"Siempre resulta compleja y arriesgada la catalogación
genérica de una obra, y esta última novela de Ishiguro lo es especialmente. El
motor de la acción, y el sustrato argumental son típica y genuinamente -al
menos de momento- “ciencia ficción”, ya que la trama gira en torno a la
clonación; su estructura y desarrollo argumental se enmarcarían en la más
rígida ortodoxia realista; su filosofía respondería al más puro naturalismo
determinista.
La resolución a este nudo gordiano se desvela bien avanzada
la obra, cuando, como ya he anticipado, uno de los personajes secundarios
comunica a los protagonistas -y por tanto a los lectores- la realidad de sus
vidas:
El problema a mi juicio es que se os ha dicho y no se os ha dicho….
Vuestras vidas están fijadas de antemano. Os haréis adultos, y luego, antes de
que os hagáis viejos, antes de que lleguéis incluso a la edad mediana,
empezaréis a donar vuestros órganos vitales. Para eso es para lo que cada uno
de vosotros fue creado…. No debéis olvidarlo.
(págs. 106-7)
Y es que los tres
protagonistas de esta obra, la narradora Kathy, el irascible Tommy y su novia
Ruth, son clones “creados” con la única función de ser donantes de órganos.
Desvelar este extremo -obviamente imprescindible para la
reseña- supondrá para el lector una cierta pérdida del suspense inherente a las
primeras cien páginas, pues la sensación de creer que encontrarnos ante las
memorias de una alumna perteneciente al internado de Hailsham en Gran Bretaña a
finales del siglo XX, a lo que todo parece apuntar, resulta un tanto extraña y,
tal como ocurre, espera el lector que un acontecimiento altere sustancialmente
lo que ha estado leyendo. Bien sea por la intriga de la narración en esta
primera parte, o en el caso de quien suscribe por las personales reminiscencias
de lo que eran los internados, es la vida de los jóvenes en Hailsham, donde
permanecían hasta los dieciséis años, lo más interesante de la novela.
Los tres personajes ya mencionados forman un triángulo
amoroso que sigue fielmente la formulación arquetípica de esta recurrente
figura narrativa: Kathy está secretamente enamorada de Tommy, el novio de su
mejor amiga Ruth, y, como siempre, lo inevitable terminará por suceder. ésta es
la estructura fundamental que sustenta la obra, pero los diferentes acontecimientos
de sus años en la arcadia de Hailsham que rememora Kathy surgen como una
concatenación de recuerdos, en el que uno conduce al otro de forma natural. Su
trabajo es el de “cuidadora” de quienes ya han donado sus órganos -Ruth ya ha
muerto y Tommy no durará mucho tiempo-, mientras ella misma espera recibir la
notificación para trasladarse al hospital donde cumplirá su cometido. Es el
momento de recordar.
Fotograma de la adaptación cinematográfica de la novela (2010) |
Indudablemente, la clonación humana bien hubiera podido
derivar el argumento hacia una novelada aproximación ética del tema, o en un
teórico desarrollo filosófico, pero ni lo uno ni lo otro -lo que en cierta
forma es de agradecer- parecen ser los intereses literarios de Ishiguro en
Nunca me abandones (el título de la novela corresponde al título de la canción
favorita de Kathy), novela en la que sigue similar camino al iniciado en Los
inconsolables y continuado en Cuando fuimos huérfanos, pues Kathy, como Banks
en esta última, no intenta sino comprender el sentido último de su vida:
Incluso he llegado a lograr que me guste la soledad…. Me gusta la sensación de
montar en mi pequeño coche, sabiendo que durante las dos horas siguientes
estaré en la carretera con ensueños de vigilia.
(pág. 256)
Aunque la
protagonista-narradora sea un clon, sus preocupaciones son las mismas del común
de los mortales: el amor, el sexo, alcanzar en último extremo la felicidad
representan las preocupaciones, miedos y ambiciones de Kathy. La resolución
final resulta, cuando menos, “atípica” o “extraña”, adjetivos que entenderán
perfectamente quienes lean la obra.
José Antonio Gurpegui 24 nov 2005
Kazuo Ishiguro nació en Nagasaki
en 1954, pero se trasladó a Inglaterra en 1960. Ha estudiado en las
universidades de Kent y de East Anglia y en la actualidad vive en Londres.
Está considerado uno de los mejores escritores contemporáneos. En 1995 fue
nombrado Oficial de la Orden del Imperio Británico, y, en 1998, Caballero de
las Artes y las Letras por el gobierno francés. En 2017 recibe el premio Nobel de Literatura.
Su obra ha sido traducida a más
de cuarenta idiomas. Es autor de siete novelas –Pálida luz en las colinas
(Premio Winifred Holtby), Un artista del mundo flotante (Premio Whitbread), Los
restos del día (Premio Booker), Los inconsolables (Premio Cheltenham), Cuando
fuimos huérfanos, Nunca me abandones (Premio Novela Europea Casino de
Santiago) y El gigante enterrado–, y un libro de relatos –Nocturnos–.
Premios
Booker (1989)
Giuseppe Tomasi di Lampedusa (2009)
Nobel (2017)
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