LA CONFUSIÓN DE LA CULPA
“No hay, te repito, un afán más vivo
en el hombre que encontrar en quien delegar la libertad de que nace dotada tan
miserable criatura.
Sin embargo, para obtener la ofrenda
de la libertad de los
hombre, hay que darle la paz de la conciencia.”
(El gran Inquisidor. Feodor Donstoivski)
hombre, hay que darle la paz de la conciencia.”
(El gran Inquisidor. Feodor Donstoivski)
“La noche del decreto” está ambientada en 1975, año de la muerte de Franco.
Unas primera impresión nos llevaría a creer que estamos ante una novela policiaca, ya que sus principales protagonistas son dos policías; un joven inspector, Santiago Laredo, y un veterano comisario, Avelino Pared. Pero al introducirnos en su lectura no tardamos en comprender que es mucho más que eso.
Como escenario de fondo, encontramos una España que está viviendo la agonía y muerte del dictador, el Generalísimo Francisco Franco. La España del cambio, la de los nuevos ricos que forman parte de la amnesia colectiva y que a la vez descubren una antigua pasión por la democracia. Es en este escenario donde Santiago Laredo investiga al hombre que será su superior en su nuevo destino.
En este funcionario franquista va descubriendo los resquicios más íntimos de un alma perdida desde su infancia. Un ser desconcertante cuya personalidad atrae tanto como destruye y cuyo pensamiento y obra se basa en la creencia absoluta e indiscutible en el orden. Un orden proveniente de la lógica ejecutora de un inquisidor, de alguien que se hizo policía para implantar ese orden.
Esta obra publicada en España en 1982, fue merecedora del prestigioso premio Renaudot en 1981.
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