1848], colaboró, asimismo, en los guiones de series para Televisión Española Santa Teresa de Jesús (1982) y Celia (1989), serie infantil basada en los famosos cuentos de la escritora madrileña Elena Fortún (1886-1952).
Publica dos enormes éxitos de crítica y público, Lo raro es vivir en 1997 e Irse de casa en 1998, y en 1999 se publica y representa La hermana pequeña y recopila en Cuéntame, con la colaboración de la Emma Martinell Gifre, ensayos y cuentos escritos entre 1953 y 1997.
En 2000 se le diagnostica un
cáncer que cerca de mes y medio después acabará con su vida el 23 de julio en
una clínica de Madrid. Es enterrada en El Boalo, donde residió sus últimos años
en la casa familiar y donde están enterrados sus padres y su hija.
http://escritoras.com/escritoras/Carmen-Martin-Gaite
ADAPTACIÓN A SERIE DE TV (15 CAPÍTULOS)
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