Todo apunta a que esta obra es la más conocida y
apreciada de Rodal Dalh.
En ella el autor despliega de manera
magistral su mortífero ingenio y su macabro sentido del humor. A lo largo de
estos 16 relatos nos muestra su capacidad
para idear situaciones empapadas de humor negro y fina ironía.
Las introducciones de situaciones y personajes resultan en su mayoría brillantes e ingeniosas, el desarrollo placentero te sumerge en disfrutables tramas a la espera de unas conclusiones, que siempre resultan sorprendentes.
Dentro de estos relatos encontramos algunos como
“Cordero asado” que nos lleva de la placidez de un hogar “supuestamente” feliz, en el que la esposa espera impaciente
la llegada del marido:
“De
vez en cuando echaba una mirada al reloj, pero sin preocupación, simplemente
para complacerse de que cada minuto que pasaba acercaba el momento de su
llegada”
Al despertar a otra realidad muy distinta en pocos
segundos:
“Ya
sé que es un mal momento para decírtelo, pero no hay otro modo de
hacerlo. Naturalmente te daré dinero y procuraré que estés bien cuidada. Pero
no hay necesidad de armar un escándalo. No sería bueno para mi carrera.”
Todo ello aderezado con el tonillo cruel y sardónico
que condensan sus relatos, principalmente cuando aborda situaciones que
reflejan el arduo mundo de la pareja y
que él remata con desenlaces tan imprevistos como certeros.
Este libro dio
lugar a una célebre serie de televisión británica, cuyos episodios estaban
presentados por el propio Roald Dahl.
La lectura de esta obra está repleta de escenas cotidianas impregnadas de tal ironía que despierta en el lector todo tipo de
sensaciones. Y esto lo comprobaremos, sin duda, el miércoles 12 de febrero en
nuestro próximo encuentro.
Qué buen libro que hemos leído, me ha gustado. Pero el encuentro de hoy ha estado un pelín flojo, sin el moderador pues no es lo mismo. Él nos proporciona otra dimensión del libro, escucharle es como si la historia del libro se ampliara. Una pena que hoy no haya estado con nosotros.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo María, sufrimos su ausencia por los dichosos recortes
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