Todo el tejido narrativo crea una atmósfera de vaguedad, de falta de certeza. El itinerario de la historia está marcado por voces, tiempos y espacios bien determinados que, no obstante y paradójicamente, construyen una estética de la imprecisión. Los personajes de Ulises Lima y Arturo Belano se dibujan y se desdibujan en otras voces, la historia está abierta y el lector no puede saberlo todo ni lo sabrá. El deseo insatisfecho, el otro inalcanzable, la quimera de conocer. Bolaño plasma así la incertidumbre que define esta época, la certeza de la no existencia de una verdad ni de un absoluto, la sospecha o la certidumbre de tomar por cierto lo falso y viceversa.
La novela narra la historia de dos búsquedas, la de Cesárea Tinajero, fundadora del realvisceralisamo y la de Lima y Belano, desaparecidos tras marchar en busca de Tinajero. Los dos poetas son los detectives salvajes de la primera parte (1975-1976), dividida a su vez en dos partes al principio y al final de la novela, el movimiento realvisceralista y la búsqueda de la poetisa olvidada, narrado por un joven poeta que a su vez desaparece de la narración. La segunda parte de la novela, que constituye el cuerpo central de ésta, es una búsqueda literaria en la que los detectives son los propios lectores que deben descubrir las incógnitas planteadas en la primera parte: ¿Quién es Cesárea Tinajero?, ¿dónde fue a parar la voz de García Madero, el poeta narrador de la primera parte?, ¿qué encontraron Belano y Lima en el desierto de Sonora para emprender una huida hacia ninguna parte, para convertirse en exiliados de sí mismos?
Poco a poco el lector comprende que estas incógnitas no las resolverá, por lo cual deja de preocuparse de ellas, pero la pluma de Bolaño, casi imperceptiblemente, va introduciendo detalles que recuerdan al lector su “deber” de seguir indagando.
Las dos desapariciones que motivan su búsqueda, no son más que el pretexto que todo buen viajero literario necesita. En el fondo no importa ni el origen ni el destino del viaje, sólo éste.
ROBERTO BOLAÑO
Roberto Bolaño Ávalos nace en Santiago de Chile en 1953 hijo del transportista León Bolaño y de la profesora Victoria Ávalos.
Pasó su infancia y adolescencia en su Chile natal, hasta que a los quince años se traslada a México con su familia. Allí continuaría sus estudios hasta abandonarlos un par de años más tarde.
Mal estudiante, era sin embargo un asiduo lector que frecuentaba la biblioteca de la capital mexicana. Fue en Ciudad de México donde, además de realizar otros oficios, empezó a gestarse su carrera literaria. También los escenarios de de sus libros más famosos, “Los detectives salvajes” y “2666” los encontramos en México D.F. y Ciudad Juárez.
En 1973 quiso apoyar el proceso de reforma socialista de Salvador Allende y viajó a Chile donde llegó pocos días antes del Golpe de Estado del 11 de septiembre; al poco tiempo fue detenido y liberado una semana después con la ayuda de dos compañero del liceo, que se encontraban entre la policía que debía custodiarlo. Esta experiencia pudo haberle inspirado su cuento “Detectives” incluido en “Llamadas telefónicas“, su primer libro de cuentos.
Ya de regreso en México, junto a sus amigos, los poetas, Mario Santiago Papasquiero y Bruno Montané funda el movimiento Infrarrealista que nace para ser vanguardia y oposición, enfrentándose con el movimiento dominante de la poesía mexicana encabezada por Octavio Paz, a cuyos discípulos consideraban clones ya que no innovaban por encima del maestro.
En 1975 se publicaron sus primeros trabajos, reunidos en la antología poética “Poetas infrarrealistas mexicanos”. Sin embargo, “hastiado de lo literario”, abandonó México y partió primero para El Salvador, donde conoció al poeta Roque Dalton, y posteriormente a Europa. Tras viajar por varios países europeos y por el continente africano, finalmente decidió establecerse en Barcelona.
No fue una época fácil; estaba solo, sin papeles, tenía dificultades económicas… Tubo múltiples oficios (fue lavaplatos, camarero, vigilante nocturno, basurero, descargador de barcos, vendimiador...) hasta que pudo mantenerse mediante su participación en certámenes literarios. Todas estas experiencias las convertiría, más adelante, en materia de su ficción.
Es en 1980 cuando se trasladara a Gerona, donde conocerá a su futura compañera, a la que cuatro años más tarde invitará a compartir su vida espartana.
Trabajó con las vanguardias poéticas en un proceso de maduración literaria que fue llevándolo, poco a poco, a la narrativa.
En el 1984 publica su primera novela “Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce”, escrita en colaboración con el catalán A.G.Porta y ganadora del Premio Ámbito Literario. En este mismo año resulta ganador del Premio Félix Urabayen por su novela “La senda de los elefantes.
. En 1992 se entera de la enfermedad que lo aqueja, y con la que cargaría por poco más de una década.[
A finales de los 90 la suerte empezó a estar de su lado: “Los detectives salvajes” (1999) obtuvo el premio Herralde y el Rómulo Gallegos, considerado el Nobel de Latinoamérica, que alguna vez consiguieron García Márquez y Vargas Llosa
Vieron la luz “Los perros románticos”, un recopilatorio de la obra poética creada entre 1977 y 1990, y la novela “La pista de hielo”.
En 1996 presentó “La literatura nazi en América “y “Estrella distante,”
En 1997 la compilación de cuentos” Llamadas telefónicas”, que le valió el premio Municipal de Santiago de Chile, el más importante en su país.
Su última obra “2666”, fue escrita mientras a Bolaño le quedaba cada vez menos tiempo de vida. Y fue publicada en 2004 de forma póstuma, ya que el escritor chileno había fallecido el 14 de Julio de 2003.
Tras su muerte la obra de Bolaño ha sido estudiada en profundidad y ha recibido el elogio unánime de la crítica.
Tras su muerte la obra de Bolaño ha sido estudiada en profundidad y ha recibido el elogio unánime de la crítica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario